El 29 de julio de 1966, el gobierno militar de Onganía promulgó el decreto 16.912. Este legitimaba la intervención en las universidades, eliminaba la autonomía y el cogobierno universitario. Prohibió además, el ejercicio de actividades políticas de los centros de estudiantes y las reuniones en las universidades.
Jueves 29 de julio de 2021 10:15
Resistencia y represión
Durante la tarde 29 de julio de 1966 la mayoría del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se pronunció en defensa de la autonomía universitaria y la necesidad del restablecimiento de la democracia. Momentos más tarde, cientos de estudiantes y docentes tomarán cinco facultades: Ciencias Exactas, Arquitectura, Medicina, Ingeniería y Filosofía y Letras. El repudio a la intervención y a la dictadura se expresaba en las tomas de facultades.
La respuesta del gobierno militar llegó en la noche, con una cruda represión. Cientos de docentes y estudiantes de la facultad de Ciencias Exactas, por ejemplo, fueron desalojados mientras afuera un operativo atroz los esperaba con macanas, insultos y patadas. La represión, bautizada como Noche de los Bastones Largos, terminó con un saldo de más de 400 detenidos, el nombre se debe al uso de este elemento para reprimir y golpear salvajemente tanto a estudiantes como docentes.
Esto provocó la renuncia masiva de profesores: 1500 docentes se fueron del país. Por ejemplo en Exactas, de un total de 675 docentes renunciaron 330. Por eso mismo, estos hechos se darán a conocer como la primera gran “fuga de cerebros”, teniendo en cuenta la enorme cantidad de docentes y cientificos que luego, continuaron sus carreras en el exterior.
“Cueva de marxistas”
Luego de la Noche de los Bastones Largos el gobierno militar continuó intentando disciplinar al movimiento estudiantil. El 7 de septiembre de 1966, una movilización masiva en Córdoba, culminará con el asesinato del estudiante y trabajador de la IKA Renault, Santiago Pampillón.
El movimiento estudiantil pasa a organizarse clandestinamente. En lugares como Córdoba, por ejemplo, uno de sus espacios de reunión y asambleas empezará a ser la sede de la CGT de los Argentinos, donde comenzará a generar lazos de mucha mayor estrechez con el movimiento obrero.
Estas tendencias de solidaridad y acercamiento con el movimiento obrero fueron en parte la causa de la saña de la dictadura con el movimiento estudiantil. Así lo dio a entender el propio Ongania cuando planteó que las universidades eran una “cueva de marxistas”, en un intento por justificar la intervención. La educación pública, encarnada en la universidad en este hecho histórico que relatamos, fue y es una conquista de la clase obrera. El onganiato se propuso controlarla, cercenando el derecho de los estudiantes a organizarse y gobernarse y solidarizarse con otras causas. Los militares tuvieron un éxito muy limitado como pudo verse en los Rosariazos y en el propio Cordobazo. Pero esa es otra historia.