El día en el que se conoció la denuncia por violencia machista contra Alberto Fernández, Juan Grabois dijo que lo volvería a votar. Vuelto de su retiro, afinó su discurso peronista, pero no trajo ideas nuevas. El capitalismo es malo, pero no hay combatirlo para no hacerse de enemigos, los derechos laborales son una utopía y Guzmán comparado a Massa era el general Perón. Así de baja está la vara. En medio de la crisis del peronismo, Grabois intenta mantenerse a flote: habló de purgar el movimiento y planteó diferencias con Axel Kicillof.
Lunes 19 de agosto 22:22
Juan Grabois se propuso estar treinta días fuera de los medios y las redes para "replanificar". Al volver dio una entrevista en Cenital, donde se nota que en este mes no encontró ideas o conclusiones nuevas, pero sí afiló en el discurso su versión sobre la doctrina peronista.
Algunas de sus frases fueron: "Yo no soy capitalista, soy humanista... pero hay que coexistir armónicamente con este sistema". "Los buenos somos los que luchamos por la justicia social", pero "no podemos pensar en término de amigos y enemigos... con los malos tengo que tratar de llegar a un acuerdo, en una negociación permanente". Y "resolver la cuestión de la informalidad laboral es una utopía estúpida".
Diez días antes de que Grabois cumpliera su voto de silencio, se conoció la denuncia por violencia machista contra Alberto Fernández. Sin darse un día para pensar en lo que iba a decir, Grabois twitteó sobre el tema y aclaró que, a pesar de todo, si tuviera una máquina del tiempo, lo volvería a votar, y también a Sergio Massa (hoy empleado en un fondo buitre) y a Daniel Scioli (hoy ministro chupamedias de Milei).
Esta obstinación de Grabois parece a contra mano de lo que muchos sectores del electorado y militantes de base peronistas se empezaron a cuestionar. Myriam Bregman abordó esta contradicción, durante una entrevista este lunes: "¿No te parece que es el momento de dejar de votar a esta gente?". Y recordó que Juan Grabois compitió con Sergio Massa en las internas de Unión por la Patria "con el único objetivo de retener votos y que no se vayan por izquierda". También hay que recordar que los diputados de Patria Grande votaron la Ley de Economía del conocimiento para Marcos Galperín, el Presupuesto de ajuste de Sergio Massa y hasta el diputado Itaí Hagman cedió su lugar para que saliera el dictamen de Martín Guzmán por la renegociación de la deuda externa con el FMI.
Grabois y Hagman en el último tiempo le arrimaron el bochín al exministro de Economía que validó la estafa de deuda contraída por Mauricio Macri. "Mi autocrítica consiste en haber sido parte, inconcientemente, del desgaste de Martín Guzmán. Un tipo que, comparado con Sergio Massa, es José Bel Gelbard o el general Perón", dijo Grabois en Cenital. ¿No será mucho?
Hacia el final de su entrevista, Juan Grabois metió freno de mano y dijo que "en nuestro campo hay que hacer una purga, tiene que haber mínimos criterios de moralidad, códigos de ética". También planteó que Axel Kicillof es "el mejor militante de nuestro campo para ser presidente y lo voy a apoyar", a la vez que admitió "yo no sé cuál es el programa de Axel" y dijo que "él no incorpora las cosas que nosotros le planteamos". A su vez, amagó con presentar una fórmula independiente de Unión por la Patria para presentarse como cabeza de lista en elecciones legislativas el próximo año.
Esa utopía estúpida
Grabois volvió más doctrinario, quizás para estar a la altura de los debates que vienen planteando Cristina Fernández Kirchner e incluso el villarruelista Guillermo Moreno.
"Cristina plantea que el capitalismo es el mejor sistema productivo que existe. Y yo creo que el capitalismo es una lógica de funcionamiento de la sociedad (...) que es excluyente y destructiva por su naturaleza", dijo en Cenital. Ya en una entrevista anterior, Grabois había afirmado que Perón era socialista, en base a la película filmada por Pino Solanas en el año 1971, titulada "Actualización política y doctrinaria para la toma del poder", un diálogo que abre Perón hacia los Montoneros y sectores armados del peronismo de izquierda. Pero cuando Perón vuelve a la Argentina en el ’73 y echa a los "imberbes" de la Plaza de Mayo, para apoyarse en la burocracia sindical peronista, ese cuento había terminado. CFK y Guillermo Moreno, están en lo cierto cuando dicen que "combatir al capital" es una forma de decir, pero que el general siempre abogó por el sistema capitalista.
Ahora, Juan Grabois, aunque señale los males sistémicos del capitalismo, hay que considerarle que sí se mantiene dentro de la doctrina de Perón. Así lo explica en esta entrevista: "En esta etapa histórica (el capitalismo) es parte de una realidad con la que hay que convivir y coexistir armónicamente". ¿Cómo es posible convivir armónicamente con un sistema de explotación, opresión y aniquilamiento del medioambiente? No hay una explicación clara, Grabois solo quiere surfear la crisis del peronismo, sin plantear combates concretos para revertir la decadencia nacional.
"Los buenos somos los que luchamos consecuentemente por la justicia social. Los malos son los que luchan para que se pueda acumular el capital de manera irrestricta" -diferencia Grabois, para luego afirmar que "aún siendo ellos los malos, nosotros no podemos pensar en término de amigos y enemigos, porque eso termina en una guerra civil. Yo con los malos tengo que tratar de llegar a un acuerdo, producto de una negociación permanente". Al parecer, para Grabois "combatir al capital", también es una forma de decir.
Pero si contrastamos su discurso sobre la justicia social con su apoyo político al gobierno de Alberto Fernández que, de la mano del FMI, tanto con el ministro Martín Guzmán como con Sergio Massa, continuó aumentando la pobreza y la brecha de ingresos entre los trabajadores y los sectores más concentrados de la economía, se ve que en los hechos la vara está muy baja. Estas son las consecuencias de la lógica del mal menor y su espiral de decadencia.
Juan Grabois, aboga por "la aplicación del principio de subsidiaridad del Estado, que es que cuando no resuelve el mercado, el garante último tiene que ser el Estado". Por eso postula, junto a los liberales de izquierda, que la única salida posible está en un salario básico universal, que garantice la canasta alimentaria. Ya ni siquiera es el 50-50 que planteaba Perón para repartir a la mitad la riqueza nacional, entre ese 1% de la población que son los capitalistas y la mayoría abrumadora del pueblo trabajador.
Su proyecto es arañar algo para los sectores de la economía popular, sin entrar en grandes ni pequeños combates. O conseguir lotes para construir vivienda popular, aunque ni siquiera su candidato a presidente Axel Kicillof haya cumplido con esa demanda. Difícil que lo haga, cuando el gobernador de la provincia de Buenos Aires garantizó el desalojo violento a las familias sin techo de Guernica en 2020, de la mano del villarruelista Sergio Berni.
Quizás lo más brutal de la entrevista que dio Grabois fue cuando negó de cuajo la posibilidad de que los trabajadores y trabajadoras puedan luchar por derechos laborales:
"Vos podrías tener una Argentina con buen nivel de crecimiento, con mayor generación de empleo. Lo que vos no podés pensar es que tenés un botón para que en 4 o 6 años se resuelva la cuestión de la informalidad laboral. Eso no va a pasar, no hay forma de que pase, es una utopía estúpida y triste".
Es que para Juan Grabois no hay posibilidad de enfrentarse seriamente a los grandes empresarios, ni siquiera al Gobierno de Javier Milei, porque su estrategia es "la negociación permanente".
Pero sí hay una salida verdaderamente anticapitalista, para el pueblo trabajador y los sectores populares. Es desplegando la fuerza de lucha para enfrentar a los grandes capitalistas y al Fondo Monetario Internacional. Por ejemplo, imponiendo a las 12 mil grandes empresas de este país, una jornada laboral de 6 horas, 5 días a la semana, con un salario al menos igual a la canasta básica familiar y sin rebaja salarial, se podrían repartir las horas de trabajo y generar 1 millón de puestos de trabajo genuino, con derechos laborales.
La juventud y el pueblo trabajador se merecen pelear un futuro, totalmente opuesto a la distopía que conjura la ultra-derecha en el poder. Por eso, quienes genuinamente ven que es necesario combatir este sistema social, basado en la propiedad privada, la desigualdad social y la destrucción del mediamente, necesitan animarse a pensar en la posibilidad de construir una fuerza política y social independiente, que se plantee este combate consecuentemente.
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