El aumento se da en el marco de la nueva realidad económica creada por la pandemia Covid-19 y el intento de las empresas de aumentar sus ganancias a costa de los trabajadores.
Miércoles 29 de julio de 2020 14:18
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Según el sitio China Labour Bulletin hubo 89 conflictos sindicales registrados durante junio, en un país cuyo fuerte no es la libertad de información. Estos conflictos están motorizados principalmente por reclamos de salarios adeudados y convierten a junio en el mes con mayor conflictividad en lo que va del año.
El cierre de fábricas y empresas de servicios a causa de la pandemia de coronavirus dejó a miles de trabajadores sin trabajo. Esto se ve reflejado en la caída del ingreso per cápita de 1,3% para el país y 2% para áreas urbanas y en el desempleo de 5,7% también para áreas urbanas, según cifras oficiales.
Las principales zonas de protesta fueron los centros industriales de Jiangsu (13 incidentes) y la provincia central de Henan (10), donde hubo un gran número de protestas de trabajadores de la construcción por salarios atrasados. Además se contabilizaron 21 conflictos en empresas industriales en todo el país contra sólo 7 en enero, al comienzo de la pandemia. Estas protestas están relacionadas principalmente a fábricas de barbijos y otros elementos de protección que hicieron ganancias siderales por el aumento repentino de la demanda que ahora comienza a colapsar, a medida que la enfermedad retrocede en el país.
La industria de la construcción fue la que registró la mayor proporción de protestas (33 en total), con algunas disputas por salarios atrasados que se remontan a más de un año. El freno de las obras a causa del virus obviamente repercutió sobre los trabajadores que dejaron de percibir sus salarios. Se hizo imperativo entonces que cobrar los salarios adeudados por proyectos anteriores. En Jinan, la capital de la provincia de Shandong, por ejemplo, unos 70 trabajadores reclamaban más de un millón de yuanes (cerca de $ 150 mil dólares) en concepto de salarios atrasados. Según dijeron en redes sociales su disputa ya no es sobre sus propios salarios, sino que muestra un problema para la sociedad en general. También se quejaron de que el gobierno había prometido proteger los salarios de los trabajadores migrantes pero no hizo nada.
Por si fuera poco, a la crisis causada por la pandemia, que tajo atraso en los pagos de salarios y despidos, se le suman las inéditas inundaciones que arrasaron el este y el centro del país, afectando a casi 40 millones de pobladores. Al igual que con el coronavirus, las inundaciones afectaron desproporcianadamente a los sectores más pobres de los trabajadores y los campesinos. Hasta ahora, la asistencia del gobierno se centró en las grandes ciudades, dejando a las ciudades más pequeñas y a las zonas rurales que se las arreglen por sí solas.
Muchos trabajadores migrantes debieron volver a sus ciudades de origen para ayudar en las operaciones de rescate debido a la falta de asistencia del gobierno. En la mayoría de los casos, estos trabajadores, que son los más precarios y explotados del gigante asiatico, sufrieron la pérdida total o casi total de sus casas, construidas después de décadas de ahorrar sus escasos ingresos.
Mientras tanto, los trabajadores que estaban en la primera línea de la lucha contra la pandemia del Covid-19 fueron llamados una vez más a la acción. A pesar de haber sido escenciales en la lucha contra el virus y tener el mismo carácter ahora con las tareas de rescate y saneamiento, sus salarios se encuentran entre los más bajos del país. En Leping, cerca de Jingdezhen, se desplegaron 2.000 trabajadores de saneamiento para limpiar los escombros después de las inundaciones y evitar que el agua estancada se convirtiera en un caldo de cultivo para enfermedades. Lo mismo ocurrió en She, provincia de Anhui, 1.600 trabajadores de saneamiento trabajaron horas extras para limpiar la basura y el cieno del río que había sido arrojado en las calles de la ciudad. Y de nuevo haciéndose eco de la pandemia, fueron sido principalmente mujeres las que trabajaron en la primera línea de la prevención y el alivio de las inundaciones.
Una encuesta publicada recientemente sugiere que entre 30 y 50 millones de trabajadores migrantes perdieron sus empleos a finales de marzo, y que era probable que a mediados de mayo al menos 20 millones de ellos todavía no pudieran volver a trabajar. Los que pudieron encontrar trabajo generalmente ganaban salarios más bajos y soportaban condiciones de trabajo mucho más precarias. En la encuesta también se señalaba que sólo una muy pequeña minoría de trabajadores migrantes desempleados había recibido prestaciones de desempleo o ayudas a los ingresos.