Si bien el número de casos está aumentando nuevamente, decenas de miles se movilizaron en todo el país a Berlín para celebrar "el fin de la pandemia".
Miércoles 5 de agosto de 2020 10:13
El pasado sábado, según la policía, unas 20,000 personas siguieron el llamado de teóricos de la conspiración, opositores a la vacunación y neonazis para festejar el "Día de la Libertad".
Se manifestaron contra el uso del “tapabocas” y contra las políticas sanitarias del gobierno federal de Angela Merkel.
También celebraron el "fin de la pandemia", algo cuestionable dada la ola emergente de contagios. Incluso, según los informes, hubo manifestantes que gritaron consignas como "Somos la segunda ola".
En varios lugares de la ciudad hubo contramanifestaciones durante todo el día, de organizaciones como la "Alianza de Berlín contra la derecha" y "Abuelas contra la derecha".
En general, sin embargo, las contra-protestas en la calle fueron débiles. Ciertamente, esto también se debió a que muchos subestimaron la movilización de la derecha y los “conspiranoicos”.
Sin embargo, no debemos ocuparnos en relativizar la movilización de la derecha. El hecho es que los contramanifestantes fueron mucho más pequeños.
Esto se debe principalmente, a que grandes organizaciones como sindicatos y partidos como Die Linke (partido de izquierda alemán NDT) no organizaron contra-protestas. Esto se puede atribuir al hecho de que las principales organizaciones reformistas en sí mismas no formulan una crítica coherente de la política del gobierno federal, y mucho menos una contrapropuesta política que plantea un programa social real contra los efectos de la pandemia.
Por ejemplo, muchos se resignan a la derecha, como la única oposición al gobierno que sobre todo se pronuncian contra el uso de máscaras y restricciones de viaje o en beneficio de multimillonarios como la familia Tönnies mientras que no denuncian las condiciones indescriptibles de los refugiados en campamentos en las fronteras exteriores de la UE, así como en la propia Alemania, que expone a los trabajadores migrantes a la vida en condiciones de trabajo como esclavos.
Por eso necesario levantar un programa contra los efectos de la crisis por la pandemia, impuesto por huelgas en empresas afectadas y movilizaciones masivas contra despidos y cierres y por medidas de higiene y seguridad en los lugares de trabajo. Que no solo para defienda los derechos laborales, sino que también incluya las demandas sociales y los problemas democráticos, como el control de las medidas sanitarias por comités elegidos en fábricas y barrios.
Si falta esta perspectiva, todo lo que queda es la confianza en el gobierno y el estado, y por lo tanto la renuncia de cualquier política alternativa.
En los círculos de izquierda, incluso se escucharon llamados a la represión policial contra las marchas de la derecha en muchos lugares. Pero como el movimiento Black Lives Matter nos ha demostrado, la policía no está de nuestro lado, y no puede estarlo.
La policía, cuyo racismo está estructuralmente anclado en su función de mantener el orden de propiedad capitalista, ciertamente no puede ser un aliado en la lucha contra el surgimiento de la derecha.