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Armas de la critica

SUPLEMENTO

"Vinimos a acompañar la experiencia viva de la lucha del pueblo peruano"

Entrevista

"Vinimos a acompañar la experiencia viva de la lucha del pueblo peruano"

Celeste O’Higgins

Ideas de Izquierda

Entrevistamos a Eduardo y Matías, dos compañeros de la Juventud del PTS que decidieron irse a Perú durante el levantamiento del pueblo trabajador que está ocurriendo en estas semanas. Eduardo es estudiante de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y Matías es estudiante de Sociología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la Universidad de La Plata. Les consultamos sobre sus motivaciones, sobre los momentos más impactantes del proceso y nos comentaron sobre algunas conclusiones de la enorme lucha del pueblo trabajador peruano.

Al cierre de esta edición de Armas de la Crítica, el gobierno golpista de Dina Boluarte y los partidos del régimen vienen endureciendo la represión sobre el pueblo trabajador peruano, con mayores penas a los luchadores, autorización a las Fuerzas Armadas a disparar con armas de fuego a los manifestantes y atentados a los Derechos Humanos como las detenciones a dirigentes políticos y sociales.

El proceso que comenzó con los levantamientos populares cuando el Congreso de Perú quiso votar una ley de vacancia que destituyó a Castillo tras un intento de éste de cerrar el congreso, sigue abierto. A pesar de que hay cierto repliegue de las movilizaciones en Lima, continúan las manifestaciones y los bloqueos de rutas, principalmente en Puno, exigiendo la renuncia de Boluarte y justicia por los asesinados por la represión.

Les consultamos a los compañeros sobre la experiencia que están viviendo allí, acompañando el proceso que está llevando adelante el pueblo peruano.

¿Alguna vez habías vivido un proceso político de esta magnitud como lo que está pasando en Perú?

Mati: No, porque lo que se está viviendo en Perú es uno de los procesos más profundos de lucha de clases que se vio en los últimos 20 años en nuestro continente. Es un verdadero levantamiento popular, que surge centralmente desde el interior del país, desde las zonas campesinas, pero que progresivamente y con el paso de las semanas fue incorporando a los trabajadores precarizados de las ciudades, por ejemplo de Lima, y ganándose la solidaridad de sectores de la clase trabajadora formal.

Es realmente un proceso muy profundo que comienza a partir del golpe de Dina Boluarte, pero que es en respuesta a una herencia de décadas de lo que dejó Fujimori con la ofensiva neoliberal.
También es impresionante el nivel de la represión. Yo comencé a militar conociendo la historia de mi tía, como familiar de desaparecidos de la última dictadura cívico-eclesiástica militar en Argentina. Y uno ve también acá las aberraciones, las terribles violaciones a los derechos humanos que están cometiendo, que están llevando adelante las fuerzas represivas del Estado. Incluso con un intento del régimen golpista de preparar la impunidad con un reglamento del gobierno que habilita a las Fuerzas Armadas a disparar al cuerpo con armas de fuego. O con proyectos de ley como el de la derecha en el Parlamento, que está aportando a sostener este golpe, y busca hacer una amnistía a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional del Perú. Por eso está muy presente la pelea contra la impunidad, por la libertad de todos los presos políticos y por la libertad de todos los presos por luchar. Los compañeros de la Corriente Socialista de los Trabajadores (CST) también plantean la necesidad de que se abran todos los archivos de la represión estatal. Es algo que acá se está volviendo fundamental.

Edu: Yo empecé a militar con el conflicto de la toma de tierras de Guernica, en 2020. Fue una experiencia que me marcó mucho y me motivó a pensar en la militancia. Nosotros, como estudiantes de medicina, fuimos al lugar. Pero además de llevar la solidaridad, también fuimos a discutir políticamente con la gente, conocer su realidad, saber qué opinaban. Por otro lado, una compañera estudiante de enfermería estaba peleando por un terreno. Ella es migrante, venía de Jujuy, y aquí conseguir un laburo y un lugar de alquiler cuesta un montón. Comparar esta experiencia es difícil por la magnitud del proceso peruano, porque como dijo Mati, es muy profundo. Acá el nivel de represión, el nivel de degradación de todo el régimen político es tremendo. La gente te dice “sí, queremos cambiar todo, queremos cambiar porque la crisis es profunda, es una crisis económica, social, política y también es una crisis climática”. Es una de las luchas más importantes que se está viendo en el último tiempo en Latinoamérica. Son cosas totalmente distintas, pero la experiencia de Guernica me hace pensar en las condiciones sociales y estructurales de fondo que se expresan en Perú y en América Latina, las condiciones de vida terribles que vive el pueblo peruano pero que atraviesan todo el continente. Aquí en Perú son altísimos los niveles de precarización, no solo juvenil. El problema habitacional es tremendo, la mayoría de la gente, entre un 80-90%, vive al día, trabaja y con eso intenta llegar a comer. Hay lugares, como en el Sur, donde el promedio del salario llega a 800, 900 soles cuando el sueldo básico que está a nivel nacional, es de 1100 (aproximadamente 290 dólares), o sea, no llegan ni a comer. La salud y la educación también son paupérrimas. Son condiciones que impuso en toda Latinoamérica el Neoliberalismo, que en Perú se expresó en el régimen de Fujimori del ‘93 y que fue el que llevó a esta degradación de las condiciones de vida, que acá es muy profunda y muy tremenda.

¿Por qué decidiste irte para Lima a colaborar con los compañeros?

Edu: En particular yo soy de Perú. Emigré hace 10 años a Argentina a estudiar. Algo que me motivó cuando empecé a militar en el PTS fue cómo pensamos el internacionalismo, que no es sólo solidaridad, sino también cómo podemos intervenir, con las fuerzas que tenemos, en los principales procesos de la lucha de clases, cómo sacamos conclusiones de ello y podemos colaborar a que las masas también hagan su propia experiencia política con los partidos del régimen. Y cómo también nosotros pensamos las vías para construir un partido de la clase trabajadora en todo el mundo, porque nuestro objetivo es el socialismo, es acabar con la explotación y la opresión. Después, personalmente, cuando estalla el conflicto que yo ya venía siguiendo, fue una oportunidad de venir acá a conocer a los compañeros de la CST, con los que hicimos una experiencia en común que nos permitió unirnos hace unos años y que ahora forman parte de la Fracción Trotskista. Fue muy entusiasmante conocer mejor cómo estábamos interviniendo y ver cómo podíamos darles una mano.
En Argentina por ejemplo existe La Izquierda Diario (LID), que es una referencia muy importante para sectores que vienen organizándose y creemos que puede jugar un rol destacado La Izquierda Diario Perú, como parte de la red de diarios, donde se puede seguir la lucha, la política y la situación del país. La gente hace una experiencia también con los medios, hay un gran repudio a la prensa hegemónica, y nosotros podemos quedar como referencia de un sector del proceso a través del diario, por ejemplo.

Entonces vinimos acá con los compañeros a acompañar la experiencia viva de la lucha que se está dando. Y también, además de la solidaridad, la idea era comenzar un poco a escuchar la voz y la experiencia del movimiento obrero más que nada y sobre todo del movimiento estudiantil, que es donde ambos militamos en Argentina. Acá en la Universidad de San Marcos vimos cómo ingresó la policía rompiendo la autonomía universitaria, porque la policía no puede entrar a las universidades. Y otro ejemplo que es emocionante es el de la Universidad Nacional de Ingeniería, que les brindaron espacio para que vengan las distintas poblaciones del sur a estar ahí durante las manifestaciones. Entonces conocer toda esa realidad, cómo se da, cómo la gente va sacando conclusiones, fue un gran motivador para venir, además de acompañar políticamente a los compañeros que ya estaban acá en la CST y quienes vienen haciendo LID Perú.

Mati: Decidimos venir por lo heroico de esta lucha principalmente. Ser parte de esta experiencia es completamente entusiasmante. Pero lo hacemos también como militantes de la Fracción Trotskista de la Cuarta Internacional. Nos parece que el internacionalismo no es un saludo a la bandera, sino que es algo práctico, profundamente ligado a la necesidad de que la clase trabajadora se vuelva un sujeto político independiente de todas las variantes políticas de la burguesía, que no duda en masacrar a los que se movilizan por sus derechos, por un trabajo digno, por comida, por el derecho a la tierra, por la salud, por la educación, por los recursos naturales.

Los empresarios a nivel internacional están organizados. Y se demostró de forma tremenda en la pandemia, que su plan es descargar las crisis sobre las espaldas de los trabajadores, de las mayorías populares. Por eso es muy entusiasmante conocer a los compañeros que están poniendo en pie una corriente socialista de las y los trabajadores en Perú, conocer la historia del país, las experiencias previas de la lucha de clases, lo que está pasando hoy. Y acompañarlos, ya que están interviniendo muy valientemente en todo este proceso para poner en pie una corriente que se proponga construir un partido revolucionario de la clase trabajadora, que aglutine a todos los sectores empobrecidos y que pueda inclinar la balanza.

Porque sabemos que esta lucha no termina. Puede haber retrocesos momentáneos como el que se vive estas últimas semanas, pero la crisis política que tiene el régimen es muy profunda. Hay una casta que está completamente ajena a la realidad de las mayorías. Hace poco, el Congreso se aumentó la dieta, una obscenidad, y la bronca que hay es muy profunda.

Y centralmente, en Perú es donde probablemente más se ha extendido a nivel de masas la consigna de Asamblea Constituyente. Aunque confusamente, porque la forma de conquistarla, quiénes deben convocarla y qué temas se tienen que discutir son parte del debate, expresa el sentimiento de millones de no querer seguir viviendo como hasta ahora.

¿Qué es lo que más te impactó hasta ahora del proceso de lucha del pueblo trabajador peruano?

Edu: Es una situación muy interesante porque acá mucha gente confió en Pedro Castillo, porque era un maestro rural. Lo veían como alguien que no era de la casta, que levantaba la idea de la Asamblea Constituyente, pero que después en el gobierno no hizo nada. Al contrario, reprimió a trabajadores agrícolas e industriales, no tocó nada de la base estructural neoliberal de la sociedad peruana. Entonces de eso el pueblo trabajador de Perú sacó conclusiones. Ahí se ve algo muy importante que es el cambio de conciencia por las conclusiones que la gente misma va sacando. Y por eso la gran mayoría ahora no quiere que vuelva Castillo; lo que reclaman, por ejemplo, es que se vayan todos: que se vaya el Congreso, que se vaya Boluarte, que se vaya el Poder Judicial. Ahí es donde se demuestra un poco como la conciencia de la gente va avanzando después de haber pasado por distintos momentos. Porque Pedro Castillo no es el primero. Antes estuvo Alejandro Toledo, que fue el primer presidente después de Fujimori, Ollanta Humala… Fueron presidentes que la gente los veía como parte de ellos, pero que los traicionaron antes incluso de llegar a la presidencia. Y la gente toma conciencia, saca conclusiones más concretas de esos procesos y ahora lo que piden es un cambio directamente del régimen de la Constitución del ‘93. Es un cambio muy profundo eso, porque ven plasmado todas las deficiencias estructurales, sociales, económicas y políticas que se expresan. Muestra la desconfianza contra el régimen que hay. Pero también es importante señalar que aún ese descontento y esa fuerza está desorganizada y no cuenta con un programa claro para llevar esos cambios estructurales adelante, lo cual hoy es la principal debilidad del proceso para que pueda existir una salida de los trabajadores y las masas populares a la crisis.

Lo que muchos levantan ahora es una Asamblea Constituyente, que nosotros debatimos que sea verdaderamente libre y soberana, que no pueda ser vetada ni por el Ejecutivo, ni por el poder judicial, ni por el legislativo. O sea, que sea totalmente soberana y que después pueda directamente discutir todas las leyes, todos los contratos que existen acá con las multinacionales, todos los tratados internacionales. Algo que por ejemplo en Chile no pasó con la Constituyente: dejaron todos los tratados internacionales sin tocarse. Creo que precisamente tenemos que aprovechar las lecciones que nos dejó el proceso chileno del 2019, donde finalmente partidos como el Frente Amplio, que decía luchar contra el presidente neoliberal Piñera, terminaron aliándose para hacer una Constituyente totalmente amañada, subordinada al Poder Legislativo que es ampliamente pinochetista, lo cual llevó a algunas reformas cosméticas pero no a cambiar la herencia neoliberal de ese país.

Ahora las poblaciones están tomando conciencia del rol de las multinacionales. El otro día un dirigente campesino de Puno, por ejemplo, no solo habló de la crisis social, económica y política. También habló de cómo esas multinacionales vienen, te extraen los recursos, y no solo no se les cobran impuestos, pagándoles muy poco a los trabajadores, sino que dejan destrucción ambiental. Ellos acá lo ven, lo viven. Acá los campesinos, pese a no poder acceder a una biblioteca o leer, viven el cambio climático, con las sequías o las inundaciones. Les dejan la tierra totalmente destruida. Y lo emocionante es que levantan su voz contra eso. Creo que es muy importante cómo se toma conciencia en la experiencia, para pensar una salida de fondo.

Mati: Yo destaco la disposición a la lucha que están mostrando los campesinos, los pueblos originarios, los trabajadores. Hemos estado con dirigentes de las regiones de Puno y de Cusco, que son las que más vienen luchando. Es donde hay mayor cantidad de muertos, han salido a la luz vídeos y testimonios muy brutales de las masacres, como la masacre de Ayacucho y de Juliaca: emboscadas que hizo el ejército de Perú, la PNP (Policía Nacional de Perú), con represión a mansalva, en la calle, con persecuciones con balas de plomo, disparando desde helicópteros, con tanques de calibre 50. Esa es la magnitud de la represión y aún así los campesinos de Perú saben que no van a parar su lucha hasta que caiga este gobierno golpista. Están yendo en contra de este régimen que se funda en un profundo racismo y en empujar a la miseria a miles de campesinos, de sectores de los pueblos originarios. Y esa disposición a la lucha continúa con la propia solidaridad. En las comunidades campesinas juntan los recursos para poder enviar delegaciones a Lima para sostener, a través de esa solidaridad de la comunidad, las condiciones materiales que implican una movilización de más de dos meses, tanto en la capital como manteniendo cortadas las rutas del interior.
Creo que también hay que destacar la disposición a la lucha de los trabajadores mineros, por ejemplo, que han hecho huelgas salvajes al comienzo, a pesar de que después las direcciones cerraron el conflicto para que no se mezcle con el levantamiento campesino. En la última jornada la Central General de Trabajadores de Perú (CGTP) tuvo que convocar un paro después de 20 años sin convocar a nada. Lo hizo por la bronca que hay en las bases. Pero hizo un paro formal, sin preparación asamblearia, sin involucrar a los trabajadores en una deliberación para preparar esa huelga, para transformarla en verdaderamente indefinida, que es lo que ellos dijeron que harían en el papel. Pero en la práctica, hicieron un paro consultando con el Ministerio de Trabajo del gobierno golpista. Eso hizo la burocracia de la CGTP.

Entonces, a pesar de esas conducciones brutalmente traidoras que le dan la espalda al movimiento de masas, los trabajadores han mostrado una gran voluntad de lucha, porque cuando fue el día del paro salieron miles y miles de trabajadores, centralmente de la construcción civil, pero también de distintas ramas de la economía. Ahí está latente el potencial de la fuerza obrera, y de las posiciones estratégicas que tiene. Son las que aún no entraron decididamente en este proceso, justamente por el rol de las burocracias. Este factor habría inclinado la balanza para que caiga Dina Boluarte, profundizar el levantamiento, y abrir una situación revolucionaria.

Y es importante destacar también la solidaridad de los estudiantes, que estando en un momento donde casi no hay actividad en las universidades, aún así se han organizado, han abierto las facultades. Por ejemplo, los estudiantes abrieron las puertas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para alojar a las delegaciones que venían de horas, incluso días, viajando para llegar a Lima desde el interior. Las imágenes del desalojo que hizo el gobierno golpista se vieron a nivel internacional. La respuesta del gobierno es así porque le tienen miedo a esos lazos de solidaridad que se pueden empezar a construir, y que de hecho se están construyendo entre trabajadores, estudiantes y campesinos, y que es lo que plantean los compañeros de la CST en cada instancia de lucha.

¿Qué vienen haciendo los compañeros de la CST, cómo es la militancia cotidiana? ¿Cómo es la discusión política con la gente?

Edu: Estas conclusiones que la gente va sacando y que hablamos un poco en el punto anterior permiten que se abran a nuevas ideas. Por ejemplo, nosotros cuando llegamos, casi no conocíamos el movimiento universitario, pero era muy factible sacar la charla y que ellos te abrieran las puertas a debatir. Nos invitaron a hacer conversatorios con compañeros de acá, nos invitaban a sus reuniones para debatir, porque la crisis es profunda y muchos no encuentran una salida. Porque tanto los partidos de derecha como de izquierda más parlamentaria y reformista no quieren dar una salida más profunda a la herencia neoliberal. Y eso permite que haya mucho más interés en pensar en una salida revolucionaria de la clase obrera a esta crisis, que pueda resolver todas las demandas que existen y no que sea una vez más reformas cosméticas pero que empeoren las condiciones de vida del pueblo peruano. Eso es lo que planteamos y debatimos, porque hay un espacio enorme para plantear estas ideas. Por ejemplo, nosotros discutimos mucho cuál sería una forma de ganar y cuales son los límites del proceso. Si queremos una Asamblea Constituyente, ¿Quien la va a lanzar? Porque el régimen político apoya a Boluarte, entonces es importante conformar un gobierno provisional de todas las organizaciones en lucha, tanto obreras como campesinas y que sean ellos, quienes están en la calle, quienes están luchando contra este régimen, los que se pongan a la cabeza de lanzar la Asamblea Constituyente que nos permita debatir cómo cambiar las condiciones de vida estructurales del pueblo peruano.

Mati: Los compañeros de la CST vienen interviniendo en cada movilización, planteando la necesidad de que haya espacios democráticos de debate y de coordinación, para unir fuerzas.

En San Juan de Lurigancho, que es el distrito más poblado de Lima (1,2 millones de personas), hay una asamblea regional. Los compañeros vienen dando una lucha política muy dura contra la dirección burocrática de la asamblea, que están intentando, por todos los medios, mantener aislados a los campesinos y que los trabajadores no salgan a luchar conjuntamente. Quieren evitar los espacios de debate democráticos y la coordinación, que se amplíe el debate e involucrar a más trabajadores de este distrito que es inmenso. Hay sectores que empezaron a apoyar el planteo de los compañeros de la CST, ya que ven que el resultado de la política de la dirección actual es el debilitamiento y el desgaste de las fuerzas de la asamblea.
Además, los compañeros están yendo a buscar a los laburantes, para generar espacios comunes con estudiantes, con campesinos del interior. A través de ese planteo, lograron que se discutiera en asambleas de comercio, y que saliera un comunicado en apoyo a las movilizaciones y contra la represión por parte del sindicato de los trabajadores de comercio.

Últimamente, ante el aumento de las detenciones y el fortalecimiento de la represión, vienen planteando la necesidad de poner en pie comités de solidaridad y de apoyo para enfrentar la avanzada represiva y las leyes reaccionarias, cómo parte de una política para defender a los sectores de la vanguardia que están siendo criminalizados, y para reagrupar fuerzas hacia adelante.

¿Cómo cambió tu experiencia militante con este proceso?

Edu: A mí este proceso me cambió un montón. Hoy creo más que nunca que es importante militar en un partido revolucionario, porque para cambiar el sistema capitalista por uno más justo, es una tarea en Argentina, en Perú y en cualquier país. Porque en todos la burguesía prioriza la ganancia de unos pocos y a las mayorías se les da podredumbre en viviendas, mala educación y pésimos servicios públicos como salud. Por eso hoy más que nunca es necesario pensar en una salida más allá del Capitalismo que arrasa con la vida social de la gente e incluso con la naturaleza.

Algo que me queda, personalmente, es que viniendo, conocí compañeros de Perú, Brasil y Chile. Y por ese lado ver la construcción internacional de cómo hacemos corrientes revolucionarias te motiva mucho. Todavía es un aporte humilde. Pero en Chile y Brasil por ejemplo, los procesos como la rebelión de 2019 y los debates políticos en Brasil tras el golpe institucional nos permitió conquistar fuerzas, consolidar compañeros con mayor experiencia en la lucha de clases, tener importantes referentes, ampliar nuestra influencia con la red de diarios La Izquierda Diario. Creemos que es un avance muy cualitativo y que nos llena de orgullo, pero que todavía no alcanza para poder incidir en conflictos como el que estamos viviendo en Perú, para que este proceso no termine ahogado bajo las armas de la represión o los intentos de los partidos del régimen y las burocracias sindicales de desviarlo o desgastarlo.

Me gustaría agregar una frase que me queda muy presente, que es de Mariátegui: "el pesimismo de la realidad y el optimismo de la acción". Me gustó porque es cierto que la realidad te muestra que es difícil de cambiar, porque muchas veces la gente piensa que solo existe esta realidad. Pero si uno mantiene los ideales y pelea para cambiar esa idea, después se vuelve necesario un cambio. Acá de hecho los campesinos están pidiendo un cambio profundo de todo este sistema y se movilizan para eso. Creo que más que nunca eso demuestra que si uno mantiene sus ideales de militar por las ideas socialistas, creo que más que nunca eso puede llevar a las futuras generaciones a profundizar las experiencias que están viviendo. Mariátegui dice que "las futuras generaciones serán fuertes". Con toda esa idea de que avanza la derecha y la juventud no quiere cambios, creo que Perú muestra que se puede ver a los campesinos o los jóvenes que salen a luchar contra el régimen neoliberal. Estas nuevas generaciones muestran, y yo me siento parte de ellas, que queremos un cambio, algo distinto. Y luchamos por ese cambio que deje atrás la desigualdad de este sistema.

Mati: Yo destaco todo lo que estamos aprendiendo colectivamente de una lucha tan profunda como la que está dando el pueblo peruano. Ver la voluntad de millones de cambiar profundamente todo, a pesar de las trabas de las burocracias, de los intentos de desvío que siembra el régimen con sus partidos, con promesas de asambleas constituyentes que nacerían amañadas, atadas a la constitución del 93, o con maniobras como elecciones anticipadas, cuando la movilización está poniendo en cuestión al conjunto del régimen y las miserias del capitalismo.

Y por otro lado la experiencia internacionalista, porque además de haber venido nosotros a Perú, han venido compañeros de Bolivia, Brasil y Chile. Estuvimos con los compañeros Alejandro Vilca, diputado nacional y Alejandrina Barry, legisladora de CABA, porque las bancas que conquistó el PTS en el Frente de Izquierda están puestas al servicio de la lucha de los trabajadores y de las mayorías populares; y no solamente en Argentina, sino a nivel internacional.

Es de conjunto una experiencia muy entusiasmante, que deja conclusiones muy importantes acerca de la necesidad de pelear para que las nuevas generaciones abracen las ideas del socialismo revolucionario, y de construir partidos revolucionarios de la clase trabajadora, que puedan cambiar el sentido de los acontecimientos cuando estos son decisivos.


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Celeste O’Higgins

Integrante del Comité editorial de Armas de la crítica. Es Socióloga egresada de la Universidad de Buenos Aires y estudia profesorado de Geografía en el Joaquín V. González.