El fin de semana pasado las primarias presidenciales chilenas fueron una “sorpresa” que cambió el panorama previsto hacia las presidenciales de noviembre, moviendo las fichas del tablero político. En este artículo Alejandra Valderrama y Pablo Torres, desde Chile, analizan qué fenómenos políticos y sociales expresaron, en un país marcado por la rebelión de 2019. El mismo es parte de un dossier especial de Ideas Socialistas, el suplemento de teoría y cultura de La Izquierda Diario Chile, que aborda algunos de los principales debates actuales en la izquierda chilena.
En un universo electoral conformado por 14.500.000 chilenos habilitados para votar, un 23 % lo hizo en la elección de las primarias presidenciales del domingo 18 de julio. Sólo este año 2021 ha tenido, sumando la actual elección, cinco votaciones en campos tan diversos como el de alcaldes, concejales, gobernadores (que tuvo una segunda vuelta el día 13 de junio) y aquellos cargos que conforman la actual convención constituyente.
Todo ello, en un marco social afectado fuertemente por la pandemia de la Covid-19, los coletazos del estallido social, una crisis económica que ha significado el desplome del 6 % del sector, una caída del empleo y un aumento substancial de la desocupación y la fuerza de trabajo potencial.
Contra todos los pronósticos de las encuestas que daban seguro el pase de Jadue (PC) – Lavín (UDI), ganaron Boric por el Frente Amplio, y Sichel, “independiente” en Vamos por Chile.
Gabriel Boric del Frente Amplio fue un actor clave en la firma del “Acuerdo por la Paz” que salvó a Piñera en noviembre de 2019 y buscó desviar la rebelión hacia el camino “institucional”. Dentro del pacto “Apruebo Dignidad” podríamos ubicarlo en un ala más claramente socialdemócrata de búsqueda de acuerdos con sectores de la ex concertación.
Por otro lado, Sichel, representante del gran empresariado que se fue poco a poco plegando a esta campaña “de renovación” para hacerla suya incluso contra figuras históricas de sus viejos partidos representantes (UDI-RN) como Lavín, con un discurso de “centro” combinando “cambios” con “orden”.
Salieron ganadores dos rostros “nuevos” (no de los viejos partidos) y “moderados” de centro-izquierda y centro-derecha. La debacle de la vieja Concertación que quedó mirando desde la galería con mucha de su base social “progresista” votando por Gabriel Boric. La UDI y RN quedaron fuertemente golpeados, pues vienen de una en otra derrota electoral. Además, considerando que en términos de votación Sichel sacó menos que Boric y que Jadue.
Algunas claves para comprender los resultados
Con más del 60 % de los votos el diputado por Magallanes Gabriel Boric del Frente Amplio se impuso a Daniel Jadue del Partido Comunista, además con una participación que superó el millón 600 mil votos en la primaria de ese sector. Sebastián Sichel ganó en las primarias de Chile Vamos con el 49,07 % de los sufragios, superando por más de 237.290 votos al exalcalde de Las Condes, Joaquín Lavín. Algunas claves para comprender los resultados:
1-La crisis de los partidos tradicionales y la captación del voto centro- izquierda
Desde la rebelión popular, hasta el inicio del proceso constituyente en Chile, es categórica la crisis de los partidos tradicionales de los 30 años de régimen pinochetista. Un claro ejemplo de esto fueron los resultados a la convención constitucional donde el fenómeno de listas “independientes” y contra estos partidos marcaron la tónica. En la primaria esta tendencia se volvió a expresar, en el caso de Chile Vamos, fue un candidato por fuera de la UDI-RN quien ganó la elección. Los partidos de la ex concertación no tuvieron primarias por su propia debilidad en una interna entre Paula Narváez (PS) y recientemente el lanzamiento de la candidatura de la Demócrata Cristiana, Yasna Proboste. Pero esto no impidió que el voto de la centro-izquierda se expresara en la primaria del pacto Apruebo Dignidad conformado por el Partido Comunista y el Frente Amplio, será este último el que buscará de manera más decidida captar el voto de este sector.
Semanas antes de la primaria se conformó la facción dentro del partido socialista que votaría por Gabriel Boric, haciendo un llamado público a apoyarlo en la primaria del 18 de julio. Además de una estrategia de procuración de apoyos amplios, fuera de la coalición, para enfrentar las primarias de Apruebo Dignidad. El té casual con la candidata del Partido Socialista, Paula Narváez, en circunstancias en que la ex Concertación no tuvo primarias, más las alusiones a la necesidad de llegar a acuerdos con sectores que no necesariamente pertenecen por ahora en Apruebo Dignidad, fueron generando las condiciones para que Boric capitalizara el voto de sectores de la concertación.
2- Las capas medias se expresaron por la moderación
Otro análisis de importancia es el peso que tuvieron comunas de capas medias (y su cantidad en votación) en apoyar las opciones “moderadas”. En el caso de Gabriel Boric podemos ver en la región metropolitana como captó votos en comunas de barrios ricos que en el plebiscito votaron por el “rechazo” a generar una nueva constitución. Como es el caso de las comunas de Vitacura, Las Condes y Providencia. Como también comunas de capas medias altas como Ñuñoa donde el Frente Amplio ganó con una amplia mayoría.
Por otro lado, el Frente Amplio viene de ganar importantes alcaldías en comunas de gran masividad como Maipú, Viña del mar, Villa Alemana, Quilpué, entre otras. Que también se expresaron en la elección, con los nuevos alcaldes haciendo campaña por Gabriel Boric.
3- La campaña del terror de los medios oligárquicos y los llamados a la moderación de parte de los empresarios
Si bien en la derecha fue mucho mayor la disputa y más hasta el final el gran capital cerró filas con Sichel, no es casual que toda la prensa oligárquica se haya cuadrado contra Jadue y a favor de Boric. Surtió efecto la campaña “contra un candidato del partido comunista” que fue prácticamente el eje en todos los medios de la cual Boric sacó provecho.
No casualmente figuras como Mariana Aylwin (ex Demócrata Cristiana) veían mejor a Boric. No por nada la propia Narváez (PS) le extendió el apoyo virtual tomando “cafecito y sopaipillas”. No por nada los grandes empresarios celebraron el resultado. Juan Sutil valoró que los ganadores Boric y Sichel “quieren cambios con gradualidad, quieren cambios en paz, quieren que se resuelvan los problemas de salud, pensión, educación, viviendas”.
El resultado trajo un respiro coyuntural para los grandes empresarios que salieron a saludar el resultado y la bolsa amaneció saltando. Opinólogos y analistas a sueldo de la burguesía llenaron las redes panfleteando que Chile “es moderado” y que se cerraría la etapa abierta el 18 de octubre. Pero no es así.
¿Una carta fuerte para legitimar el desvió institucional post rebelión?
Boric y el Frente Amplio, sostenido por Revolución Democrática y Convergencia Social, es en un sentido el reemplazo perfecto para una nueva centro-izquierda que renueve este espacio político, de lo que los escribanos a sueldo del régimen escriben como una “izquierda democrática”.
Por una parte el resultado ayuda a la profundización del “desvío institucional” abierto por el Acuerdo por la Paz, que se fue asentando con el plebiscito y las elecciones a la Convención Constitucional, que alberga grandes ilusiones de masas. Contribuye al desvío institucional porque renueva ilusiones en “cambios graduales”, con “gobernabilidad” en “orden”.
Pero a diferencia del candidato del partido comunista, Boric es visto por una franja de la población como contrario a los intereses de la rebelión. En particular por la votación de la ley anti protesta. Semanas previas a la votación de las primarias, familiares de presos políticos encararon a Giorgio Jackson diputado del Frente Amplio que se encontraba haciendo campaña por Boric en el centro de Santiago. Como también muchos sectores votantes de Jadue dicen no querer votar por Boric en segunda vuelta por haber sido cómplice de la firma del Acuerdo de Paz con Piñera. Considerando que las demandas de la rebelión no han sido resueltas, hay que considerar que el Frente Amplio tiene muchas menos bases orgánicas en sectores de la clase trabajadora que permitan sortear las contradicciones propias de las enormes expectativas abiertas en un ciclo político abierto con la rebelión.
Por otro lado, desde la derecha, hace muchos años que el empresariado no apuesta a un candidato que no esté relacionado con sus partidos históricos. Sebastián Sichel en este sentido tampoco promete estabilidad, recordemos el primer año del gobierno de Piñera 2010-2011 donde la pugna entre el “gabinete de gerentes” y “los partidos” dieron una seguidilla de crisis políticas que impactaron en la lucha de clases.
Desvío institucional post rebelión y una coyuntura de centro como parte un intento de sacar a las masas de la escena política
Una lección que debemos sacar todas y todos quienes luchamos en la revuelta, quienes cuestionamos y rechazamos en las calles el pacto por la Paz que firmó Boric junto a la UDI, y quienes queremos conquistar íntegramente las demandas de octubre y tirar abajo todo el viejo régimen heredero del pinochetismo, es que los “desvíos” buscan sacar a las calles de la escena política, desmovilizar al movimiento de masas y desgastar las fuerzas propias, debilitar las instancias de autoorganización y lucha, y bajo una estrategia de “desgaste” de la lucha de clases, le abren el espacio a los viejos poderes, para que busquen de mil maneras recomponer la crisis del viejo régimen.
Esto por supuesto implica echar manos a “nuevos personajes” que no vengan del viejo mundo político, de los dinosaurios odiados. No solo por derecha como es Sichel, sino también renovaciones “por izquierda” que sean parte del reordenamiento del régimen para recomponer su dominio en crisis.
La desmovilización en las luchas (algo de lo que es responsable el partido comunista y las burocracias sindicales) favorece todos los intentos del régimen por encontrar una salida institucional, por reconfigurar una transición de la crisis del régimen, por reordenar el mapa de fuerzas para continuar su dominación. Por eso ha sido un respiro hacia el régimen.
La votación es una expresión que muchas de las expectativas sociales se han volcado en las ilusiones del voto (ambas coaliciones superan la votación de mayo de la Convención Constitucional). Se da en una situación “moderada”, un clima favorable a candidaturas “moderadas” y más “al centro político”. Hay más ilusiones en el voto y las instituciones. En el corto plazo enlentece los tiempos.
No se trata de que las expectativas bajaran. Se trata de que se han reforzado las ilusiones de que los cambios se darán en un nuevo gobierno. Que Apruebo Dignidad gana sobre Vamos Chile refleja que las aspiraciones siguen por izquierda, aunque expresadas distorsionadamente en variantes reformistas o socialdemócratas.
Pero eso implica que aún pueden chocar estas expectativas. Se trata de “renovaciones” de centro-izquierda y de centro-derecha. Pero son renovaciones débiles. Al “centro” pero sin resolverse la crisis política. Que se fortalezca el centro, plantea oportunidades a “los polos” también.
A nuestro modo de ver, el ciclo abierto con la rebelión del 2019 no ha sido cerrado, aunque hay un intento de generar una nueva transición ordenada post rebelión, pero es un intento, los motores de la rebelión no han sido resueltos. Probablemente se tratará de próximos gobiernos débiles. Sin mayorías o coalición estables, y que enfrentarán una economía estancada con bajo crecimiento, en un marco global con probabilidad de mayores crisis.
Para terminar con las herencias de la dictadura necesitamos una alternativa de la clase trabajadora y socialista
Frente a los resultados de las primarias en Chile, dentro de un escenario marcado por la correlación de fuerzas post rebelión. La crisis en el partido comunista tras ser derrotado por el Frente Amplio, abre un espacio político a la izquierda. La Lista del Pueblo (organización que irrumpió en las elecciones constituyentes) anunció que buscará presentar un candidato presidencial y que no llamarán a votar por Gabriel Boric.
Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) buscamos que, en un año marcado por diferentes escenarios electorales, se exprese una voz de la clase trabajadora, con un programa de independencia de clase y socialista. Y por eso estamos poniendo todos nuestros esfuerzos para levantar un frente de trabajadores y la izquierda anticapitalista en Chile, con el objetivo de mostrar que para terminar con el régimen herencia del pinochetismo, conquistar nuestras sentidas demandas en salud, vivienda, educación, ponerle fin a las AFP, debemos tocar la propiedad privada capitalista, nacionalizando bajo control de los trabajadores los principales recursos estratégicos, nacionalizando la banca y el comercio exterior. Un programa de estas características solo podremos conquistarlo retomando el camino de la movilización y la huelga general, para terminar con este régimen de explotación e imponer un verdadero gobierno de las y los trabajadores. Este llamado lo hacemos público a sectores de la clase trabajadora y la izquierda.
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