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10 puntos para unir al pueblo trabajador, la juventud y las mujeres contra Milei y el poder económico saqueador

Dirección Nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

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10 puntos para unir al pueblo trabajador, la juventud y las mujeres contra Milei y el poder económico saqueador

Dirección Nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)

Ideas de Izquierda

En medio de una crisis y ajuste profundos, el presidente Milei propuso un programa de 10 puntos que quiere firmar con los gobernadores el 25 de mayo. Lo llama “el Pacto de Mayo”. El peronismo sigue borrado de las calles mientras los planes de la derecha y el FMI avanzan. El Gobierno tiene el apoyo de los dueños del país, los verdaderos ladrones. Para discutir con la militancia de izquierda, con el activismo del sindicalismo combativo, las organizaciones sociales, asambleas populares y movimientos de lucha, desde el PTS en el Frente de Izquierda proponemos 10 puntos contrapuestos a los que presentó Milei, y una propuesta para organizarnos y conquistar una salida favorable al pueblo trabajador.

Los dueños del país siguen ganando millones y vienen por mucho más. El capital financiero internacional comanda el gobierno: el ministro de Economía y el presidente del Banco Central vienen de trabajar en BlackRock, la gestora de fondos más grande del mundo, que tiene participación accionaria en los principales bancos que operan en el país (Galicia, Santander-Río, BBVA, Macro, y HSBC), en el petróleo, en la minería y en el campo. También apoyan al gobierno los millonarios más poderosos. Los Rocca (US$ 2.700 millones de patrimonio), los Pérez Companc (US$ 2.900 millones), los Bulgheroni (US$ 1.800 millones), los Coto (US$ 1.100 millones), los Braun (US$ 1.300 millones), los Pagani (US$ 920 millones), los Blaquier (US$ 830 millones). Los que construyeron sus fortunas saqueando el país y pactando con cada gobierno. Los que apoyaron las dictaduras más sangrientas, hasta montar centros clandestinos en sus fábricas y financiar los grupos de tareas de los militares genocidas. Pero también los “nuevos” ricos, como Marcos Galperín (US$ 4.900 millones) que tuvo US$ 142 millones en rebajas impositivas en 2022 y 2023, o José Luis Manzano, o el ¿ex? jefe del presidente, Eduardo Eurnekián (US$ 1.900 millones). En pocas semanas Milei ha confirmado que es un gatito mimoso del poder económico, como lo denunció nuestra compañera Myriam Bregman. Sus primeras medidas les permitieron multiplicar sus ganancias con la devaluación, la liberación de precios, el aumento de las naftas y las tarifas, la rebaja de impuestos y ahora las promesas de más privatizaciones y extractivismo. Por eso las empresas energéticas, bancos, petroleras, y los grupos Techint y Eurnekián pusieron funcionarios en el gabinete.

Nuestras miserias multiplican sus fortunas

Esa clase empresaria, de la que Milei nunca habla, aplaudió el discurso presidencial ante el Congreso. Lo felicitaron la AEA (Asociación Empresaria Argentina), la Unión Industrial, la Sociedad Rural y las cámaras que reúnen a los bancos y el comercio.

Es lógico que lo aplaudan estos grandes saqueadores. Milei propuso un programa de 10 puntos que quiere firmar con los gobernadores el 25 de mayo. Lo llama “el Pacto de Mayo”. Allí resume la “solución” de la derecha a los problemas nacionales: barrer todavía más con los derechos de lxs trabajadores, seguir licuando salarios, jubilaciones y planes sociales, pasarle motosierra al “gasto público” en educación, salud, investigación científica y cultura, multiplicar las privatizaciones, la entrega de los bienes comunes naturales y del país a las multinacionales imperialistas. Es un pacto capitalista contra el pueblo trabajador.

El peronismo viene de un gobierno que nos empobreció y aplicó recetas del FMI. Nos dijeron que nos cuidáramos del "fascismo” que venía mientras hundían al país y reventaban los ingresos populares. Ahora, cuando hay que resistir el ajuste de la derecha, aunque votan en contra del gobierno en el Congreso, se borran de las calles, que es donde se puede pelear con más fuerza. Massa, el candidato que apoyaron desde los gobernadores hasta Cristina y Grabois, se va a trabajar como empleado de un fondo buitre (Greylock). Dejan que Milei haga el trabajo sucio del ajuste mientras ellos lo único que buscan es gestionar el ajuste en sus provincias, municipios y cargos parlamentarios para “volver” en un próximo mandato, sobre tierra arrasada. No cuestionan el régimen del FMI que gobierna el país y nuestras vidas. Sus conducciones sindicales y sociales, a pesar de tantos ataques, no convocaron a ninguna medida de lucha seria que continuara el limitado paro nacional del 24 de enero.

Un camino para que crezca la resistencia y triunfe

Milei ya tuvo dos derrotas importantes. El rechazo en la Cámara de Diputados de la Ley Ómnibus y del DNU 70/23 en el Senado, que necesita la votación en Diputados para ser derogado.

El gobierno no cuenta con apoyos suficientes (además del PRO y sectores de la UCR y del peronismo) en el Congreso y entre los gobernadores. Además crece el malestar social en el pueblo e incluso en sectores empresarios perjudicados por aspectos de un plan que solo beneficia claramente al capital más concentrado.

Desde abajo, en estos tres meses empezó a levantarse la resistencia. La marcha del 20 de diciembre. Los cacerolazos y las primeras “asambleas populares”. El paro nacional del 24 de enero. Movilizaciones masivas de trabajadores en Rosario y de docentes en Córdoba y Neuquén. Las jornadas contra la Ley Ómnibus donde desafiamos la represión de Bullrich y millones vieron cómo el proyecto caía en medio de combativas manifestaciones. Las movilizaciones masivas de mujeres el 8M en todo el país, que rompieron el protocolo represivo y le dijeron a Milei y a las iglesias que no van a retroceder en los derechos conquistados. Los trabajadores que enfrentan los intentos de cierre o despidos en Télam, A24, INCAA, los sitios de la Memoria y la tercerizada GPS de Aerolíneas Argentinas. El 24 de marzo se llenarán las calles y plazas de todo el país.

Está claro: hay bronca que crece, pero además hay fuerza. “Darle tiempo” es dejar que arrase con nuestros bolsillos y derechos. “Buscar consensos” es la previa de la traición.

Desde el PTS en el Frente de Izquierda participamos de cada una de esas luchas. Nuestros diputados y diputadas nacionales, Myriam Bregman, Nicolás del Caño, Alejandro Vilca y Christian Castillo, dan la pelea todos los días en el Congreso y las calles. Nuestros legisladores provinciales en Buenos Aires, CABA, Jujuy, Neuquén y Córdoba actúan de la misma manera. Tenemos una respuesta a lo que muchos se preguntan: ¿cómo organizamos una resistencia a la altura de semejante ataque?

No vamos a salir de esta luchando por separado, en forma aislada o de a uno. Necesitamos apoyar cada lucha y reclamo con la más amplia unidad de la clase trabajadora y sectores populares, fortalecer las asambleas populares en cada barrio y ciudad, impulsar la organización democrática y de base en cada lugar de trabajo y estudio y la coordinación de todos los sectores dispuestos a dar pelea al gobierno. Es un reclamo cada vez más generalizado que la CGT y demás centrales sindicales convoquen a un paro nacional activo y un plan de lucha para tirar abajo el DNU y todo el plan “motosierra y licuadora” de Milei. En varias ciudades y sectores se generan instancias de coordinación, que hay que generalizar y extender. Se está debatiendo la convocatoria a un gran Encuentro Nacional de asambleas barriales, organizaciones sindicales y piqueteras combativas, de la cultura, feministas, estudiantiles, ambientalistas, con mandatos de base, junto a las fuerzas políticas de izquierda que están codo a codo en cada lucha, que reúna a miles de delegados, delegadas y luchadores de todos esos sectores.

El desarrollo de estas instancias de organización democrática y coordinación, con exigencias permanentes a los dirigentes de los sindicatos y movimientos sociales de impulsar una lucha en común, nos permitirá generar un plan de lucha en la que participen millones y culmine en una huelga general hasta derrotar el plan de Milei y el FMI.

Al calor de esta lucha y construyendo nuestras propias organizaciones, necesitamos discutir y decidir un programa común para que la crisis la paguen los que la generaron. Proponemos 10 puntos, contrapuestos a los que presentó Milei, para unir al pueblo trabajador, a la juventud y a las mujeres y conquistar una salida favorable a lxs de abajo, para que la crisis la paguen el capital financiero y los grandes empresarios. Un programa que no sea para esperar una vez más a la próxima elección, como quieren las distintas fuerzas del peronismo. Las que ayer nos decían “hay 2019”. Nuestra perspectiva es construir, en todo este proceso, un poder propio de los trabajadores y el pueblo que nos permita hacerle frente y derrotar al poder del gran capital.

Es hora que los trabajadores y trabajadoras tomemos el control.

Te invitamos a debatir esos 10 puntos y a militar por una salida obrera y popular a la crisis.

1. El salario y el poder adquisitivo del pueblo trabajador no se negocian. Los puestos de trabajo tampoco

El punto 1 de Milei dice “La inviolabilidad de la propiedad privada”. ¿De qué propiedad nos habla Milei? ¿De tu casa? ¿De tu salario? ¿De tu terreno? No. para nada. Habla de la propiedad privada de los grandes empresarios, los dueños de los medios de producción y de cambio obtenidos en base a la explotación del trabajo de las grandes mayorías. ¿Qué propiedad podemos llegar a tener los trabajadores y las trabajadoras, si con la inflación y los tarifazos nos está robando los salarios, jubilaciones, planes sociales e ingresos de los cuentapropistas? 1,3 billones de pesos perdimos en salarios solo en diciembre. 1,6 billones de pesos las jubilaciones. Ese dinero que nos robaron fue transferido desde los bolsillos populares al de los grandes saqueadores del poder económico, así de simple. Esa clase se apropia riquezas producidas por nosotros y nosotras, la clase trabajadora, la única verdaderamente productora de la sociedad. Para tener una idea: el año pasado las grandes alimenticias como Arcor, Molinos y la azucarera Ledesma tuvieron ganancias netas por 68.000 millones de pesos. Los bancos ganaron 4,4 billones de pesos. Pese a esto, la recesión económica ya la están transformando en despidos y suspensiones en la industria y otros sectores (Topper, Neumático, Automotrices, Acindar y metalúrgicas, Construcción).

Tenemos la solución: aumento de emergencia de todos los ingresos del pueblo trabajador con un piso que cubra la canasta familiar y se actualice automáticamente todos los meses de acuerdo a la inflación.

Defendamos también los puestos de trabajo. Ningún despido, ni en el Estado ni en el sector privado. Toma y puesta en producción de toda empresa que cierre o despida masivamente, para que sea expropiada y gestionada por sus propios trabajadores y trabajadoras (reclamando la estatización pero que siga administrada por ellos mismos). Zanon y MadyGraf son ejemplos vivos de esa pelea.

2. El derecho al transporte, el agua y la luz no se negocian: anulación de los tarifazos y nacionalización de los servicios públicos. Plata para educación, salud, vivienda, no para pagar la estafa de la deuda

El punto 2 de Milei dice: “El equilibrio fiscal innegociable”; pero el “equilibrio” implica “motosierra” al gasto público en educación, salud, ciencia y cultura. De cada 100 pesos que tuvieron de superávit financiero en enero, 45 se lo sacaron a las jubilaciones. Se lo robaron. Todo para seguir pagando la estafa de la deuda fraudulenta que dejaron todas las administraciones anteriores, desde la dictadura militar genocida hasta Macri, que permitió la fuga del grueso de lo que prestó el FMI. También siguen dando “libertad” a la fuga de capitales, para que los grandes empresarios se la lleven toda afuera. Los pagos de la deuda estos meses superan a la mayoría de las partidas sociales y al pago de jubilaciones.

Milei miente cuando dice que la única opción es “ajuste salvaje o emisión”. Es posible el aumento de los presupuestos de educación, salud pública, vivienda, cultura e investigación científica. La discusión es qué intereses tocar: atacar el bolsillo de los ladrones millonarios o liquidar los ingresos populares y los servicios públicos.

Tenemos la solución: desconocimiento soberano de la deuda fraudulenta e ilegal. Fuera el FMI y sus planes de ajuste del país.

En su discurso Milei justificó el tarifazo diciendo que “los precios de transporte y energía están reprimidos”. Lo que no dice es que los servicios básicos se han convertido en un negocio para un puñado de empresas que ganan con los tarifazos y subsidios millonarios y dan un servicio pésimo, con cortes de luz, o transporte caro y sin frecuencias. Ningún gobierno cuestionó ese esquema: todos los dejaron seguir. Ahora vienen los tarifazos del 400 % en el transporte y el gobierno reconoció que vendrán facturas de energía de entre $ 40.000 y $100.000. Los nuevos alquileres se llevan un sueldo entero. El negocio de los amigos del poder, entre ellos su jefe Eurnekián, no puede estar por encima del derecho a comer, calentarse, iluminarse, viajar y tener un techo para vivir.

Tenemos la solución: anular todos los tarifazos. Declarar de utilidad pública el sistema energético para rescindir todas las concesiones, sin indemnización y reestatizar el servicio. Así se podrá crear una empresa única y estatal de energía, administrada por trabajadores, técnicos y comités de usuarios, con servicios de calidad y accesibles, que integre desde la extracción de los recursos naturales, priorizando el cuidado del ambiente, hasta el transporte y la distribución a los hogares. Lo mismo se puede hacer con el transporte público (colectivos, trenes y subtes). Ante el déficit habitacional: plan de construcción de viviendas y urbanización de barrios populares. Regulación de alquileres contra la especulación inmobiliaria.

3. Impuestos progresivos a las grandes fortunas

El punto 3 de Milei propone “La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25 % del Producto Bruto Interno”. Eso implica un recorte brutal a nivel nacional y en cada provincia, que recaerá en el gasto en servicios, salarios públicos y jubilaciones, no sobre “la política”. Pero se podrían obtener recursos con impuestos progresivos a las grandes fortunas, a los que ganan millones de pesos todos los días. Esas fortunas las vienen construyendo los ladrones de siempre (Rocca, Bulgheroni, Roggio, Pérez Companc y los oligarcas de la Sociedad Rural), explotando el trabajo de millones y las riquezas naturales del país, y especulando con los precios.

Encima tienen exenciones impositivas y regímenes especiales para grandes empresas como Mercado Libre y las mineras. El punto 4 de la propuesta Milei habla de “una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva”. Por un lado, es falso que en Argentina la presión fiscal sea particularmente alta. Es menor que en muchos de los países que para Milei son un “modelo”. Por otro lado, se pone al mismo nivel al pueblo trabajador, que paga un IVA del 21 %, y a los millonarios que pagan muchísimo menos por sus ganancias y riqueza. Un equivalente al 3 % del PIB pierde el país, como mínimo, entre desgravación de impuestos y subsidios. Pero además los grandes empresarios son verdaderos delincuentes: evaden el pago de impuestos, fugan su riqueza y la mandan a los paraísos fiscales, donde además guardan su plata los grandes narcotraficantes.

Pero mientras le dan beneficios fiscales a los ricos, le quieren volver a cobrar el impuesto al salario a un millón y medio de trabajadores y trabajadoras.

Milei también pretende, en el punto 5, “la rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual”. Pero ahí no se dice nada del verdadero “modelo extorsivo actual” que es la deuda en manos del capital financiero. Sin romper ese lazo no hay “coparticipación” posible que no sea el reparto de las migajas del saqueo. Además se mezcla al gran empresariado con el pequeño productor, el trabajador o trabajadora, y con los impuestos que reciben las provincias. Los gobernadores reclaman por la coparticipación, pero en las provincias está lleno de beneficios fiscales para las grandes empresas. La megaminería, el litio y el fracking tienen "estabilidad fiscal" por décadas y pagan a las provincias regalías de un miserable 3 %. Al mismo tiempo, los gobiernos provinciales ahorcan con impuestos a los pequeños comerciantes.

Tenemos la solución: impuestos progresivos a las grandes empresas, bancos y terratenientes. Fondos destinados a resolver los problemas urgentes de las grandes mayorías y ningún peso para los empresarios y el FMI. Eliminación del IVA a la canasta familiar. Eliminación del impuesto al salario. Reducción impositiva a pequeños comerciantes y productores.

4. Utilización racional de los bienes comunes naturales del país. No al extractivismo. Defensa del ambiente

Milei quiere profundizar la apropiación de la renta agraria argentina por parte de un puñado de cerealeras, terratenientes y grandes capitalistas. Con la minería sigue el mismo camino. La disputa entre Estados Unidos y otras potencias se traslada al saqueo de nuestra región y todos los gobiernos están dispuestos a ser socios menores. Por eso en el punto 6 dice “Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país”. Destruyen el ambiente para lograr ganancias; envenenan los ríos y hasta ciudades con las fumigaciones. Los avances científicos los usan para maximizar sus ganancias y saquear los bienes comunes naturales. La prioridad debe estar puesta en las necesidades de las grandes mayorías, incluyendo el desarrollo de toda la producción necesaria para eso, pero siempre tomando en cuenta el cuidado de los bienes comunes naturales.

Tenemos la solución: es necesaria la nacionalización integral de los recursos estratégicos del país bajo control y gestión de los trabajadores y comunidades involucradas. Junto a ellas, planteamos: Apoyo al reclamo de los pueblos y comunidades originarias en defensa del agua y sus territorios. No a la megaminería contaminante. Basta de agrotóxicos. Ley de humedales ya. Defensa de los bosques nativos y prohibición de los desmontes. Asambleas vinculantes de pobladores, ambientalistas y académicos previas a todo tipo de proyecto que afecte los ecosistemas. Planificación científica y amigable con el ambiente del uso de los territorios e industrias, poniéndolos al servicio de las necesidades sociales, y en el marco de una transición energética no dirigida por el gran capital.

5. Monopolio estatal del comercio exterior bajo gestión de las y los trabajadores

Milei propone (punto 10): “La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global”. O sea, quiere profundizar el oligopolio privado del comercio exterior que existió con todos los gobiernos precedentes. Darle más poder a las grandes cerealeras (Cargill, Dreyfus, Bunge, General Deheza, COFCO, Viterra, etc.) que se llevan decenas de miles de millones de dólares con las exportaciones y multiplican maniobras “contables” como las de Vicentin y otras truchadas que les permiten trasladar sus utilidades a paraísos fiscales donde no pagan impuestos. También a las grandes alimenticias y de otras industrias que exportan, pero venden en el país al precio internacional. Son los que en todos estos años ganaron y ganaron presionando siempre por mantener sus ventajas y haciendo maniobras para imponer devaluaciones que nos empobrecen a todos y a ellos los enriquecen. Pese a la sobrefacturación fraudulenta de importaciones, en el país hubo US$ 14.000 millones de superávit comercial durante el gobierno de Macri y US$ 48.000 millones bajo el Frente de Todos, pero se fueron pagando la deuda externa (tanto la pública fraudulenta como la privada, muchas veces inventada para saquear los dólares del Banco Central), por ganancias de las multinacionales o por fuga de capitales.

Nuestra solución: planteamos el monopolio estatal del comercio exterior. Significa que los trabajadores y trabajadoras de todas las empresas exportadoras e importadoras (producción y transporte) elijan democráticamente delegados o representantes para tomar la administración de un organismo estatal que regule las exportaciones e importaciones. Ellos y ellas conocen perfectamente cómo funciona el negocio y pueden apelar también al conocimiento adquirido por las universidades y profesionales, Así se puede influir decisivamente en los precios de los productos esenciales en el mercado interno, impidiendo las trampas empresarias de sobre y subfacturación, garantizando que los recursos destinados a la alimentación de los habitantes del país no sigan los precios internacionales. Además, las divisas generadas con las exportaciones podrían permitir la importación de los bienes indispensables para el funcionamiento de la economía y destinarse al desarrollo planificado democráticamente por trabajadoras y trabajadores.

A su vez, es necesaria la estatización bajo administración de las y los trabajadores de todos los puertos que están en manos de multinacionales y empresas privadas. Basta de negocios privados con la Hidrovía. No al desembarco de militares de Estados Unidos para controlarla.

6. Para generar trabajo con derechos para todos y todas: reducir la jornada laboral

Milei habla de “reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal” (punto 7). Como ya puso en el DNU y la Ley Ómnibus, busca atacar el derecho a la indemnización por despido, a las vacaciones, a la organización sindical en el lugar de trabajo, al convenio colectivo de rama y al derecho de huelga. Quieren que negociemos por empresa, todos divididos, lo que debilita la fuerza para defender derechos y salarios. Si pudieran, nos convertirían en esclavos. Pero la historia argentina demuestra que la “flexibilización” no resolvió la desocupación y además precarizó a quienes tenían trabajo. Menem, el ídolo peronista de Milei, lo hizo.

Milei nos quiere vender que todos podemos ser “emprendedores”, como si fuéramos pequeños empresarios. Pero la mayoría de las y los trabajadores somos empleados por los dueños del capital, sean grandes o pequeños. Digamos, o sea, es una idiotez la idea de Milei de que depende de cada trabajador producir bienes y servicios "de mejor calidad a menor precio". Son los empresarios los que deciden cómo se produce, los que aumentan los precios, los que cierran empresas ni bien les empieza a ir un poco mal en sus negocios.

Cristina Kirchner habla de “actualización de las relaciones laborales” pero no propone aumentar derechos sino adecuarse al pedido de las grandes patronales y el FMI. Los dirigentes de la CGT dicen que aceptan una reforma laboral “consensuada”. Nada de eso significa más derechos, sino recortarlos.

El desarrollo científico-técnico permite hoy producir más en menos tiempo pero millones dejan sus días en el trabajo mientras otros millones están desocupados, subocupados o sobreviven de changas. Hay que terminar con esa irracionalidad capitalista. Esa división la utiliza el poder económico para mejor dominarnos.

Tenemos la solución: reorganizar el trabajo en función de las necesidades sociales, no las ganancias capitalistas. Reducir la jornada laboral a 6 horas para repartir esas horas y generar trabajo con derechos, sin rebaja salarial y con un mínimo que cubra la canasta familiar. Si, para comenzar, solo se aplicara esta medida a las 12.000 principales empresas, se generarían más de 1 millón de puestos de trabajo bajo convenio.

7. Jubilación para todxs partiendo de la canasta del jubilado. No permitamos la vuelta de la jubilación privada que saqueó los ahorros de sus aportantes y benefició a grandes especuladores financieros

Milei quiere profundizar el saqueo al bolsillo de las y los jubilados. Como lo hicieron Macri y el gobierno de Alberto-Massa-Cristina, vuelven a ser las y los adultos mayores la variable de ajuste. Con lo que hoy cobran no pueden vivir ni 15 días. La canciller Mondino dice que “para qué van a sacar créditos si van a morir”. Es criminal. Milei ahora propone, en el punto 8, “Una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación”. Es decir, dejar afuera del sistema a todos los trabajadores y trabajadoras que fueron obligados a trabajar en la informalidad, sufriendo el fraude laboral extendido que utilizan los patrones, o en las tareas de cuidados no remuneradas (casi todas mujeres). Hasta a su propia madre. Y encima, para las y los que aportaron, quiere volver a establecer la jubilación privada, desfinanciando el sistema estatal. Otros proyectos “alternativos” presentados en el Congreso, salvo el del FITU, proponen perpetuar la jubilación de miseria actual. El sistema capitalista es tan irracional que el aumento de la expectativa de vida es visto como “un problema” y no un avance.

Tenemos la solución: La reorganización integral del trabajo, terminando con el trabajo informal y restituyendo las contribuciones patronales al 33 % (fueron Menem y Cavallo los que las bajaron), puede permitir que las y los jubilados recuperen lo perdido y reciban una jubilación mínima que cubra sus necesidades (canasta del jubilado) y el 82 % móvil. Además, para cuidar su calidad de vida y salud, hay que eliminar las patentes que encarecen brutalmente los medicamentos y avanzar en la nacionalización de los laboratorios bajo control de sus trabajadores y trabajadoras.

8. No queremos ser una estrella más de la bandera yanqui. No a la dolarización. Nacionalización del sistema bancario y de los recursos estratégicos. Que nuestro país sea trinchera de lucha contra las políticas neoliberales impulsadas desde las potencias imperialistas

Uno de los grandes objetivos del “Pacto de Mayo” y toda la política de “licuadora y motosierra” es el plan de liquidar la moneda nacional para adoptar el dólar estadounidense, encubierto como “competencia de monedas”. Pero si los recursos que genera el país (el esfuerzo de sus trabajadores y sus bienes comunes naturales) siguen siendo apropiados por el capital financiero y los grandes empresarios, no habrá solución duradera a la “falta de confianza en la moneda nacional”.

Cristina y el peronismo proponen encarar el problema sin afectar las ganancias del poder económico. Por eso fracasaron sus gobiernos frente a la “restricción externa” y tuvieron inflación creciente. Muchas investigaciones del Congreso y en la justicia dejaron expuesto que el sistema bancario presta servicios para la evasión de impuestos y la fuga de capitales. Hay US$ 430.000 millones de argentinos en el exterior.

Tenemos una solución: hay que nacionalizar el sistema bancario creando una banca estatal única que permita centralizar los ahorros, impedir la fuga, otorgar créditos baratos a los pequeños productores, cuentapropistas y trabajadores (para vivienda, comprar un auto o vacacionar). Tiene que ser bajo gestión de las y los trabajadores, empezando por los bancarios y de entidades financieras, que conocen perfectamente cómo funciona el sistema.

Milei quiere que el país vuelva a ser “una estrella más de la bandera norteamericana”, como cuando Menem nos sumó al “Consenso de Washington” y a la Guerra del Golfo para apoyar la invasión de Irak. Los atentados que sufrió la comunidad judía de nuestro país en los 90 son incomprensibles sin este alineamiento descarado con los opresores de otros pueblos. Hoy Milei es uno de los presidentes que más decididamente apoya el genocidio del pueblo palestino en Gaza.

Hoy la guerra estalla en el corazón de Europa. La invasión rusa de Ucrania y la escalada armamentista y guerrerista promovida por la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), persiguen intereses capitalistas que nada tienen que ver con “la defensa de la soberanía nacional” o “la democracia”.

El capital financiero internacional globalizado está recorrido por una feroz competencia de empresas y de Estados, que exige libertad de mercado para los países saqueados como el nuestro (y eso quiere Milei) mientras impone protecciones arancelarias en función de los intereses de cada potencia y sus clases dominantes.

Tenemos la solución: hay que meterle motosierra a todos los planes financieros, económicos, políticos y militares de dominación capitalista imperialista. Fuera el FMI de América Latina y de todos los países dependientes. Fuera ingleses de Malvinas. Basta de genocidio en Gaza. Por el derecho a la resistencia y autodeterminación nacional del pueblo palestino.

Las grandes potencias del mundo están en crisis y divididas entre sí. Hay que apostar a la solidaridad de los pueblos oprimidos y las clases trabajadoras y luchar para expulsar al imperialismo de Argentina y de América Latina. Desde el PTS en el Frente de Izquierda peleamos por la unidad internacional y socialista de las clases trabajadoras para terminar con el hambre, las guerras y la destrucción del planeta.

9. No estamos en dictadura: el derecho a la protesta y a la huelga no se negocian

Milei dijo en el Congreso “liberamos la calle del flagelo de los paros constantes a través de nuestro protocolo de orden público”. Además quiere declarar “la educación como servicio esencial” no para que haya más financiamiento y mejores escuelas, más jardines de primera infancia, docentes mejores pagos y con acceso a la capacitación, sino para atacar el derecho de huelga docente. En su carta, Cristina Kirchner dejó implícito el apoyo a restricciones a ese derecho. Milei quiere extenderlo a todos los sectores, como dice el megaDNU.

Es lógico: si quiere imponer semejante ataque a nuestras condiciones de vida, tiene que apoyarse en las fuerzas represivas y en leyes que criminalizan la protesta creadas por la dictadura de Onganía. Pero la huelga, la movilización y la protesta son lo que permitieron conquistar cada derecho que tenemos. Es lo que permite que no nos pisoteen en los lugares de trabajo, que no cierren las universidades públicas o maten de hambre en los barrios.

Tenemos la solución: la defensa irrestricta del derecho de huelga y de protesta, la anulación de todas las leyes represivas y del protocolo Bullrich que intenta coartar el ejercicio de nuestras libertades democráticas, como si fuera una dictadura. Defendemos el derecho de las y los que luchan a organizar la defensa de sus movilizaciones contra la represión.

10. Basta de autoritarismo. Anulación de los DNU. Que los diputados y funcionarios políticos sean revocables y cobren como un trabajador. Elección por voto popular de jueces y fiscales y juicios por jurados

Milei viene gobernando de forma autoritaria, intentando hacer más restrictivo todo el sistema legal y político mediante decretos, como el DNU 70/23, además del protocolo represivo de Bullrich. Los DNU, creados por la reforma constitucional de 1994, son muy difíciles de derogar gracias a la reglamentación establecida por Néstor y Cristina Kirchner. Se necesita la votación negativa tanto en Diputados como en el Senado. Cuando Milei propone en el punto 9 “Una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados”, quiere volver a hacer pasar su intento derrotado en la Ley Ómnibus: una reforma política antidemocrática, que anulaba la representación de las minorías en las cámaras, sin tocar el poder presidencial ni a la casta judicial.

Los socialistas del PTS consideramos que, para que las medidas que proponemos en este programa se puedan llevar a cabo de forma íntegra y efectiva, es necesario conquistar con la movilización revolucionaria un gobierno de las y los trabajadores, basado en la organización democrática del pueblo trabajador, sin burócratas, partiendo de sus lugares de trabajo y vivienda, sumando a los profesionales y cuentapropistas que no exploten trabajo asalariado, a las y los estudiantes desde sus lugares de estudio, pueblos originarios y otros sectores oprimidos.

Sin embargo, hoy la gran mayoría del pueblo trabajador aún confía en los mecanismos de representación basados en el voto (cada 2 o 4 años). Por eso proponemos medidas contrarias a las tendencias autoritarias que burlan la voluntad popular.

Tenemos una solución democrática radical para este régimen podrido: terminar con el régimen de los DNU (empezando por derogar el 70/23).

Que los funcionarios políticos, así como todos los legisladores y legisladoras, cobren como un trabajador. Terminar con la institución presidencial con poderes de monarca. Establecer una Cámara Única que asuma las funciones legislativas y ejecutivas. Terminar con la casta judicial llena de privilegios y establecer la elección universal de jueces y fiscales y juicios por jurados.

En los sindicatos, peleamos para que los dirigentes cobren lo mismo que un trabajador, que vuelvan al trabajo tras un período en su cargo y que sean revocables, que las decisiones se tomen en asambleas, que las minorías tengan representación proporcional en todos los organismos. Nuestras propuestas no tienen nada que ver con el discurso demagógico del gobierno. No ganaremos esos derechos de la mano de Milei ni de este Estado, gobierne quien gobierne. Para lograr la democracia sindical y nuestros derechos, los sindicatos y organizaciones obreras tienen que ser independientes del Estado y de todos los gobiernos.

Frente a los pactos a espaldas del pueblo y contra el régimen del FMI, defendemos la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana como instancia democrática para poner en cuestión el conjunto de las instituciones que nos vienen gobernando. Una democracia más generosa facilitaría la lucha por un gobierno de las y los trabajadores basado en sus propias organizaciones democráticas, como parte de la lucha internacional por el socialismo desde abajo.

POR UNA GRAN FUERZA POLÍTICA SOCIALISTA DE LA CLASE TRABAJADORA

¿Por qué tenemos que seguir viviendo en un mundo organizado en función de las ganancias de unos pocos, donde millones no llegan a fin de mes, trabajan hasta el agotamiento, las infancias crecen pobres y los abuelos se mueren de hambre, donde destruyen el planeta? Nos han gobernado liberales, radicales, peronistas, con más o menos regulación estatal. Todos, con sus diferencias políticas, han mantenido la estructura económica donde el poder económico, los ladrones de siempre, dominan el país.

Hay que pelear por otra salida que nos aleje de ese círculo infernal. ¿Por qué no peleamos para que las grandes mayorías sean las que organicen democráticamente la economía y pongamos todos los recursos al servicio de las necesidades sociales? Es hora de que los trabajadores y trabajadoras tomemos el control.

El régimen del gran capital ha conquistado una nueva fuerza política a su servicio: La Libertad Avanza, que pelea por transformar en sentido común de la población los valores de la extrema derecha internacional. Necesitamos construir una fuerza política de la clase trabajadora que apueste a la movilización y organización independiente de los millones que conformamos la mayoría trabajadora de la sociedad. Una fuerza política que desnude la hipocresía del discurso “contra la casta”, que es en realidad un ajuste brutal contra “los que trabajan”, que impulse la recuperación de los sindicatos, comisiones internas, centros de estudiantes y todas las organizaciones que hemos construido a lo largo de nuestra historia de lucha, expulsando a los burócratas. Una fuerza política revolucionaria que defiende el socialismo desde abajo y sin burocracia, enfrentando la campaña sistemática de presentar al totalitarismo estalinista como “el socialismo”.

Te proponemos sumarte a construir esa fuerza.


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