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Vigotski: tras las huellas de una vida revolucionaria

Ivana Otero

Claudio Vilardo

BIOGRAFÍAS

Vigotski: tras las huellas de una vida revolucionaria

Ivana Otero

Claudio Vilardo

Ideas de Izquierda

“Mientras que la herencia crea la posibilidad de la genialidad, solo el medio social hace realidad esa posibilidad y crea al genio” (Vigotski, L. S., “La genialidad” [1])

En el año 1896 nace Lev Vigotski, una figura que trasciende los ámbitos educativos y psicológicos, pero que también ha sido objeto de tergiversaciones a lo largo de los años. A 127 años de su nacimiento, exploraremos su vida y obra desde una perspectiva marxista, destacando su enfoque colectivo, social y revolucionario hacia el desarrollo humano.

Lev Vigotski, nacido el 17 de noviembre de 1896 en Orsha, Rusia, fue una figura prominente en la psicología y la pedagogía, ámbitos en los que desarrolló su propia concepción marxista: la teoría histórico-cultural. Su impacto fue tan significativo que trascendió su corta vida –la cual estuvo marcada por la tuberculosis–. Al mismo tiempo que la manipulación de su obra, marcada por la censura del stalinismo como por la reducción del enfoque revolucionario por parte de la academia.

Criado en la ciudad de Gomel, cercana a Chernobil y en el seno de una familia judía, Vigotski experimentó el acoso antisemita zarista y de los pogromos. Según se relata en una de sus biografías, escrita por Van der Veer, “fue testigo de pogromos en 1903 y 1906 (cuando Vygotski tenía, respectivamente, siete y diez años), y se dice que su padre jugó un papel activo en la defensa judía contra estos ataques” [2]. La cuestión del pueblo judío será un tema que abordará de forma decididamente militante más adelante. Cabe señalar que una de las primeras medidas que tomó la Revolución rusa fue la derogación de la legislación antisemita.

Su crianza y la de sus siete hermanos estuvo a cargo de su madre, Cecilia Moiseyevna Vygodskaya, que era maestra. En su casa “se fomentaba activamente la lectura de libros y la asistencia a representaciones teatrales y todas las noches padres e hijos se reunían para tomar té, leer en voz alta y discutir poesía y prosa, discutir obras recientes y hablar sobre cualquier otra cosa que surgiera”. La primera parte de su educación la recibió de un tutor, “un matemático que había sido expulsado de la universidad por su participación en el movimiento democrático estudiantil”. Luego de graduarse de la escuela secundaria, comenzó sus estudios en medicina en la Universidad Imperial de Moscú que abandonará a los pocos meses para iniciar Derecho, de las pocas carreras con cupo permitido para población judía. En simultáneo, cursará una carrera de humanidades en la Facultad de Historia y Filología de la Universidad Popular “A. L. Shaniavski”; allí “asistió a las clases impartidas por el alumno de [los psicólogos] Chelpanov, Pavel Blonsky (1884-1941), quien más tarde se convertiría en una de las figuras principales en la creación de una psicología marxista”. Se graduó con una tesis sobre Hamlet de Shakespeare, mostrando ya su interés por el arte y la cultura, lo que dará lugar a su libro Psicología del arte, que nunca llegaría a publicar en vida.

Un revolucionario en teoría y práctica

Cuando tenía tan solo 9 años, en 1905, aconteció la primera Revolución rusa, producto de las condiciones miserables que dejó la guerra ruso-japonesa y la emergencia del movimiento obrero. Sumado a la puesta en pie de soviets (consejos obreros), dará tierra fértil para que la dirección bolchevique en 1917 lleve adelante la revolución. Dirá Vigotsky en la reseña del libro de John Reed Diez días que estremecieron al mundo sobre el relato que hace el periodista de los acontecimientos:

Comunica precisamente aquello que es típico de una revolución, aquello que, para sus contemporáneos y, aún más, para su progenie es lo más esquivo: el estado de ánimo de las masas, la reacción contra un pasado que torna comprensible cada acto de la revolución (...) En lo que concierne a los auténticos dirigentes de la revolución –solo estaban allí unos pocos de ellos–, Lenin y Trotsky arengaron por la insurrección, en la asamblea del 23 de octubre [según el viejo calendario] [3].

Sería imposible aproximarnos a la obra de Vigotski abstrayendo sus ideas de los cambios revolucionarios que se vivían en esos años y en los que el autor formó parte activa. Su crítica a la psicología y al método de la ciencia en general, tiene un correlato directo con las transformaciones que se desarrollaban en la Rusia de esos años, e implicaron un cambio radical en la forma de pensar los problemas teóricos. Vigotski adopta el método dialéctico, presente en El capital de Marx, para poner en discusión los propios fundamentos de la psicología. Tanto Marx como Engels –principalmente su (manuscrito inédito publicado póstumamente) Dialéctica de la naturaleza–, serán una influencia presente en toda la obra de Vigotski:

La dialéctica abarca la naturaleza, el pensamiento, la historia; es la ciencia más general, universal al extremo; la teoría del materialismo psicológico o la dialéctica de la psicología es precisamente lo que yo llamo psicología general [4].

Mediante esta concepción, Vigotski se propone superar la dualidad entre mente y cuerpo, naturaleza y cultura. Dichas segmentaciones para el estudio de la psicología se reflejan, según él, en la variedad de objetos de análisis elegidos por las distintas corrientes, como describe en El significado histórico de la crisis de la psicología: la sexualidad para el psicoanálisis, el reflejo condicionado para la reflexología, la percepción de la forma en la Gestalt y el principio de persona en el personalismo. Para Vigotski, esta diversidad de enfoques en el abordaje de una problemática común, pone de manifiesto la necesidad de una unidad de análisis general que dé cuenta del desarrollo de lo que llamó más adelante las funciones psicológicas superiores.

Este método de enfrentar la ciencia constituyó la base de su teoría histórico-cultural. En la adquisición de las funciones psicológicas superiores, el autor pone de manifiesto tres planos: el de la filogénesis, que hace referencia a la dinámica de este desarrollo natural, el de la ontogénesis, que refiere al desarrollo individual, y el plano histórico-cultural (sociogénesis) que determina la interacción permanente e inevitable con la cultura en la que está inmerso. De esta manera, Vigotski no buscará respuestas a la potencialidad de las capacidades humanas en el fondo de una mente natural, sino que propondrá su potencial desarrollo como parte de una transformación social.

La relevancia de la obra de Vigotski en Educación

Vigotski fue desarrollando este enfoque teórico en simultáneo con el ejercicio de la docencia. Fue maestro en varias escuelas e instituciones estatales. La educación sería una preocupación muy influyente en su obra, en una sociedad con más de un 70 % de analfabetismo. Será a partir de ahí que elaborará una teoría psicológica para un tipo de educación liberadora. Junto con Nadhezhna Krupskaia y Anatoli Lunacharski, propondrán poner en pie un sistema educativo realmente emancipador, ligando la educación a los problemas de la vida.

Según relata el editor en castellano de Psicología pedagógica y otros textos de Vigotski, Guillermo Blanck, en el prefacio de aquella obra: “Liev Vigotski era un hombre modesto. Su amigo de infancia y juventud, Semión Dobkin, relató que siempre que Vigotski terminaba una conferencia muchos se acercaban para felicitarlo y elogiarlo. Él solía responder: ‘No soy yo quien ha hecho la conferencia interesante, el tema es interesante’. Cuando Vigotski comenzó a trabajar en la Universidad de Moscú, dependiente del Comisariato (Ministerio) del Pueblo para la Educación Pública, en julio de 1924, llenó un formulario y en la sección PUBLICACIONES escribió: ‘Un breve manual de psicología pedagógica’. Psicología de la educación: un curso breve [5], se publicó en 1926 y fue uno de los pocos libros escritos por Vigotski que publicaría en vida; un texto para estudiantes que querían ser docentes de escuela secundaria. Allí desarrolla parte de sus ideas que profundiza posteriormente:

La educación es tan inconcebible al margen de la vida como la combustión sin oxígeno o la respiración en el vacío. Por eso, la labor educativa del pedagogo debe estar ineludiblemente vinculada a su trabajo social, creativo y relacionado con la vida. Solo aquél que asume un papel creativo en la vida puede aspirar a la creación en pedagogía (...) todo intento de construir ideales de educación en una sociedad socialmente contradictoria es una utopía, porque, como hemos visto, el único factor educativo que determina las nuevas reacciones del niño es el medio social, y mientras este encierre contradicciones insolubles, estas contradicciones provocarán grietas en la educación mejor pensada y mejor inspirada.

Para la misma época, en 1925, es parte del Congreso mundial de educación de niños sordomudos en Londres, donde presentó una ponencia discutiendo el problema pedagógico particular de la educación del niño sordomudo buscando romper con el papel fijado para la niñez dentro del entorno de la sociedad capitalista. Juan Duarte, editor de El significado histórico de la crisis de la psicología y otros textos, plantea que en dicha conferencia, además de discutir el mejor método pedagógico, “critica el ‘separatismo’ niño-adulto de la escuela tradicional, que ‘por su naturaleza es anti-social y educa la antisociabilidad’”, y reivindica la “escuela laboral revolucionaria”, en la cual “la idea central consiste en que la educación se considera parte de la vida social y como participación organizada de los niños en esta” [6].

Con el desarrollo de su teoría histórico-cultural, Vygotski introdujo conceptos revolucionarios para la psicología, en tanto permiten superar dicotomías y dualismos históricos de la disciplina (innato-adquirido, pensamiento-lenguaje, interno-externo, sujeto-ambiente, etc.) apoyándose en una mirada dialéctica, tales como la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP, unidad de desarrollo y aprendizaje), tan nombrado en institutos de formación docente como tergiversado, al restringir sus alcances; formulado, por ejemplo, en Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores y los textos reunidos –y recortados por sus editores– bajo el título de El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Esta unidad de análisis resuelve de forma superadora la dualidad entre desarrollo y aprendizaje. Enfatiza en la importancia de la colaboración y la interacción social en el aprendizaje y el desarrollo humano. El ser humano tiene la capacidad de imitar de forma activa y la posibilidad de que en una situación colaborativa con otros, ir más allá de sus posibilidades inmediatas por sus propios medios, iniciando un proceso de desarrollo propio de las funciones psicológicas superiores (pasibles de conciencia y voluntad, específicamente humanas). De esta forma la ZDP será esa distancia entre el nivel de desarrollo real (el ya alcanzado, aquello que por ejemplo miden las pruebas individuales estandarizadas) y el nivel de desarrollo potencial (el que alcance apoyándose otra persona más desarrollada). Esta noción está en consonancia con la perspectiva marxista de la colaboración entre individuos para el progreso colectivo.

Entre la cortina de hierro y el laberinto de la desinformación: censura stalinista, tergiversación capitalista y relevancia en la actualidad

Es vasta y profunda la obra de Vigotski. En total, produciría casi 200 trabajos de psicología, y más de 100 escritos de arte y literatura. Sin embargo, ha sido objeto de tergiversaciones y recortes. En los años 30, el régimen estalinista ejecutó una persecución furiosa, enjuiciando y asesinando a toda la vieja generación bolchevique, siendo el caso más relevante el asesinato a León Trotsky. Vigotski tomó como referencia muchos de los desarrollos Trotsky, como se puede leer en uno de sus primeros trabajos, Psicología pedagógica, que cierra con una extensa cita del dirigente revolucionario (como varios de sus principales libros publicados), del libro Literatura y revolución. Al mismo tiempo, en 1936 se publica el decreto “De los errores paidológicos en los comisariados de educación”[Ver “Prólogo a El significado histórico de la crisis de la psicología”], en el que prohíbe la investigación paidológica y censura toda publicación relacionada (incluidas las de Vigotski).

En mayo de 1934, debido a una hemorragia en la garganta causada por la tuberculosis crónica, Vigotski debió guardar reposo, hasta que fue hospitalizado y falleció el 11 de junio de ese año. Como plantea Van der Veer, “Es probable que su muerte por tuberculosis lo salvara en cierto modo de una muerte más horrible. (...) tuvo suerte de morir de una enfermedad natural, en compañía de sus familiares. La enfermedad lo mató; de lo contrario él podría haber sido asesinado” [7].

En los años 50 y 60, los recortes serán de la academia, llegando al absurdo de que recién en 2007 se publicó al castellano la primera versión sin recortes de Pensamiento y habla [8], corrigiendo la anterior edición que titularon Pensamiento y lenguaje, y recién el año pasado la primera edición a nivel mundial de El significado histórico de la crisis de la psicología (Ediciones IPS). Guillermo Blanck afirma que la psicología histórico-cultural de Vigotski, tan castigada en su momento, fue rebautizada como “sociohistórica” (como puede leerse en diversas publicaciones, papers y cátedras universitarias).

Creemos que retomar la obra de Vigotski puede ayudar a repensar la educación en la actualidad. La escuela pública, principalmente postpandemia, se ve profundamente cuestionada y, con eso, la idea de que el sistema educativo favorece la movilidad social. Esta particularidad de nuestro sistema público que forma parte del sentido común y es repetido aún en los más recientes debates presidenciales, se ve jaqueada por la crisis educativa y la precarización laboral. La realidad hoy nos confronta con niveles preocupantes de pobreza infantil, desempleo, agravados por una crisis notoria en salud mental. Ante esto, las superaciones metodológicas del proceso pedagógico no pueden quedar reducidas a modificaciones didácticas, como suelen proponer desde los ministerios y tampoco la mera “modernización” de un plan de estudios. Posiciones que van desde la exaltación del individuo con la voucherización, hasta una defensa genérica de la educación pública pero que esconde los problemas reales que dieron tierra fértil a que permearan los cuestionamientos de la extrema derecha, sumado a un programa de disciplinamiento de la docencia y de ajuste que responden a las exigencias de los organismos de crédito. En este contexto, rescatar el trabajo de Vigotski y su metodología adquiere un valor crucial. Pensar la educación en su plano histórico-cultural no solo es una propuesta política, sino que está en los propios fundamentos del desarrollo humano.


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NOTAS AL PIE

[1Blanck, G. (comp.), Liev S. Vigotski. La genialidad y otros textos inéditos, Buenos Aires, Editorial Almagesto, 1998.

[2Van Deer Veer, p. 17.

[3Vigotsky, Lev, (1923), “Recensión del libro de John Reed, Diez días que conmovieron al mundo”, en El desarrollo cultural del niño y otros textos inéditos, Guillermo Blanck (comp.), Buenos Aires, Almagesto, 1998.

[4Vigotski, L., El significado histórico de la crisis de la psicología, Bs. As., CEIP-IPS, 2022, p. 193.

[5Simultáneamente con Psicología pedagógica, Vigotski comenzó a redactar partes de Psicología del arte.

[7Van der Veer, p. 29.

[8“El resumen, con prólogo del mismo Bruner y comentarios de Jean Piaget, cuenta en castellano con 180 páginas, mientras que la traducción del texto original, cuenta con 520”. En Duarte, J., “Rescatando el legado de Vigotsky”, Ideas de Izquierda, marzo 2016. Consultado en https://www.laizquierdadiario.com/Rescatando-el-legado-de-Vigotsky-181410 el 26/09/22.
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Ivana Otero

Docente de Nivel Primario.

Claudio Vilardo

Docente de Educación Media