Este 20 de marzo, más de centenar de estudiantes y activistas feministas protestaron en la UCV, contra la brutal agresión sufrida por una estudiante. Reproducimos la intervención de Suhey Ochoa, estudiante de Estudios Políticos, y el volante de la agrupación de mujeres Pan y Rosas.
Lunes 20 de marzo de 2023
Intervención de Suhey Ochoa durante la asamblea y protesta en la UCV
Volante de la agrupación de mujeres Pan y Rosas
#NiUnaMás. ¡Si tocan a una, nos organizamos miles!
Hoy nos activamos por un hecho brutal de violencia machista que se dio en la universidad, pero forma parte de la violencia más general que padecemos en el país, donde, como sabemos, se llega al punto que tenemos prácticamente un femicidio cada 30 horas. Además de lo que le pasó a la compañera, otros hechos graves del pasado reciente han salido a la luz, abusos sexuales por parte de personas con roles de poder en el movimiento estudiantil. Junto a eso, hay situaciones cotidianas de abuso y acoso que padecemos las estudiantes, por parte de gente ubicada en relaciones de poder, como por ejemplo pasa con algunos profesores, con impunidad, a pesar de las quejas y denuncias.
¿Y por qué pasa eso? Porque se combinan el machismo estructural de la sociedad y las relaciones de poder desigual en la universidad, el sistema antidemocrático que impera, donde una casta, una minoría privilegiada, controla todas las instancias de decisión. Esa institucionalidad permite esas situaciones. Por eso, una medida básica y necesaria, como los protocolos, no puede quedar en manos de esa misma institucionalidad ni sometida a esas relaciones de poder totalmente antidemocráticas. Debemos tener protocolos que sean el producto de un proceso desde abajo, verdaderamente democrático, de amplia discusión en las bases: estudiantes, profesoras, empleadas y obreras.
Pero ese proceso no debe quedarse allí, un protocolo en sí mismo ni es garantía, ni tampoco resolvería los problemas de fondo de la violencia machista. Solo la organización y movilización podrá garantizar la defensa y conquista de nuestros derechos. Esa es la clave.
Además, hay que generar un proceso amplio de discusión en toda la comunidad universitaria sobre las causas profundas de la violencia machista: hay que discutir patriarcado, opresión de las mujeres, feminización de la pobreza, la superxplotación de la mujer trabajadora, etc., todo eso hay que discutirlo con los estudiantes varones, con los trabajadores, etc. ¿Y quién puede garantizar eso? Solo un fuerte movimiento de mujeres, organizado y movilizado desde abajo.
Por eso debemos impulsar asambleas por escuelas y la conformación de comités de mujeres, compuestos por estudiantes, profesoras y trabajadoras, con plena autonomía e independencia de cualquier autoridad universitaria o gubernamental. Que luchen por que haya materias obligatorias para discutir los problemas de la opresión de las mujeres, que trabajen de la mano con organismos especializados en violencia de género, etc.
No al fortalecimiento de las lógicas represivas. ¡Basta de ocupación policial de la universidad!
Otro aspecto clave es que la lucha contra la violencia machista no puede llevarnos a convalidar, ni menos aún fortalecer, los mecanismos e instituciones represivas. El contexto en el que hoy estamos es el de una ocupación de la universidad por parte del Gobierno, que incluye un velado allanamiento por parte de los cuerpos represivos, la policía nacional y la policía política (SEBIN) están dentro de la universidad y hacen a sus anchas. Hay denuncias de abusos y extorsión de policías contra personas de la comunidad LGBTQI+, vienen a replicar aquí las mismas prácticas reaccionarias a las que están acostumbrado. Hablamos de cuerpos represivos metidos en los más variados delitos, mafias, violación de derechos democráticos.
¡No son ninguna garantía para nosotras, al contrario, son motivo de vulnerabilidad e inseguridad! Como gritamos en nuestras movilizaciones: ¡la policía no me cuida, me cuidan mis amigas! No podemos desligar esta lucha de exigir que cese la ocupación policial de la universidad. Tenemos que exigir que salgan los cuerpos represivos del campus universitario.
Desde Pan y Rosas, como feministas socialistas, sostenemos que es cuestión de principios enfrentar la represión gubernamental contra las universidades, siempre repudiamos a esa izquierda gobiernera que apoyaba que el gobierno llenara las puertas de la universidad de policías o guardias para evitar movilizaciones. Aún sin compartir las ideas de quienes se movilizaron años atrás contra el gobierno, hemos rechazado siempre la represión gubernamental. No podemos hoy naturalizar, ver como normal, que se paseen campantes por la universidad quienes juegan un rol represivo contra la clase trabajadora, los sectores populares y la juventud.
¡Asambleas por escuela y comités de mujeres!
¡Movilizadas y organizadas!
¡Fuera la policía de la universidad!