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Red Internacional
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Fútbol femenino. Cambaceres: la gambeta de las pibas

La Izquierda Diario se acercó al club de Ensenada para conocer más de cerca el universo del fútbol femenino. La cancha de la vida y los desafíos de un grupo de pibas que nunca dejaron de soñar.

Viernes 16 de julio de 2021 16:56

Ensenada es una ciudad que tiene historia. Su origen está asociado al tráfico de esclavos. Con el correr del tiempo se fue conformando como un gran polo industrial, dada su expansión y ubicación estratégica. De allí su morfología, siendo la mayoría de sus habitantes trabajadores que formaron su vida, sus historias y sus familias ahí.

Como en tantos otros lugares, los clubes de la zona fueron lugares de encuentro y esparcimiento. El Club Defensores de Cambaceres se encuentra ni bien se ingresa a la ciudad, destacándose por ese rojo fuerte que lo caracteriza. Se formo en 1921 y, como es de esperarse, el fútbol es el principal deporte que se practica. Actualmente participa en la Primera D quinta División de la AFA.

El fútbol, pasión de multitudes, de cualquier género, cada vez más empieza a profesionalizarse también en planteles femeninos. Y fue así que el año pasado Cambaceres lo incorporó también entre sus desafíos.

Luego de una primera experiencia, este año se conformó un nuevo equipo técnico que ya formó plantel. Desde las mas jóvenes hasta aquellas que cuentan con un trayecto recorrido, este heterogéneo grupo que se esta formando tiene mucho por decir y mostrar de las gambetas en el fútbol y en la vida.

Lo que dicen las pibas

A poco de comenzar los entrenamientos, muchas de las chicas empiezan a ver este difícil equilibrio entre hacer “lo que les gusta” y el resto de las aristas de su vida.

Algunas de las jugadoras vienen con sus hijes de barrios muy alejados, debiendo tomar dos colectivos para llegar. Incluso llegan con algún familiar que hace el aguante mientras entrena con garra y poca carga en la SUBE.

Ayelén, una de las arqueras del equipo, cuenta que su mamá le cuida a su pequeña hija para entrenar “es como una cadena de favores de mujeres”, destaca. Se sensibiliza con la situación de sus compañeras y nos cuenta que busca un lugar en el equipo, sobre todo, para acompañar y ayudar a que el proyecto se concrete, pensando en que para muchas compañeras puede ser una gran oportunidad. “Siempre hay otre que te ataja cuando ve que necesitás”, concluye.

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Otra Ayelén, también arquera, habla de lo contenta que está por los avances en el mundo del deporte, y la posibilidad de la mujer de profesionalizarse en ese ámbito que siempre fue (arbitrariamente) exclusivo de los hombres, pero también destaca sus límites: las tareas domésticas, el cuidado de los hijos y todo lo que implica el “volver a casa”, y así marca la diferencia de género, en cuanto a las tareas de reproducción social, potestad de la mujer, aun después de años de lucha contra ello.

Marcelo Miramont es el entrenador del equipo. Al hablar con La Izquierda Diario, hizo mucho hincapié en el “equipo humano” que se está construyendo para acompañar a las jugadoras, entendiendo que el trabajo no se agota en la cancha. Además, agregó que “estamos intentando hacer lo mejor para que el fútbol femenino sea igualitario al fútbol masculino, para que las cosas cambien”

Pero… ¿cómo son las cosas en el fútbol?

Efectivamente, tal como nos cuentan, el fútbol femenino y el masculino no solo se diferencian en la cancha. La psicóloga del plantel, Wilana Hernandez Molesi, que cuenta con una vasta trayectoria en el trabajo con planteles deportivos destaca varias cuestiones. Por un lado, en el aspecto del ingreso económico, a diferencia de los planteles masculinos, se conoce que AFA destina a los diferentes clubes un determinado monto de contratos para el plantel femenino que no cubre a la totalidad del plantel. Algunos clubes deciden bancar los contratos faltantes, en otros los contratos dados por AFA son distribuidos entre todas las jugadoras. Siempre hablamos de contratos muy inferiores en relación a lo que percibe un jugador masculino.

Además, o en función de lo anterior, en general los proyectos de vida de las mujeres futbolistas son diversos, pasan por realización en otros aspectos (laboral, educativo, crianza de hijos) en el marco del cual el futbol es algo más. Esto deriva en la sobrecarga de la que nos hablaban las chicas del plantel. “Yo me levanto a las cinco de la mañana, voy a laburar hasta las dos. Vuelvo y me preparo para venir a entrenar. Y cuando llego del entrenamiento tengo que limpiar la casa, cocinar…”.

Las mujeres y disidencias, en el avance de derechos conquistados en distintos ámbitos, como ser la incorporación al mercado laboral, a derechos civiles o, como sucede en este caso, con la posibilidad de la profesionalización en el futbol (históricamente potestad de los hombres) nos encontramos, muchas veces, en una trampa. Por un lado, avanzamos en ocupar lugares donde antes no estábamos, pero por otro lado cargamos con la desigualdad respecto a tantos otros derechos básicos, sufriendo la sobre carga de tareas en el hogar y cuidado de niños, o la diferencia en ingresos de la misma tarea (como sucede en el caso del futbol femenino).

Esos nuevos derechos y libertades democráticas se superponen a la aceleración extenuante de los procesos productivos, a la explotación aumentada por la precarización de las condiciones de trabajo y de la vida. El resultado es el escaso tiempo libre, la discordancia de los horarios destinados al ocio, a la socialización y al placer. Sin embargo las pibas no bajan los brazos: "disfrutamos jugar a pesar de todo, eso está bueno".

Las mujeres y disidencias hemos recorrido un largo camino, claro está, luchando por todo aquello que nos ha sido negado históricamente, y aún falta, mucho más. Si seguimos gambeteando, y avanzamos, la paramos de pechito, y vamos por el gol de media cancha. La clave es la organización y el potencial de nuestra fuerza. La seguimos en la próxima fecha.