Lejos de ponerse a la cabeza de las demandas de la docencia, las conducciones de gremios como Atep, Apemys, Sadop y UDT, se suman al millonario negocio de la capacitación y la competencia entre docentes a través del sistema de puntajes. Frente a la resignación, es necesario recuperar las calles y recuperar nuestro gremio de manos de la burocracia sindical.
Lunes 11 de noviembre 19:09
Una de las primeras medidas de ajuste a la Educación del gobierno de Jaldo fue el cierre de FORMAR, una plataforma de cursos gratuitos del Ministerio de Educación de Tucumán. En su reemplazo crearon una nueva plataforma (FDCI) con muy escasa oferta y cupos muy restrictivos para el acceso de la docencia que, de esta manera, no tiene oportunidades de realizar talleres para obtener puntaje, un requisito necesario a la hora de tomar horas en cualquier escuela. Y así apareció, nuevamente, un fantasma del pasado que se creía desaparecido: los cursos pagos.
En 2018 la docencia tucumana dijo basta a este tipo de modalidad; la mercantilización de las capacitaciones dejaba a muchos fuera del sistema pero enormes ganancias a instituciones privadas y gremios que lucraban con la formación, agravando la situación de muchos maestros y profesores con muchos años de haberse recibido y que no pueden trabajar de lo que por largos años de sacrificios habían soñado hacer, enseñar. En respuesta a la lucha y los reclamos de la docencia nació FORMAR, una plataforma de capacitación provincial gratuita.
Pero ahora, siguiendo el plan motosierra de Milei, el actual gobernador Osvaldo Jaldo (en aquel entonces vicegobernador), cerró FORMAR y otros tantos programas provinciales, como ESI, Coros y Orquestas, terminalidad educativa, etc, generando cientos de nuevos despidos en la docencia.
La nueva plataforma Formación Docente Continua e Investigación (FDCI) muy lejos está de su antecesora, y en colaboración con la ministra de Educación, Susana Montaldo, incorporaron aquella vieja política que muchos docentes creían extinta, la venta de cursos, un negocio del que también participan las conducciones de los gremios docentes como ATEP, SADOP, APEMyS, o UDT, que dejaron pasar en silencio el cierre de todos estos programas. A lo sumo ofrecen una reducción en el costo de los cursos para afiliados, como forma de atraer de nuevo en sus cajas los aportes de lxs docentes que se desafiliaron indignados con las conducciones gremiales que viven entregando en bandeja a las y los docentes. Y es que se trata de un negocio realmente millonario.
Los talleres que ofrecen los gremios cuestan entre 10.000 y 20.000 pesos. Solo con que la mitad de los 35.000 docentes que tiene la provincia haga un taller al año, incluso al precio más bajo, estamos hablando de un negocio que de piso podría estar moviendo más de 175 millones de pesos. Pero además cada curso terminado le da al docente menos de 1 punto (en el ranking docente el puntaje puede llegar a superar ampliamente los 150 puntos), con lo cual la docencia se ve obligada a realizar decenas de cursos para tener alguna posibilidad de tomar horas.
Este tipo de políticas no es aislada, el gobierno de Osvaldo Jaldo se encuentra en sintonía con el gobierno nacional de Javier Milei que cerró la plataforma educativa gratuita nacional INFoD, donde miles de docentes a lo largo del país se capacitaron, como también programas nacionales como el Plan ENIA, Educ.Ar, Nuestra Escuela, Línea 144, decretos contra el presupuesto universitario, etc, seguido de políticas de privatizaciones y cierres que todavía no lograron ejecutar gracias a la resistencia de sus trabajadores y la comunidad, como Aerolíneas argentinas, Hospital Bonaparte, Hospital Garrahan, etc. El ajuste en Educación va acompañado en distintas provincias de un intento de avance sobre los derechos de las y los docentes, como el intento de prohibirnos el derecho a huelga con la "esencialidad" -que tuvo los votos de la UCR y el PJ tucumanos-, o como en Santa Fe y Neuquén, aprobando reformas previsionales y leyes en detrimento de los derechos laborales de la docencia.
El ajuste a nuestros salarios llevó a miles de docentes a formar parte de aquel 53% de la población bajo la línea de pobreza; a integrar esa franja de personas subempleadas (docentes que no consiguen horas), sobreocupadas (docentes que trabajan en hasta 7 escuelas para llegar a fin de mes), o directamente desempleados. A esto se suma las condiciones edilicias deplorables de las escuelas y el ajuste en el presupuesto para los complementos alimenticios de los estudiantes (y la crisis económica que sufren aún más sus familias) que condicionan la calidad educativa. En Argentinia "Si Hay Plata!", pero es destinada al pago de la deuda con el FMI, para eliminar impuestos a las grandes empresas y millonarios del país.
Pero del otro lado de la trinchera, también hay respuesta. Las y los estudiantes universitarios que tomaron más 80 facultades en todo el país, los jubilados que se movilizan al Congreso, los trabajadores de la Salud que enfrentan el ajuste organizadxs desde abajo, marcan el camino.
Frente la desmoralización que fomentan corrientes políticas opositoras como el peronismo/kirchnerismo, y la “paz social” que garantizan las burocracias sindicales como CTERA, CGT, CTA y los gremios nucleados en las mismas, necesitamos recuperar las calles y la organización en cada escuela, tomando en nuestras manos la tarea de transformar la realidad que la docencia y la comunidad educativa vivimos día a día.