Del total de 497 municipios que tiene el estado de Rio Grande do Sul, 450 están afectados por las inundaciones que ya cuentan 147 muertos, 127 desaparecidos, 806 heridos, 500 mil desplazados y 80 mil personas en albergues.
Jueves 16 de mayo 14:22
Según datos de la Defensa Civil del estado de Rio Grande do Sul, el número de personas muertas como consecuencia de las inundaciones ascendió a 147, mientas que 538.241 personas quedaron sin hogar.
Científicos y ambientalistas llevan tiempo advirtiendo que debido al cambio climático provocado por la destrucción que el capitalismo lleva a cabo contra el ambiente pueden ocurrir tragedias como esta. Y cada vez con más frecuencia. Las industrias contaminantes, la deforestación de bosques para crear monocultivos y pastos para el ganado, el uso de combustibles fósiles, tienen un vínculo directo con catástrofes como la que estamos viendo en Rio Grande do Sul.
Las autoridades, gobiernos y los empresarios lo saben perfectamente, pero se niegan a tomar medidas reales contra el calentamiento global, ya que esto afectaría directamente a las ganancias de los ricos. Prefieren hacer que la población pague con sus vidas. Aquí, la anarquía del mercado capitalista muestra su cara más horrenda. El gobernador del estado, Eduardo Leite, invirtió apenas el 0,2 por ciento del presupuesto en prevenir desastres como este. Esto después de las inundaciones de septiembre de 2023, que ya se habían cobrado víctimas.
El Gobierno nacional de Lula-Alckmin, a pesar de intentar distanciarse del negacionismo climático de Leite, también es responsable: destinó más de 300 mil millones de reales al Plan Safra; que es un financiamiento enorme destinado a la agroindustria que deforesta descaradamente al Cerrado y la Amazonia brasileña. Al mismo tiempo limita el gasto social, como los recursos para el Ministerio de Medio Ambiente, a través del Marco Fiscal: una medida neoliberal para complacer a los grandes empresarios y seguir pagando la deuda pública fraudulenta.
Hay millones de personas afectadas. Sin embargo, quienes más sufren lo que sucede en Rio Grande do Sul son los trabajadores, y entre ellos, los más pobres. Es necesario crear un plan de emergencia para que los capitalistas paguen por esta catástrofe. Expropiar las fortunas de los capitalistas para poner en marcha un plan de obras públicas para reconstruir casas y ciudades. Se necesita un plan de emergencia para brindar refugio a las personas sin hogar. No podemos confiar en el Estado, que es responsable junto con los capitalistas de tragedias como la que estamos viviendo ahora.