El campo de Zaatari, es el segundo más grande del mundo, la cuarta ciudad de Jordania en habitantes. Sin embargo, nadie habla de este horror escondido en Oriente Medio, porque no está en Europa.
Martes 17 de noviembre de 2015
Refugiados: sin noticias de Europa, es el título del último programa de “Salvados” de Jordi Evole, emitido el pasado domingo en la Sexta. En él habla de los refugiados que no salen en televisión, simplemente porque no los tenemos en Europa, sino que están en Oriente Medio.
Gran parte del programa ha estado dedicado al campo de Zaatari. Este crece y se extiende de manera orgánica, como un gran pulmón en el medio de la nada. Sitiado por concertinas y custodiado por el ejército jordano, el asentamiento acoge a 85.000 refugiados sirios, sólo una parte del millón trescientos mil que viven en los asentamientos de Jordania, según cifras de las organizaciones humanitarias.
La mayoría de los que lo habitan en el son familias enteras que han huido de la barbarie de la guerra en Siria, aunque también hay numerosos niños huérfanos, muchos de ellos que han visto como asesinaban a su familia delante de sus ojos.
En el campo los refugiados tienen derecho a una caravana, sanidad gratuita, comida y educación, aunque todo esto en condiciones muy precarias. Sin embargo no tienen derecho a salir del campo, ni de Jordania. Y si lo hacen no pueden volver a entrar como refugiados, se les prohíbe trabajar y no pueden acudir a los servicios públicos jordanos. En resumen, el gobierno jordano les acepta, siempre que no les cueste nada mantenerlos. Esto hace que la mayoría vivan de los bonos de comida o de trabajos ilegales.
Toda la financiación viene de países europeos o de países vecinos como Arabia Saudí. Estos no lo hacen por solidaridad, sino simplemente porque prefieren pagar y mantener a los refugiados aquí y así evitar que estos puedan llegar a sus fronteras. No es ayuda y solidaridad, es pura hipocresía y egoísmo.
Como denunciaba un cooperante de Médicos sin Fronteras que trabaja en el hospital del campo: "Europa busca acuerdos con países limítrofes para dejar a los refugiados fuera de sus fronteras. Uno de estos países es Arabia Saudí que prefiere financiar y que los refugiados se queden en Jordania”.
Refugiados que no pueden ir a Europa
Este campo solo es el reflejo de aquellos refugiados (unos cuatro millones) que no pueden ir a Europa, que vienen de Turquía, Jordania, Líbano o Iraq. Muchos de estos países están devastados por una interminable guerra civil propiciada por una invasión imperialista.
Como denunciaba un periodista especializado en el tema y en la zona: “A Europa, solo llega gente de clase media, con educación, con estudios. Los que llegan son los que más posibilidades tienen, lo que se quedan aquí son refugiados crónicos, gente sin posibilidades. Gente que no tiene dinero ni para cogerse un autobús de vuelta a Siria".
Evidentemente para nosotros, todos son refugiados. Todos son personas que huyen del horror y deben ser acogidos con los “brazos abiertos” en Europa, sin ninguna traba o barrera que les impide llegar a su destino, y creando los mecanismos necesarios para que puedan tener una vida digna.
Los gobiernos europeos miran para otro lado
Si este periodista hacía esta distinción es para denunciar como los gobiernos europeos tras 5 años de guerra, mas de 200.000 muertos y 4 millones de desplazados solo han abierto los ojos cuando los refugiados han llegado masivamente a sus fronteras.
Para ello ponía el ejemplo de la conmoción que supuso en Europa la fotografía del niño Aylan, muerto ahogado en las playas de Turquía, que hizo que los gobiernos europeos se reunieran, por primera vez para tratar el tema de los refugiados. Para el: “La foto ha funcionado... ¿48h? ¿72h? Es un efecto aspirina. Nos ha removido la conciencia 72 horas pero aquí desayunan, comen y cenan con decenas de muertos”.
Sus palabras son el reflejo claro de la realidad de lo que está pasando en Europa.
Frente a, según las cifras que están dando, el mayor desastre humanitario desde la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos europeos no están haciendo nada. Esta claro, nada se puede esperar de unos gobiernos imperialistas, cuando ellos, son en gran parte los causantes de su dramática situación.
Los datos hablan por sí mismos. Mientras, como decíamos antes, los países limítrofes con Siria, acogen a mas de cuatro millones de refugiados, la Europa desarrolladla, con muchísimos mas medios que estos países, se pelea por repartirse, todos queriendo acoger al menor número posible, a unos 120 mil refugiados, poco mas de los ocupantes del campo de Zaatari. El espectáculo dado por los gobiernos, jugando con las cifras, cerrando fronteras, poniendo vallas, reprimiendo duramente a los refugiados con agua o gases lacrimógenos, es vergonzoso.
Refugiados: Drama sin fin
Como vemos el drama de estas personas no tiene fin. En Siria les matan, en Jordania y otros países limítrofes, les encierran en campos de refugiados y no les dejan trabajar y millones de ellos, no tienen los más de 4000 euros que vale que les lleven a las costas europeas. Estamos hablando de generaciones enteras destruidas, arrasadas, sin ningún tipo de futuro o esperanza posible, bajo estos gobiernos y este sistema.
Esta absoluta desesperación está llevando a muchos a tomar la terrible decisión de volver a Siria, con el riesgo absoluto que ello supone. Un refugiado del campo que ha tomado la decisión de volver a Siria con toda su familia lo resumía así: “En Jordania hay paz pero las ayudas no cubren nuestras necesidades. Ir a Europa cuesta mucho dinero. Volvemos a Siria”. Cada día, solo de este campo, salen 200 personas de vuelta a su país.