Entrevistamos a Sergio Pujol, autor de “El año de Artaud. Rock y política en 1973”, libro que retrata un año de gran radicalización política a través de la cultura, con el disco de Spinetta como eje.
Miércoles 11 de octubre de 2023 12:00
Sergio Pujol es periodista, historiador y escritor especializado en música popular, investigador del CONICET y docente universitario. Conduce el ciclo Influencias, que se emite los sábados a las 20 por Radio Universidad de La Plata (en AM 1390) y es autor de libros como Jazz al Sur, Rock y Dictadura. Crónica de una generación (1976-1983), biografías de María Elena Walsh y Enrique Santos Discépolo, el más reciente Gato Barbieri. Un sonido para el tercer mundo y -entre otros- El año de Artaud. Rock y política en 1973, que es el libro que nos convocó a conversar en El Círculo Rojo, el programa de La Izquierda Diario por Radio Con Vos que se emite los jueves de 22 a 24 hs por la FM 89.9. Podés escuchar la entrevista completa acá.
En relación a la importancia en cuanto a las expectativas de cambio que tuvo el ´73 en Argentina, Pujol sostiene que “En términos políticos, es posible la comparación con el 1968 del Mayo Francés. En realidad, nosotros tuvimos un 1968 al año siguiente, con el Cordobazo en el ´69. Pero efectivamente el ´73 es un año, no revolucionario exactamente porque lamentablemente muchas de las cosas que se propusieron en ese entonces no se pudieron hacer realidad, pero sí como el ´68 francés hay un horizonte expectativas que está signado por la revolución y el cambio, la transformación”.
Respecto a la valoración que mantiene el disco Artaud a 50 años de su lanzamiento, planteó que “Se hizo una encuesta en la revista Rolling Stone entre críticos, productores y músicos, y fue elegido el disco más importante de la historia del rock. Eso también es interesante ¿no? La valoración, la indexación que a través de los años ha tenido este disco, que siempre fue importante… Incluso en el momento en el que se presentó en el Teatro Astral y salió raudo a las disquerías, generándole un gran problema a los dueños y a los que compramos el disco también, por esa esa forma hexagonal e irregular que lo volvía un objeto indócil”, aunque especifica que “Fue un disco que vendió muy poco en ese momento… Hasta donde yo pude investigar -y lo hice de manera bastante exhaustiva- lo único que salió fue una un aviso muy pequeño en la sección de música del diario La Opinión y después salió una reseña bastante extensa en la revista Pelo firmada por Jorge Pistocci, que más tarde va a fundar la revista El Expreso Imaginario”.
Sobre el porqué de la elección del disco de Luis Alberto Spinetta (aunque publicado como obra de Pescado Rabioso por cuestiones contractuales con la discográfica) para recorrer 1973, Sergio Pujol nos explicaba: “Fue en cierto modo temerario de mi parte tomar ese disco como representativo de ese año. En realidad lo que yo planteo en el libro es que muchas de las expectativas de cambio estaban cifradas en discos como Artaud, principalmente en ese disco. Es un disco que me parece inconcebible en otro momento de la historia argentina que no sea 1973”. Y más adelante agregaba que “Artaud era un disco absolutamente disruptivo. Era disruptivo incluso dentro de la discografía de Spinetta, que acababa de disolver el grupo Pescado Rabioso (…) Y es un disco donde de alguna manera está cifrada la imaginación utópica de la época… Si bien no hay letras políticas en un sentido transparente o de referencia directa, nadie podría decir que este es un disco de protesta, yo creo que lo político está en primer lugar en poner en valor a un poeta maldito que en los años ´20 se había peleado con André Bretón y el grupo de surrealistas cuando estos últimos ingresan al Partido Comunista; o sea, que es un heterodoxo, alguien que rompe con su grupo de padres y que mantiene una posición revolucionaria pero desde una perspectiva muy loca ¿no? Él habla más de una revolución de la conciencia, de una revolución subjetiva, que tiene bastante que ver con lo que está planteando la contracultura en los ´60 en Estados Unidos o Inglaterra, entonces eso es un gesto político de Spinetta”.
Consultado sobre la tensión entre las subjetividades del militante político y la vanguardia artística aglutinada en la naciente escena del rock, Pujol planteó que “Yo diría que iban hacia el mismo lugar pero a velocidades diferentes y por medios y herramientas distintas. Era una relación compleja porque estamos hablando de una música que producen y consumen los jóvenes, y son justamente los jóvenes el sector de la sociedad que se moviliza en ese momento, que toma las calles, que festeja el triunfo de Cámpora, que vota masivamente a la fórmula Cámpora - Solano Lima (…) Pero indudablemente esa relación fue ríspida, porque el rock argentino tiene su matriz en el momento hippie básicamente, en la psicodelia, en aquello que pasaban en el ´68 un poco por fuera de la política. Y la militancia política venía de otro lugar: avalaba en ese momento la violencia política o la violencia como una herramienta, o como decía Marx la violencia como partera de la historia ¿no? Un poco el modelo guevarista, sin la violencia era prácticamente imposible generar un cambio verdadero, un cambio profundo. Frente al tema de la violencia, los rockeros por esta cosa ghandiana que tenía el movimiento, hippie, pacifista, sentía un rechazo a la instrumentación de la violencia. También es verdad que al rock en ese momento se lo veía, dentro de la perspectiva de la izquierda argentina (que era muy nacionalista, donde se mezclaba un poco el marxismo con el nacionalismo) se lo veía como una expresión del imperialismo cultural. No se dimensionaba a los músicos argentinos de rock como auténticos creadores de una música propia. Se reconocía al rock como una música generacional, desde luego, pero se lo veía como un fenómeno epigonal respecto a los grandes centros de producción de cultura rock que eran por supuesto Estados Unidos e Inglaterra en ese momento”, aunque concluye que “Esa tensión entre militancia y rock se suspende un poco en el ´73 (…) Era prácticamente imposible quedar por fuera de la realidad política en ese momento”.
Sobre el inicio de un comienzo de masividad del rock argentino en aquel año y un cambio en la composición social del público, Sergio Pujol explica: “En el 73, el rock efectivamente deja de ser un fenómeno clasemediero para convertirse en un fenómeno policlasicista con una base popular importante, pero no en términos numéricos. La mayor parte de la juventud escuchaba otras músicas: escuchaba a Leonardo Favio, a Sandro, la música pop que llegaba de Inglaterra y Estados Unidos. Se va conformando un movimiento, va creciendo sin dudas entre el 72 y el 73 (…) Pero hoy pensamos el rock en una escala masiva que en esa época no existía, no había radios de FM dedicadas al rock las 24 horas, los grandes diarios no traían suplemento joven, obviamente no existían ni las redes ni la música por streaming, tampoco existían muchos artistas que hubieran firmado contrato con grandes sellos multinacionales no, los músicos de rock no hacían giras por ningún lado, a lo sumo hacían giras por la provincia de Buenos Aires (…) Era un fenómeno muy urbano, bastante porteño y platense (porque eran los tiempos de La Cofradía de la Flor Solar y los orígenes de Los Redondos, hay que mencionar a la ciudad de La Plata)”.
Finalmente, consultado sobre la expresiones culturales políticamente más radicalizadas que lo sorprendieron al investigar el año 1973, Pujol mencionó la presentación del Libro de Manuel de Julio Cortázar: “Esa es notable porque lo presentó en la Federación Gráfica en un ambiente muy hostil: recordemos que en el año ´73 muchos intelectuales de izquierda y muchos militantes políticos, si bien reconocían el talento literario de Cortázar, lo veían como un gorila. Y realmente había sido un gorila. Él siempre decía que se había ido a París porque los bombos peronistas no lo dejaban disfrutar de los cuartetos de Bela Bartok, palabras más palabras menos había hecho eso… Y era objeto de muchas críticas (…) por supuesto injustas. De acuerdo al meridiano cultural de la época, Cortázar tenía algo de extranjerizante, exquisito, afrancesado, todo lo malo en ese momento, pero al mismo tiempo era un hombre con una labia increíble y un encanto personal muy grande: cuando termina esa esa presentación terminó ovacionado y prácticamente lo sacan en andas de la Federación Gráfica. Pero quizás la perla desde el punto de vista de los hallazgos del libro (que después lo voy a desarrollar más en la biografía del Gato Barbieri) es el encuentro de Cortázar con Gato Barbieri”. Y completa con el Festival de la victoria, del triunfo peronista: “También me parece un hecho sumamente singular, parece sacado de un sketch de Saborido y Capusotto ¿no? Billy Bond, Charly García interpretando el himno nacional argentino, la voz de Solano Lima haciéndose presente y hablándole a la juventud (¡un hombre que había sido durante décadas un representante del conservadurismo argentino!). Bueno, esas cosas tan raras, tan bizarras se daban en la Argentina de los años ´70 y particularmente del ´73”.
El Círculo Rojo
Domingos de 22 a 00, Radio Con Vos (FM 89.9) Fernando Rosso, Malena Cig, Celeste Murillo, Pablo Anino, Augusto Dorado y Diego Sacchi Producción: Diego Stillo, Lía Marconi, Paola Caruso, Malena Sotomayor