Organizado por el Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) presentamos el taller “Clase, género y raza” dictado por la profesora de la UNAM Mariana Morales.
Lunes 8 de mayo de 2023
Esta es la tercera sesión de cinco que se están organizando, y te invitamos a participar en vivo a la cuarta sesión que va sobre “El marxismo de León Trotsky” y la quinta correspondiente a “Cambio climático, capitalismo y socialismo”.
Te dejamos acá algunas de las ideas centrales vertidas a lo largo del taller ordenadas de la siguiente forma:
- Feminismo liberal y feminismo socialista
- ¿Qué son las opresiones?
- Orígenes de la triada clase, género y raza
- Feminismo radical
- Las falacias contra el marxismo
- Interseccionalidad y feminismo anticolonial
- Relación explotación-opresión
Recuperando el taller N°2 se abre con la siguiente pregunta;
¿Cuáles son las ideas principales que reivindica el feminismo socialista y el feminismo liberal?
Si bien el feminismo liberal abandera algunas reivindicaciones del movimiento de mujeres, lo cierto es que lo hace sin cuestionar el sistema capitalista de conjunto, sino solo cuestionando el patriarcado con ciertos límites, como por ejemplo el poder acceder a puestos que el patriarcado las había mantenido alejada, lo que se conoce como “romper el techo de cristal”, abogando por conseguir más puestos de trabajo en el gobierno o empresas para las mujeres.
Esta representación de las mujeres en ese ámbito, lo presentan como una gran ganada para el movimiento feminista, cosa que bien poco le interesa a la mujer obrera, que no ve distinción en si su patrón es hombre o mujer, pues sigue explotada de igual forma.
Así, evidentemente el feminismo liberal tiene su proyecto político que busca mantener el sistema capitalista que les beneficia, por lo cual, es común ver a políticas de derecha de este lado del feminismo.
Las feministas socialistas por otra parte, luchamos por acabar con las distintas opresiones, lo que nos lleva a pensarlo también desde una arista de clase, pues sin cuestionar la explotación de los trabajadores asalariados que es la matriz del capitalismo, es imposible acabar con el conjunto de opresiones. Por eso sostenemos que; el género nos une, pero la clase nos divide.
¿Qué son las opresiones?
Sustancialmente podemos decir que la opresión es una relación desigual donde una de las partes domina, somete e impone a un grupo social por razones culturales, raciales o sexuales.
Entonces, cómo pensar una estrategia para superar las opresiones y no solamente enumerarlas y visibilizarlas, y ¿qué produce la desigualdad? Esta pregunta inevitablemente nos lleva la definición de Marx de cómo se produce la desigualdad en la sociedad capitalista, dónde a la clase trabajadora se le impone vender su fuerza de trabajo y explotarla. Justamente deviene el origen de las desigualdades: de la apropiación privada de lo que se produce socialmente.
El origen de la triada clase, género y raza
Fue en la década de los 70s cuando algunos colectivos de mujeres negras comienzan a organizarse y a mostrar su posición política de combate hacia las múltiples y simultáneas opresiones a las que toda mujer de color se enfrenta: la raza, el género y la clase.
Sobre esta relación, lo primero que hay que decir es que ha sido parte de la realidad capitalista desde su génesis, un proceso que Mariana explica con la llamada “acumulación originaria” en la que el resultado fue la apropiación de una clase de los medios de producción, de sus productores, imponiendo con ello para las grandes mayorías la venta de su fuerza de trabajo.
Esto a su vez, conllevó la colonización de regiones enteras, estableciendo al interior de los territorios conquistados estas estructuras económicas, políticas y sociales, levantando sociedades de castas como ocurrió en América Latina, en África y en Asía.
En los 70s la segunda ola del feminismo estaba en auge, y en Estados Unidos el feminismo radical era hegemónico en esos momentos.
¿Qué es el feminismo radical?
Sostenía que el origen de la desigualdad de las mujeres es el sistema patriarcal, y que las opresiones son resultado de las relaciones de opresión entre hombres y mujeres, dejando por fuera cualquier anclaje de clase y raza, es decir, una teoría centralmente binarista.
Frente a esta visión dominante y al sexismo dentro de las comunidades negras, surge el “Combahee River Colective” de mujeres y lesbianas, que retomaba la tradición abolicionista y la lucha de las mujeres negras desde el XIX. Su nombre, hace referencia a la operación militar planeada y liderada por la mujer negra Harriet Tubman, el 2 de junio de 1863 en el Combahee; una acción guerrillera que logró liberar a 750 personas esclavizadas
Plantearon una crítica muy dura a este feminismo radical por ser blanco, clasista, y por ser universitario, cuestionando que deja por fuera a las mujeres negras.
Para ellas la clase, la raza y el género son una cadena de opresiones, por lo que no se podían escindir o entender por separado, afirmaban que: “La síntesis de estas opresiones crea las condiciones de nuestras vidas”. Además, realizan un Manifiesto externando su disposición a ir a las fábricas junto con su reivindicación socialista:
“Claro que estamos particularmente comprometidas a trabajar en aquellas luchas en las cuales la raza, el sexo y la clase son factores simultáneos de opresión. Podríamos, por ejemplo, dedicarnos a organizar las fábricas que emplean a mujeres del Tercer Mundo o hacer piquetes en hospitales que recorten los ya inadecuados servicios de salud a una comunidad del Tercer Mundo, o fundar un centro de apoyo a víctimas de violación en un barrio Negro”
Las falacias contra el marxismo
Partimos de las críticas al marxismo que se han enfocado en repetir que a Marx no le interesaba el problema de género, que era un tema secundario, además de las visiones críticas reduccionistas, que dicen que sólo se interesaba por los problemas de la clase trabajadora asalariada, principalmente hombres en su contemporaneidad.
Ante esto decimos nada más alejado de la realidad, pues Marx fue mucho más allá del trabajo asalariado, sino que ahondo también en el rol asignado bajo el capitalismo a las mujeres de la clase trabajadora, lo que es la reproducción de la vida (o social) planteando una estrategia para superar las desigualdades.
También, en un texto muy conocido de Engels titulado “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” pone el énfasis en la propiedad privada como determinante de la división de la sociedad en clases, y explica que el inicio de la opresión femenina está mediado por la institución de la herencia y la monogamia (junto al matrimonio).
Para más detalle sobre la cuestión racial, hay un trabajo que reúne varios artículos sobre el sistema colonial en Argelia, Irlanda, Prusia e India llamado; “Sobre el sistema colonial del capitalismo”.
Interseccionalidad y feminismo anticolonial
Otra referencia a la relación clase, raza y género en los grupos feministas y círculos académicos es la interseccionalidad. Fue la jurista Kimberly Crenshaw quien acuñó el término a finales de los años 80, al darse cuenta de la explotación que sufrían las mujeres negras en General Motors y para poder explicar los accidentes que ocurrían, sus demandas por discriminación, entre otras.
Señala que raza y género tienen una imbricación, y que para explicar lo que ocurría dentro de la fábrica era necesario que se interseccionaran esas dos vías; el género y la raza, es decir, que no podían verse como causas aisladas, sino que la discriminación se daba por ambos factores.
En tiempos recientes, el feminismo anticolonial desarrolla también sus planteamientos en torno a las personas han sido sistemáticamente borradas de la historia, a deci;, las mujeres indígenas, las mujeres negras, les cuerpos trans, lxs no binarios, pueblos originarios en general, etc., planteando que las relaciones de dominación están impregnadas de una cadena simultanea de opresiones.
Entre sus principales exponentes se encuentran María Lugones, Rita Segato, Karina Ochoa, Gladys Tzul Tzul, Francesca Gargallo, entre otras.
¿Cómo es la relación explotación-opresión?
Esta cuestión entre clase, raza y género tiene por un lado como referentes a mujeres negras en EE.UU. con distintas organizaciones y colectivos, visibilizando la situación en la que viven, planteando sus demandas y organizándose.
Por otro lado, esta idea de interseccionalidad con el auge del posmodernismo posterior a la década de los 80s, y que está muy en boga en los círculos de mujeres, dónde se retoma el debate de las ideas, en un clima intelectual y político, mientras se estaba instaurando el neoliberalismo. Aquí, la clase desaparece como elemento de compresión, y lo que termina generando la interseccionalidad es el hecho de pensar que todas las opresiones están al mismo nivel, ocultando la idea de que en un sistema capitalista es la explotación es la matriz que produce múltiples opresiones.
Es importante plantear que a partir de los 70s empieza a problematizarse esta triada y como una expresión concreta de cómo se viven estas opresiones. Plantear por el otro lado que opresiones tienen un mismo nivel, en un momento en el que se había producido una fuerte ofensiva contra la clase trabajadora, se tradujo en las llamadas políticas identitarias, lo que abono a generar movimientos aislados, cada grupo tras una lucha específica.
Por esto es importante volver al análisis de clase frente estos debates y poder develar las relaciones que estructuran la sociedad capitalista. La clave de una estrategia para vencer es retomar el análisis de clase que estructura la lucha contra todas las opresiones; clase, género y raza, y unir lo que el capitalismo divide.
Tenemos como nunca antes una clase trabajadora feminizada y racializada. Hoy más que nunca ha que plantear como perspectiva de un feminismo socialista; expropiar a los expropiadores, para avanzar a una sociedad realmente libre, y acabar con todas sus formas y manifestaciones de opresión y explotación.
Diana Toro
Feminista socialista