Los días 17,18, 19 y 20 de junio se reunió en Buenos Aires el XIX Congreso del PTS. Más de 300 delegados, delegadas y miembros de la dirección nacional del partido, en representación de miles de militantes de todo el país, analizaron los principales desafíos de la izquierda revolucionaria. En este dossier de Ideas de Izquierda presentamos una serie de notas a nuestros lectores reflejando los principales debates.
El tercer día del XIX Congreso del PTS estuvo dedicado a abordar los puntos fuertes y débiles de la construcción del PTS y las propuestas de orientación para el próximo período, con informes de quienes suscribimos esta nota. La base de la discusión fue un documento presentado en el pre-congreso y casi 50 textos de militantes publicados en boletines internos que daban cuenta de las experiencias que se vienen desarrollando. El documento partía de señalar el salto en la influencia política del PTS y el FITU en la escena política nacional, consecuencia del protagonismo que tuvimos, como parte de la izquierda clasista, en las duras luchas que se desarrollaron desde que asumió el gobierno del Frente de Todos, tanto en el AMBA (tomas de tierras, tercerizados del ferrocarril, eléctricos y ahora el Neumático) como en el interior (los “elefantes” de la salud de Neuquén, vitivinícolas de Mendoza, cosecheros de Tucumán y Jujuy, tomas de tierras y call centers en Rosario, repartidores y la lucha de Bagley en Córdoba y en todo el país) y que se expresó en las elecciones del 2021, el protagonismo de Nicolás del Caño, Myriam Bregman y Alejandro Vilca en el impulso a las movilizaciones contra el pacto con el FMI y demás luchas, junto al peso adquirido por el movimiento piquetero opositor al gobierno, sus acciones y campañas. Señalamos el desafío de transformar ese salto en un crecimiento acorde de la militancia político-partidaria para conquistar “fuerza material” (es decir, influencia organizada en sectores del movimiento obrero y la juventud), partiendo de que nuestro partido cuenta con una estructura de dirigentes, cuadros y militantes muy superior al resto de las fuerzas de la izquierda argentina. Prestamos especial atención a los lugares de trabajo y estudio, barriadas y municipios de la periferia de las grandes ciudades, en particular el segundo cordón del Gran Buenos Aires, donde la crisis del peronismo es más profunda y donde el FITU, con Nicolás del Caño encabezando la lista, obtuvo sus mayores crecimientos en las últimas elecciones. También destacamos nuestro crecimiento y apuesta en Jujuy, donde la campaña encabezada por el PTS logró que Alejandro Vilca fuera electo como el primer diputado nacional de izquierda, coya y obrero de la provincia, con un histórico 25 % de los votos, y donde se desarrolla un despertar obrero entre trabajadores rurales y otros sectores.
El desafío señalado la abordamos analizando los factores que derivan de la situación política (tanto los puntos de apoyo en los procesos de la lucha de clases y fenómenos políticos, como las dificultades derivadas de relativamente baja lucha de clases, la pandemia y el repliegue en la vida privada y refuerzo del individualismo que dejó, etc.) y los que hacen al desarrollo de la conciencia política de las y los trabajadores y jóvenes que se referencian en el FITU. Nos propusimos encarar esta última cuestión desarrollando una práctica política que articule la intervención en la lucha de clases (con programas de acción contra las patronales, el gobierno y el régimen, impulso de la autoorganización y coordinación democrática entre los sectores ocupados y desocupados en lucha, movimiento ambientalista, de mujeres, etc.), la defensa de nuestro programa para que la crisis la paguen los capitalistas (ver Manifiesto), y la explicación más profunda de nuestros fines socialistas, en lucha política con la derecha y extrema derecha liberales, y con las ilusiones reformistas del capitalismo que promueve el kirchnerismo. Retomamos el concepto de “tribunos del pueblo” que planteara Lenin (¿Qué Hacer?) en contraposición al “secretario sindical” que no se propone que la lucha y la conciencia de los trabajadores avance más allá de las demandas económicas. El “tribuno del pueblo” busca tomar todas las demandas que llevan a la unidad de la propia clase trabajadora y a su alianza con los sectores oprimidos, para elevarlas a la lucha política contra el gobierno, el régimen y el Estado, mostrando siempre sus “convicciones socialistas” y “la importancia histórica universal de la lucha emancipadora del proletariado”.
El debate sobre el contenido del “socialismo revolucionario desde abajo” por el que luchamos, fue objeto de intercambios previos y en el mismo Congreso, profundizando algunas cuestiones planteadas en esta nota, así como otros fundamentos ideológicos discutidos en las jornadas previas del Congreso, siempre buscando ejemplos en la propia realidad que permitan mostrar al socialismo no solo como objetivo o fin, sino como parte del “movimiento real” (Marx y Engels). El Congreso planteó la necesidad de profundizar estas cuestiones desde nuestros referentes públicos, dirigentes y militancia en general, junto a las y los compañeros dedicados al trabajo intelectual en las distintas instancias que tiene nuestro partido (suplemento semanal Ideas de Izquierda, Ideas-Universidad, elaboraciones de comisiones específicas publicadas en LID, así como la publicación de elaboraciones propias de nuestrxs dirigentes). Los debates generados en las presentaciones del libro La hegemonía imposible de Fernando Rosso (que ya va por su segunda edición) además de profundizar el análisis del devenir político nacional en las últimas décadas, abrieron también reflexiones sobre los fundamentos de un proyecto hegemónico socialista, desde la clase obrera. Varios libros de Ediciones IPS proveen teorizaciones sobre estos temas.
Parte de esta nueva práctica consiste en poner en pie asambleas abiertas del PTS en las principales barriadas y ciudades de todo el país, donde compartan entre trabajadores, trabajadoras y estudiantes, sus experiencias de lucha y de debate político e ideológico. Los primeros ensayos de este tipo de organización los realizamos en los días previos al 1° de mayo y en las semanas siguientes, con resultados muy alentadores. Tanto los textos publicados previamente como las intervenciones en el propio Congreso, dieron cuenta de la potencialidad de estas formas de organización. Resolvimos profundizarlas no solo como ámbitos de debate político-ideológico e intercambio de experiencias, sino también como instancias de organización militante, que adopten resoluciones concretas de actividad y busquen la expansión de la influencia política y organizativa de la izquierda clasista. Los equipos de militantes del PTS deben hacer el esfuerzo de llevar sus iniciativas (desde la acción en las luchas hasta las actividades culturales y sociales que se organizan en las casas socialistas) a las asambleas para adoptar resoluciones en común con las y los simpatizantes allí organizados, para llegar a nuevos sectores. Y las propias asambleas no debemos considerarlas como “eventos” a los que se invita a las y los simpatizantes, sino construirlas con relaciones cotidianas, lo más permanentes posible.
En el debate surgió la importancia de ser consecuentes en la intervención en los procesos de lucha que se dan en cada ciudad, gremio o empresa, buscando iniciativas de coordinación (cuando hay varias luchas simultáneas) y organizando la participación activa desde las asambleas.
Pero el mayor peligro conservador que quedó señalado fue respecto a adaptarse a la pasividad que predomina en amplios sectores de la clase trabajadora, en particular el conservadurismo de los sectores sindicalizados que menos pierden respecto a la inflación o sectores que tuvieron expectativas en este gobierno y ahora están desilusionados, como los kirchneristas que buscan desmoralizar a la izquierda y utilizan para esto el “avance de la derecha” (Milei). Al respecto, destacamos la potencialidad de las franjas más conscientes que son parte de los procesos de lucha y apoyan al FITU y a nuestros referentes, tanto en los lugares de trabajo y estudio, en los territorios y en las redes sociales. Con muchas de estas personas aún tenemos pendiente buscar dialogar, dada su enorme amplitud. Por poner solo un ejemplo, en Chubut, cuna de las últimas movilizaciones ambientalistas más masivas del país donde se unieron jóvenes y sectores de la clase trabajadora, el PTS viene creciendo rápidamente en su construcción con decenas de compañeros y compañeras, pero hay 8000 jóvenes que interactúan en redes sociales con Nico, Myriam y los referentes locales, con los que es posible buscar un diálogo. Así, son decenas de miles en todo el país, solo en las redes sociales. Hubo informes que daban cuenta de jóvenes que se tornaron militantes a partir de estos diálogos. En este sentido, mostramos que hay condiciones para evitar que haya militantes sin sectores sobre los cuales desarrollar su actividad política. La autonomía que tiene cada equipo y zona de nuestro partido para definir la forma en que lleva adelante la política del PTS (en función de la acumulación militante y los procesos políticos y de lucha de cada sector o zona específica) tiene sentido revolucionario si se da en el marco de una clara definición de los objetivos a desarrollar, donde la participación en las luchas, en elecciones sindicales o estudiantiles o en actividades político-sociales, no pueden ser fines en sí mismo sino medios para construir nuestra organización (en esta etapa, las asambleas o formas similares de organización común con las y los simpatizantes). En el mismo sentido, Emilio Albamonte alertó sobre el peligro de “parlamentarización” de las mismas asambleas, si estas no toman resoluciones de acción (agitación política, participación en la lucha de clases) sobre sectores más amplios, ya que ellas mismas también son un medio para buscar influir políticamente en franjas de la clase trabajadora y la juventud.
Hicieron uso de la palabra en el Congreso numerosas delegaciones obreras: trabajadores rurales de Jujuy, del citrus de Tucumán, de una empresa de logística (donde se logró la conquista de una comisión interna combativa), petroleros de la refinería de Shell (Dock Sud), metalúrgicos, eléctricos de EMA, docentes de varias provincias, estatales, metalmecánicos que están militando en común con organizaciones de desocupados, de fábricas recuperadas de Mendoza (La Terre), de Neuquén (Zanon), del GBA (Madygraf). Abordaron tanto las batallas por delegados, comisiones internas y sindicatos clasistas, combativos y democráticamente organizados, construyendo agrupaciones del MAC; como la necesidad de buscar si existen en cada zona o provincia fenómenos de “sindicalismo de base” (genuinos movimientos “desde abajo”, con activismo, aunque sus caudillos o referentes no sean directamente clasistas pero sí independientes de la burocracia sindical) o de “nuevas direcciones” (sectores que no son abiertamente combativos o clasistas pero no responden a las conducciones burocráticas tradicionales) para intervenir en ellos combatiendo las tendencias burocráticas y conciliadoras que se desarrollen en su seno (algo que no hacen las demás corrientes de izquierda). Pero lo más destacado fue que las y los dirigentes obreros intervinieron en el Congreso como dirigentes revolucionarios partidarios, pensando en común la construcción de las asambleas y el desarrollo del PTS, como parte de la construcción del partido revolucionario que necesita la clase trabajadora. Varias compañeras y compañeros docentes protagonizaron debates importantes en el Congreso. Una mención especial merecen los compañeros y compañeras de Jujuy, entre ellos Julio Mamaní, ex obrero de Altos Hornos Zapla y actual concejal en Palpalá, que encabezó la lista que salió primera en esa localidad.
Respecto al movimiento piquetero, partimos del apoyo que brindamos a su lucha desde las agrupaciones del MAC y estudiantiles, así como con nuestros referentes públicos, contra los ataques del gobierno y el régimen (redoblados luego del Congreso por Cristina Kirchner), en apoyo a sus demandas (que incluyen la universalización de los planes) desde la perspectiva del reparto de las horas de trabajo para conquistar trabajo genuino para todos, (partiendo de la agitación de la campaña por reducir la Jornada Laboral a 6 hs, 5 días a la semana, sin rebaja salarial y con un mínimo que cubra la canasta familiar). En este sentido, tuvieron un rol destacado en el Congreso los compañeros y compañeras que son parte de las experiencias que venimos desarrollando a partir de las “asambleas permanentes” en el Gran Buenos Aires, Rosario, Córdoba, La Plata y CABA, que se organizan democráticamente a partir de protagonistas de tomas de tierras (Guernica en Zona Sur del GBA, Castillo en La Matanza, Magaldi en Rosario), de lucha previas (limpieza de Córdoba) o a partir de recibir los planes sociales del estado, pero que tienen en común un estatuto que establece la libertad de tendencias y la no obligatoriedad de asistencia a las actividades que no sean por reivindicaciones propias de las asambleas.
Las dos ramas de la Juventud del PTS tuvieron también un papel destacado en el Congreso. Las y los jóvenes trabajadores que construyen la Red de Precarizadxs vienen siendo parte esencial de los cuadros que están organizando las asambleas en CABA, PBA, Córdoba, La Plata, Mendoza, Tucumán, Santa Fe. En la juventud universitaria, terciaria y secundaria, se destacó el retorno a la presencialidad en las facultades y los procesos políticos de tono general conservador que se vieron en las elecciones universitarias que se vienen desarrollando en todo el país, donde la juventud del PTS quedó como la única corriente con estructuración nacional en las principales universidades públicas del país.
En este marco, el Congreso del PTS consideró que la propuesta de “Movimiento popular bajo banderas socialistas” que está formulando el PO (que fue el eje de su Congreso) lleva a negar de hecho la lucha por la coordinación democrática de los sectores de la clase trabajadora ocupada y desocupada (incluyendo en el movimiento piquetero a sectores cuentapropistas de bajos ingresos) como organizaciones de masas (en la perspectiva de consejos de trabajadores y el pueblo pobre) por un lado, y la necesidad de construir un partido revolucionario de la clase trabajadora, por otro. El criterio de “movimiento popular” lleva a negar el papel hegemónico que debería asumir la clase trabajadora, uniendo a los sectores en que se encuentra dividida y dirigiendo la alianza con los sectores sociales oprimidos (el concepto de “pueblo” liquida las fronteras de clase). De esta manera, lleva a diluir el papel que debería cumplir un partido revolucionario socialista de la clase obrera.
Como parte de las resoluciones de acción inmediata, votamos asumir el desafío de movilizar el 9 de Julio a Plaza de Mayo y en todas las principales ciudades del país, en frente único con las demás fuerzas del FITU y varias de las corrientes y movimientos que integraron el “espacio de Lezama” que convocó a las movilizaciones contra el pacto con el FMI en diciembre, febrero y marzo.
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