El 14 de julio de 1889, mientras se desarrollaba el proletariado en los principales países y se ponían en pie los más importantes partidos obreros de Europa, grandes dirigentes del movimiento proletario, como Friedrich Engels, August Bebel, Wilhelm Liebknecht y Karl Kautsky, fundaban una nueva organización internacional de trabajadores. Compartimos resoluciones de dos de sus Congresos, previos a la Primera Guerra Mundial, en Stuttgart en 1907 y en Basilea en 1912.
Alicia Rojo @alicia_rojo25
Viernes 5 de julio 00:04
En el contexto de expansión capitalista y de una agudización de las condiciones de trabajo de una mano de obra creciente, al tiempo que del impulso de organizaciones políticas y sindicales de la clase trabajadora, se produjo el Congreso de fundación de la Segunda Internacional que retomaba la tradición de la Primera. Ambas iniciativas daban forma a las tendencias de los trabajadores a buscar superar las divisiones nacionales impuestas por las burguesías, mientras el capitalismo se expandía en todo el mundo sin respetar fronteras. La Internacional debía dar voz a los intereses comunes de los trabajadores de los distintos países atendiendo a las particularidades de cada clase nacional.
Te puede interesar: La Internacional de Karl Marx
Te puede interesar: La Internacional de Karl Marx
La nueva Internacional impulsó algunos de los hitos más importantes de la historia del movimiento obrero internacional: la lucha por la jornada laboral de 8 horas diarias con descanso los fines de semana, la conmemoración del Primero de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores en honor a los obreros anarquistas asesinados en la plaza de Haymarket en Chicago y la conmemoración el 8 de marzo como el Día Internacional de las Mujeres.
Pero además, en sus congresos, los dirigentes socialistas debatieron en torno a los principales problemas de la política mundial; de esta manera, involucraban al conjunto de las clases obreras en las decisiones sobre su propio destino. Uno de los debates fundamentales giró en torno a la relación entre reforma y revolución. El sector “revisionista” de derecha dirigido por Bernstein, postuló la perspectiva del logro de reformas en el marco de las democracias parlamentarias, basándose en las posibilidades de obtenerlas en un contexto de expansión capitalista; Bebel, Kautsky y Rosa Luxemburgo derrotaron a este sector sosteniendo las ideas del marxismo y la perspectiva de la revolución. El estallido de la primera Revolución rusa en 1905 llegaría para darles la razón.
Sin embargo, luego de la derrota de este proceso revolucionario, las alas derecha de los partidos socialistas comenzaron a ganar peso, mientras crecía su peso electoral y su presencia en los parlamentos, se afirmaba el revisionismo en el terreno teórico y el reformismo en el terreno político, postulando la posibilidad de presionar a los gobiernos capitalistas para obtener concesiones. En tanto el ala izquierda, encabezada por Luxemburgo, Karl Liebknecht, Lenin y León Trotsky, enfrentó a estas tendencias desde una estrategia revolucionaria.
Las perspectivas de guerra interimperialista pondrán a prueba la política de las distintas alas de la Internacional, en la que se abriría la discusión en torno a la ubicación de los revolucionarios frente a la guerra. Estos debates recorren los Congresos de la Segunda Internacional después de la Revolución de 1905; allí se postuló la necesidad de enfrentar la guerra y, de producirse, movilizar a los sectores trabajadores y populares para enfrentar a sus burguesías.
Presentamos aquí las resoluciones de dos Congresos, el realizado en Stuttgart en 1907 y el llevado a cabo en Basilea en 1912. El objetivo de la Internacional era “ser la guía para la actuación de los socialistas del mundo entero para evitar una guerra inter-imperialista. También indicaban que, de no poder evitarse la guerra, debían actuar de manera tal de utilizar la crisis provocada por ella para transformarla en una guerra de clases, una guerra civil que llevara a la revolución y a terminar con el capitalismo y las guerras.” [1]
Te puede interesar: Marxistas en la Primera Guerra Mundial
Te puede interesar: Marxistas en la Primera Guerra Mundial
Así, cuando aún la guerra era solo una posibilidad inscripta en las tendencias a la competencia interimperialista, la Segunda Internacional afirmaba que “el Congreso considera que es el deber de la clase obrera, y en especial de sus representantes en los parlamentos, combatir los armamentos navales y militares con todas sus fuerzas, caracterizando la naturaleza de clase de la sociedad burguesa y el motivo del mantenimiento de los antagonismos nacionales, y coartar los medios que posibilitan estos armamentos. Es su deber trabajar por la educación de la juventud obrera en el espíritu de la hermandad de las naciones y del socialismo, mientras desarrolla su conciencia de clase.”
Cinco años después, cuando la perspectiva de la guerra se acercaba, el Congreso de la Internacional reunido en Basilea “Hace un llamamiento a los trabajadores de todos los países para oponer el poder de la solidaridad internacional del proletariado al imperialismo capitalista. Advierte a las clases dominantes de todos los Estados que no aumenten la miseria de las masas provocada por el método de producción capitalista por medio de acciones beligerantes. (…) Los proletarios consideran un crimen dispararse el uno al otro por las ganancias de los capitalistas, las ambiciones de las dinastías o la mayor gloria de los tratados diplomáticos secretos.”
“¡El Congreso por lo tanto hace un llamamiento a ustedes, proletarios y socialistas de todos los países, para que se escuchen vuestras voces en esta hora decisiva! ¡Proclamen vuestra voluntad en todas sus formas y en todos los lugares; eleven su protesta en los parlamentos con todas sus fuerzas; súmense a grandes manifestaciones de masas; utilicen todos los medios que la organización y la fuerza del proletariado ponen a vuestra disposición!”
Te puede interesar: La Conferencia de Zimmerwald
Te puede interesar: La Conferencia de Zimmerwald
Sin embargo, cuando en julio de 1914 la guerra estalló, la socialdemocracia alemana, aunque reunió millones de obreros en contra del ingreso en la contienda, no impulsó la lucha de clases para impedirlo y el 4 de agosto sus parlamentarios cometen la más colosal traición al internacionalismo proletario al aprobar los créditos que el gobierno solicitó para afrontar la guerra; lo mismo hicieron los socialistas franceses; así la Segunda Internacional puso la firma a su bancarrota definitiva.
Los dirigentes internacionalistas, Lenin, Trotsky, Liebknecht, Luxemburgo y el ala izquierda de la Internacional levantaron la oposición a la guerra, y organizarán las Conferencias de Zimmerwald y Kienthal para sentar las bases para una nueva organización revolucionaria.
Resolución del VII Congreso de la Segunda Internacional en Stuttgart. Agosto de 1907.
Resolución de Stuttgart 1907 by La Izquierda Diario
Manifiesto del IX Congreso (extraordinario) de Basilea de la Segunda Internacional. Noviembre de 1912.
Congreso de Basilea 1912 by La Izquierda Diario
Registros de época. A 106 años del Manifiesto de los jóvenes universitarios
Registros de época. A 106 años del Manifiesto de los jóvenes universitarios
[1] Guillermo Iturbide, prólogo a “Marxistas en la Primera Guerra Mundial”, ediciones IPS, p. 8
Alicia Rojo
Historiadora, docente en la Universidad de Buenos Aires. Autora de diversos trabajos sobre los orígenes del trotskismo argentino, de numerosos artículos de historia argentina en La Izquierda Diario y coautora del libro Cien años de historia obrera, de 1870 a 1969. De los orígenes a la Resistencia, de Ediciones IPS-CEIP.