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¿Qué se puede leer? “Villazo”, claves de un libro sobre una gran gesta obrera

El 29 de noviembre de 1974 la lista Marrón derrota a la burocracia de la UOM de Villa Constitución, como parte de un proceso histórico que dio la clase obrera en la década de los 70. A 47 años te recomendamos el libro de Octavio Crivaro, “Villazo. La gran gesta obrera en Villa Constitución”.

Martes 30 de noviembre de 2021 00:00

De fácil lectura y una fluidez que combina testimonios de la época, datos y referencias nacionales, en 130 páginas el autor hace un recorrido detallado y apasionado sobre esta gran gesta obrera, buscando recuperar las lecciones estratégicas de uno de los capítulos más radicalizados y avanzados de la clase trabajadora argentina. Como se advierte desde las primeras páginas, no se va a tratar de una ilustración fría y meramente analítica de hechos que transcurren uno detrás de otro, sino que se buscará a cada momento sacar lecciones y aprendizajes para pensar la intervención a futuro como parte de una tarea militante

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En marzo de 1974, la ciudad de Villa Constitución (sur de Santa Fe), vivió una de las más importantes luchas obreras y populares que se dieron en el convulsivo “momento político” que abrió el Cordobazo en 1969. Lo que comenzó como un proceso antiburocrático en defensa de las comisiones internas y delegados combativos de Acindar y de las fábricas de la región, y por la recuperación de la seccional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), se convirtió en un cuestionamiento a la poderosa burocracia sindical, y en un sentido al propio peronismo en el poder. Los obreros de Villa Constitución, pese a ser una vanguardia, fueron parte de una generación de trabajadores que iniciaron una experiencia con un gobierno peronista cuyo objetivo desde su retorno al país era cerrar una etapa en la que las masas cuestionaron e hicieron temblar el sistema capitalista.

Aquí presentamos tres claves de este libro.

1. Un proceso que cuestiona directamente a un gobierno peronista

No es casual que el Villazo sea el “Azo” (como se denominaron las revueltas obreras y populares que se desarrollaron en el país a finales de los ‘60 y principios de los ‘70) menos conocido de todos. Como dice el autor, tiene que ver con que se trata de un pueblo “chico” en relación a grandes ciudades como Córdoba o Rosario. Y sobre todo porque fue un proceso que enfrentó directamente la política del gobierno encabezado por el propio General Juan Domingo Perón. Este proceso sería en muchos sentidos spoiler de la resistencia contra el brutal ajuste realizado un año después conocido como “Rodrigazo”.

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El peronismo tras ganar las elecciones de 1973, con Cámpora a la cabeza, propone el llamado Pacto Social por el que se establecía el congelamiento salarial por dos años, y de precios y la supresión de las negociaciones colectivas.

La asunción del gobierno peronista no implicó un descenso de la conflictividad, aunque ahora las luchas estaban alentadas por las ilusiones y las expectativas de los trabajadores en el peronismo. Con la CGT inmersa en el Pacto Social, el aumento de los conflictos se dio contra la burocracia sindical y dio lugar a un proceso de “rebeliones antiburocráticas”.

En ese sentido, el libro analiza las características particulares de la seccional de Villa Constitución que, por ejemplo, no cumplía con las prácticas habituales de la burocracia de otras seccionales que obligaban a sus trabajadores a ir a atenderse a hospitales de San Nicolás, cuando el aporte económico al sindicato era el mismo.

Al calor del descontento obrero, surge una nueva generación de dirigentes sindicales, formada entre otros por Angel Porcu, los hermanos Delmasse, Félix Delbó y, el principal dirigente, Alberto “Pichi” Piccinini, futuro Secretario General de la UOM. También empieza a cobrar fuerza los métodos de base como las asambleas que, según distintos estudios sobre la época, nuclearon a más de 6 mil obreros.

Por abajo se profundiza la organización obrera, y en Acindar, una de las metalúrgicas más grandes e importantes de la región, surge una comisión interna combativa con Piccinini a la cabeza. Desde la dirección de la UOM en Buenos Aires no se iba a permitir que este ejemplo se contagie a otras seccionales, en el marco también del ya mencionado Pacto Social. Por ello la seccional de Villa fue intervenida.

Desde el primer momento la Interna tendrá que enfrentar los ataques y las provocaciones de los interventores, que al llegar recorren la planta junto con Ranure, miembro de la AAA, advirtiendo que “entre los delegados había comunistas y que era deber de todo peronista votar a los delegados peronistas”

Se convoca a elecciones de la UOM en todo el país menos en Villa. Hubo insultos, se pararon algunas secciones y varios compañeros intentaron golpear a los provocadores. La UOM nacional responde en seguida, expulsando a la CI y a muchos delegados. Es a partir de esto que comienza, votada en asamblea general, la histórica huelga con toma de fábrica.

2. La comunidad obrera de Villa Constitución

La lucha contó con dos momentos: en la primera fase se consiguió la restitución de los expulsados y en la segunda, que culminó el 16 de marzo, se logró que se aceptara comenzar la normalización y la convocatoria a elecciones en la seccional. Los festejos del día 11 de marzo a la mañana, cuando finaliza la primera parte de la huelga, convocaron en la plaza central de Villa a 12.000 personas (prácticamente la mitad de la población) entre obreros de la fábrica y vecinos.

La repercusión y solidaridad fueron impresionantes, tanto que los interventores tuvieron que ceder y sentarse a negociar. El triunfo de la histórica lucha conocida como “el primer Villazo” fue un durísimo golpe para la burocracia sindical de conjunto, que era la que garantizaba que no se derrotara el pacto social.

La Lista Marrón, encabezada por Piccinini, ganó finalmente las elecciones de Comisión Directiva en noviembre de 1974, derrotando ampliamente a la lista de las 62 organizaciones peronistas. Contundente ratificación para la camada de dirigentes del Villazo y una importante (e inaceptable) derrota de la burocracia de la UOM; derrota que golpea de lleno en el corazón de la CGT.

No podemos pensar este proceso sin tener en cuenta que la vida y la existencia de todo el pueblo estaba ligado directa o indirectamente, en tanto comunidad obrera, a las tres principales fábricas de la UOM, Acindar, Metcon y Marathon. Esta lucha llevó a que el 16 de marzo la huelga triunfara, no solo por la dureza e implacabilidad de los métodos de lucha sino también por la enorme solidaridad de los sectores populares, derrotando el plan de Perón, Acindar y la UOM de Lorenzo Miguel. En el libro se desarrollan un montón de testimonios de vecinos que bancaron la lucha, e incluso la importancia de la comisión de mujeres que se desarrolló y le dio una fuerza vital para el triunfo. Chiche Hernandez, contaba que los jóvenes organizaban partidos de fútbol ficticios a modo de postas para hacer un control en los barrios y ayudar a los obreros en las fábricas.

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3. Sacar lecciones del pasado, para el presente

Las comisiones internas convocaron un plenario en Riberas del Paraná con la oportunidad de rodear de solidaridad a los triunfantes obreros del Villazo y coordinar las luchas a lo largo y ancho del país. Participaron todas las corrientes de izquierda y los debates estratégicos fueron centrales y marcaron el rumbo de la clase obrera villense y argentina para los años que siguieron.

El Plenario podía haber jugado un rol de reorganizador de todos los sectores combativos que venían siendo duramente golpeados, como por ejemplo el clasismo cordobés. Y que como decíamos al principio, al calor del surgimiento de luchas contra el Pacto Social se podría revitalizar. Sin embargo los límites de la dirección del plenario terminó jugando en contra de esto a la hora de por ejemplo poner en pie una coordinadora que apueste a jugar el rol que decíamos antes. Montoneros critica el pacto social pero no querían romper con el peronismo (opinaban que estaban disputando la dirección del movimiento peronista, aunque sólo 10 días después, el propio Perón los expulsará de la Plaza de Mayo), de la misma forma Piccinini y Tosco tampoco querían confrontar con Montoneros. El Partido Socialista de los Trabajadores, de orientación trotskista, aunque agitó bien la necesidad de poner en pie una coordinadora, no llegó con la fuerza suficiente para pelear esta política hasta el final.

Luego de casi un año de lucha se recuperó la UOM, pero al mismo tiempo comienzan los preparativos del gobierno y la patronal para la represión en marzo de 1975. La prensa se hace eco de un supuesto “complot subversivo” con epicentro en Villa Constitución y en la madrugada del día 20 un operativo de más de 4.000 efectivos policiales y una caravana de Falcón que llegaba a Villa desde Rosario y Buenos Aires coparon la ciudad, allanaron las casas y el sindicato y encarcelaron a casi toda la conducción de la seccional. Todo esto con la complicidad y apoyo de la patronal de Acindar, que incluso les pagó un extra a los represores.

Pese a esta brutal represión, y a que descabezó toda su dirección, surgió una segunda línea que continuó luchando, y llevando adelante una huelga por más de 59 días en las fábricas y los barrios aledaños. Si algo es incuestionable de todo el proceso es la fuerza de los trabajadores y la valentía de un pueblo que luchó incansablemente y que cuestionó directamente un gobierno que venía a aplacar este proceso a cualquier costo, el ascenso obrero que empezó a superar al peronismo y podría enfrentar a la clase capitalista de conjunto.

Hoy con una crisis profunda en curso y un gobierno peronista en el poder, que se prepara para un nuevo ajuste de la mano del FMI, en cada pelea contra la precarización laboral, por vivienda y trabajo, de la juventud y las mujeres hay que apostar a que surjan sectores que se organicen políticamente frente al estado y en forma independiente de los capitalistas para que la crisis la paguen ellos, no los trabajadores y el pueblo pobre. En ese camino, la experiencia del Villazo cobra enorme actualidad y son lecciones para preparar las luchas del presente y del futuro, para vencer.