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Red Internacional
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2010 - 20 de octubre - 2020. A la memoria de Mariano

Carta de un compañero de estudio y militancia universitaria -en distintos partidos- del joven asesinado por las armas cargadas por la burocracia ferroviaria, con la complicidad de representantes del gobierno de entonces.

Lunes 19 de octubre de 2020 23:36

Foto: María Paula Ávila

Foto: María Paula Ávila

Tuve la oportunidad de conocer a Mariano, ambos con veintipico de años, estudiábamos y militábamos en el CBC de Avellaneda, él, en el Partido Obrero, yo, en el PTS.

Éramos una generación que pasó la secundaria entre el activismo de los centros de estudiantes, dando peleas estudiantiles que tenían como trasfondo el 2001 y sus consecuencias. De la Rúa yéndose en helicóptero, las asambleas populares, las tomas de fábricas, el asesinato de Darío y Maxi en la masacre del Puente Pueyrredón durante el gobierno de Duhalde, y luego el gobierno de los Kirchner.

Debatíamos nuestras estrategias y aunque parezca reivindicar lo elemental, él leía los artículos de elaboración ideológica de los demás partidos, era un cuadro serio. Debatíamos sobre qué política tener hacia el movimiento piquetero. Yo le hablaba de Zanon, Mariano, del Polo Obrero; yo le hablaba del centro de Sociales, el de la FUBA.

Para mi su política era oportunista; para él, la mía era sectaria. Éramos jóvenes y, por más comprensión sensata que tuviéramos de las cosas, vivíamos como si la revolución estuviese no a la vuelta, pero si poco más allá de pasar la esquina.

Parece increíble que hayan pasado 10 años del asesinato de Mariano en manos de la patota de la Unión Ferroviaria de Pedraza, el tiempo pasa volando. La crisis política abierta en ese entonces, corrió el telón de un teatro macabro de entramados entre gobierno nacional, empresas del ferrocarril y la burocracia sindical que imponían la estafa de la tercerización laboral. Una estafa que fue enfrentada heroicamente por una camada de miles de trabajadores ferroviarios que ganaron la batalla.

El asesinato de Mariano fue un hecho que atravesó a más de una generación de militantes, y en ese contexto, resultó un proceso de movilización obrera y estudiantil, de resurgir con fuerza de la pelea por el pase a planta permanente de los tercerizados que venía en retroceso. La pelea por cárcel a los responsables políticos y materiales se puso en el centro, encontrando centenares de pibes que se sumaban a esa batalla asumiendo la militancia de izquierda con sus manos.

Con una semana de diferencia le sucedió la muerte de Néstor Kirchner, el peronismo, como corriente oficial del estado burgués, desde los pasillos de los palacios gubernamentales lanzó la fundación de sus organizaciones juveniles como apéndices del viejo aparato podrido del PJ viciado de menemistas, duhaldistas, burócratas sindicales y punteros.

Una renovación generacional que se agrupa alrededor de las banderas de "la batalla cultural"... para que la batalla real quede en las manos de los mismos de siempre.

Hoy, quien fue figura fundante de la tan mentada Cámpora, Andrés el Cuervo Larroque, es Ministro de Desarrollo, el mismo que aún no da una solución de fondo favorable a las familias que pelean por vivienda en Guernica. El mismo que deja caminar a su brazo armado el Carapintada Sergio Berni que prepara el desalojo con la venia del Gobierno de Fernández y Kicillof.

Una pelea aún abierta que Mariano estaría acompañando, en la vereda de enfrente, codo a codo junto a las familias obreras de Guernica.

Se puede recordar a Mariano como una figura de la lucha estudiantil en solidaridad con el movimiento obrero, como un emblema de la lucha contra la precarización laboral o como el caso testigo más brutal del accionar de la burocracia sindical en los últimos años. Pero el peor de los errores sería tomarlo como una figura folclórica que nada tuviese de contestatario en la pelea contra este sistema de explotación, una figura vacía para que quienes se resignan a la miseria de lo posible laven sus culpas en los aniversarios.

El patotero Cristian Favale sigue preso, condenado como autor material del asesinato de Mariano, y así será, al menos por 11 años mas. José Pedraza, secretario general de la UF en ese entonces, también condenado por homicidio, murió en una cárcel domiciliaria, entre privilegios. Carlos Tomada, Ministro de Trabajo al momento del asesinato de Mariano e involucrado por escuchas, se mantiene en impunidad, a pesar de sus múltiples lazos con la burocracia asesina.

La policía que liberó la zona recibió condenas mínimas. Estas son algunas de las muestras del que esta justicia responde a los intereses de los empresarios y gobiernos patronales.

La pelea por justicia por Mariano sigue más vigente que nunca. Cada triunfo parcial es una posición conquistada en una que no termina, una pelea por acabar con este sistema de explotación.

Hoy en la Argentina el 40 % de las personas ya han caído en la hostilidad de la pobreza. El desempleo ha llegado a afectar a más de 3 millones; se han acrecentado los despidos, suspensiones y cierres de empresas; más de 4 millones sufren la crisis habitacional. El modelo de la precarización laboral de las Apps vino a traer nuevas formas de estafa para la juventud trabajadora. El FMI desplegó sus alas planteando mayores ajustes por una deuda que no es nuestra y que el gobierno quiere que sea pagada por el pueblo, cada vez más empobrecido. Los sindicatos se mantienen inamovibles en su pasividad, cómplices. Los burócratas sindicales son la cara de una entrega que no se aguanta más.

Si hay algo que recuerdo firmemente, es haber entrado en una columna junto a miles al cementerio de Avellaneda, juntar coraje para acercarme a la bóveda donde descansaban los restos de Mariano, apoyar mi mano sobre el cajón cubierto con la bandera del Partido Obrero, donde militaba, y prometerle que tarde o temprano lo íbamos a vengar. Ese deseo sigue más firme que nunca.

Mientras escribo estas palabras, una nueva generación de pibes con la edad de Mariano se organizan contra la precarización laboral, por justicia por Facundo Castro, contra el desalojo en Guernica, contra los despidos, contra la burocracia que es la verdadera policía en nuestros sindicatos. Una nueva generación que se prepara para pelear por una sociedad libre de explotación y de opresión.