Compartimos la declaración del Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) de Chile sobre los resultados del Plebiscito y los desafíos que se vienen hacia adelante. El PTR impulsa La Izquierda Diario en Chile y es parte de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional.
Martes 27 de octubre de 2020 15:33
El plebiscito nacional del 25 de octubre y el aplastante triunfo del Apruebo con un 78% de la votación son una comprobación de que la gran mayoría se hastió de la constitución y de la herencia del dictador. Lo que se expresó en las urnas de manera aplastante, es lo que hemos demostrado en las calles desde la rebelión popular iniciada en octubre del año pasado y ahora se vuelve a reafirmar: estos 30 años del Chile gobernado por un puñado de capitalistas no van más.
No por nada luego de los resultados del domingo fueron cientos de miles quienes festejaron el triunfo arrollador del Apruebo: fue un voto contra Piñera y los dueños de Chile y por las demandas de la rebelión, por no más AFP, educación y salud gratuitas y de calidad, salarios dignos.
Con la votación se demostró que somos una inmensa mayoría y ahora es momento de ir por todo y no dejar en pie ningún rastro de la herencia de la dictadura militar.
Frente a este escenario, los grandes empresarios, sus partidos y sus medios de comunicación están preparándose desde ya para defender los pilares centrales del Chile de los 30 años como el intocable derecho de la propiedad, el control y saqueo de los recursos estratégicos por parte de los monopolios nacionales y extranjeros, los límites al gasto fiscal, la autonomía del Banco Central, entre otros. Un bloque que incluye no sólo a los grandes empresarios y la derecha, sino también la rearticulación de la vieja-nueva Concertación. No hay unidad posible con ellos, aunque hayan votado por el apruebo.
A estos enemigos tendremos que hacerle frente si queremos terminar realmente con el legado de Pinochet y conquistar todas las demandas que se han puesto sobre la mesa.
Por eso no podemos confiar en los partidos de los 30 años. La Convención Constitucional es una trampa que permite que esté controlada por ellos mismos, partiendo por el hecho de que el quórum de 2/3 le regala poder de veto a la pequeña minoría de las tres comunas, obligando a moderar todos los cambios para hacerlos a la medida de los grandes empresarios y sus partidos. No será ahí que acabaremos realmente con la herencia de la dictadura.
La fuerza que se expresó en la votación debemos ponerla en disposición de desarrollar la movilización para imponer una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin poder de veto, sin limitaciones, sin Piñera y que esté por en encima de las actuales instituciones, sin exclusión a secundarios ni pueblos originarios ni dirigentes sociales y sindicales, donde todos ganen lo mismo que un trabajador calificado y sobre la base del juicio y castigo a todos los represores y el fin a la impunidad. Sólo a través de desarrollar el camino de la movilización del pueblo y los trabajadores es cómo conquistaremos todas nuestras demandas y acabaremos con cada uno de los pilares de la herencia de Pinochet.
Para esto planteamos tres medidas que nos parecen indispensables en este escenario:
1) Hoy desde la ex Concertación, el Frente Amplio y el Partido Comunista quieren instalar la idea de unidad hacia la Convención Constitucional para superar el quórum de dos tercios frente a la lista de Chile Vamos y el gobierno. ¿Acaso creen que con un bloque con los convencionales de la DC, del PPD, del Partido Radical y Partido Socialista se verán resguardadas nuestras demandas? Esa unidad sólo es garantía de negociación con la derecha, como lo han hecho durante todos estos meses votando las principales leyes del gobierno, incluyendo al Frente Amplio que firmó el “Acuerdo por la paz” con el gobierno y votó la Ley anti protesta, o el propio Partido Comunista que terminó ratificando el acuerdo de la cocina y votó por la ley de suspensiones junto a la UDI.
Las y los trabajadores, estudiantes, pobladores, pueblos originarios; las organizaciones que nos reclamamos revolucionarias y los millones que luchamos en las calles por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que estuvimos en primera línea en la huelga general del 12 de noviembre y rechazamos la cocina del “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” y que luchamos porque se vaya este gobierno; necesitamos una expresión política independiente que se traduzca en listas propias hacia la Convención Constitucional, con el objetivo de defender un programa de independencia de clase y develar ante los ojos de millones las trampas del régimen e impulsar la movilización de la clase trabajadora y el pueblo.
Nuestro llamado es a no ser furgón de cola de los partidos de los treinta años y del reformismo, sino conformar un “Frente de las y los trabajadores y la izquierda anticapitalista”. Y este es el llamado que haremos a todas y todos quienes impulsamos el Comando por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, iniciativa que levantamos junto a una treintena de referentes sindicales y sociales, organizaciones políticas, territoriales, ollas populares, con quienes buscamos expresar una voz independiente en el plebiscito, llamando a votar apruebo en la primera papeleta, pero sin votar por ninguna de las dos convenciones de la cocina y expresando en el voto la lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, la perspectiva de la huelga general y fuera Piñera.
Y para esto, pondremos a disposición la herramienta legal que constituimos como Partido de Trabajadores Revolucionarios, que pese a las restricciones de la pandemia logramos entregar las firmas que una vez aprobadas por el Servel nos permitirán llevar candidatos en siete regiones y las principales ciudades del país, para que todas y todos los trabajadores, jóvenes, mujeres, pobladoras y pobladores, que comparten esta perspectiva puedan presentarse como candidatos independientes a los partidos de los 30 años.
2) Pero sabemos que la única forma de enfrentar las trampas de este proceso constituyente, es poniendo en el centro la fuerza de la clase trabajadora y el pueblo, fortaleciendo la organización y coordinación entre los sindicatos, asambleas territoriales, comités de emergencia y las diversas organizaciones sociales. Para poner en movimiento la fuerza que está detrás del triunfo electoral, debemos luchar por un plan de emergencia para enfrentar el desempleo, los bajos salarios, la precariedad y los efectos de la pandemia.
Debemos exigirle a la burocracia sindical, a las grandes centrales sindicales como la CUT, que rompan su tregua y organicen un verdadero plan de lucha para enfrentar a Piñera, y que pongan en pie y fortalezcan las instancias de auto organización de la clase trabajadora y el pueblo. Sólo fortaleciendo los comités y asambleas, en los lugares de trabajo, calles y poblaciones, podremos unificar nuestras reivindicaciones y luchas, y superar la “tregua” de las burocracias para hacer frente a las trampas del proceso constituyente y los partidos del régimen, fortalecer la autodefensa frente a la represión policial y criminalización del gobierno y el régimen en contra de quienes apostamos por seguir en las calles, y enfrentar las trampas del proceso constituyente. Este plan debe ser el puntapié para retomar la lucha de octubre, conquistar una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana y el camino de la huelga general para sacar a este gobierno.
Un plan de emergencia que parta por la prohibición de los despidos, aumento del salario mínimo a 500 mil pesos; libertad a los presos de la revuelta y los presos políticos mapuche, juicio y castigo a los represores, fin a la militarización del pueblo mapuche y disolución de Carabineros; impuesto a las grandes fortunas, derogación de la ley de suspensión del empleo; por los derechos de las mujeres, anticonceptivos gratuitos para no abortar y aborto legal para no morir, igual trabajo igual salario entre hombres y mujeres; el fin a las AFP para un aumento inmediato de las pensiones, fin al subcontrato, unificación del sistema sanitario bajo control de sus trabajadores para poner toda su infraestructura a disposición de combatir la pandemia, un plan de viviendas bajo control de los trabajadores y comunidades, entre otras medidas urgentes.
3) Como base programática del frente que proponemos, para el fortalecimiento de la organización y movilización de la clase trabajadora y el pueblo, y para ligar las demandas urgentes con la lucha contra el capitalismo y por el socialismo, desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios y La Izquierda diario, luchamos por un Programa Socialista, de la clase trabajadores y anticapitalista, única manera de cumplir efectivamente y hasta el final con las demandas y las aspiraciones del pueblo, y no dejar ningún rastro de la herencia de la dictadura. Un programa que parta por la renacionalización de los recursos naturales bajo gestión de sus trabajadores; imponer la rebaja de la jornada laboral a 30 horas semanales para repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados; nacionalización del sistema de salud, de las clínicas y farmacias, y que pasen a ser controladas por sus trabajadores; fin de las AFP e instalación de un sistema de reparto solidario; nacionalización de la banca y del comercio exterior, no al pago de la deuda externa.
Esto, en la pelea por un gobierno de las y los trabajadores, única forma de acabar realmente con el Chile heredado de la dictadura y gobernado por un puñado de familias, y que sean las amplias mayorías trabajadoras las que controlen las riquezas del país en beneficio de toda la sociedad. Un gobierno de las y los trabajadores de ruptura con el capitalismo en la perspectiva de acabar con toda forma de explotación y opresión.