Daniel Satur @saturnetroc
Jueves 8 de enero de 2015
En su conferencia de prensa matinal, el Jefe de Gabinete minimizó la muerte de Néstor Femenía, el niño qom de 7 años que falleció ayer en el Chaco por una combinación de tuberculosis y desnutrición. Dijo que “es un caso aislado”, ya que “la reducción de la mortalidad infantil en Chaco fue drástica”.
Mientras la noticia seguía recorriendo el país y todos los medios, opositores y oficialistas, no podían dejar de hablar del atroz deceso de Néstor Femenía, Jorge Capitanich arrancaba su rutinaria conferencia de prensa hablando de la excelente noticia que significa el éxito del programa "Ahora 12" de compra con tarjetas de crédito en cuotas sin interés. Cinismo a prueba de flashes y grabadores.
Capitanich es el actual gobernador del Chaco pero está de licencia en su cargo desde que Cristina Fernández lo puso en reemplazo de Juan Abal Medina al frente de la Jefatura de Gabinete.
Con la misma rigidez facial con la que habla del uso de las tarjetas de crédito, Capitanich se tomó más de diez minutos para responder a la pregunta de una periodista de Radio del Plata sobre la muerte del niño qom de Villa Bermejito.
El ministro coordinador arrancó hablando del “dolor inmenso” y la “consternación” que “toda muerte” produce “en cada una de las personas”. Pero inmediatamente dijo que él quería “determinar que se trata de un caso aislado” y que se produjo “en un contexto ambiental y social determinado” sobre el cual hay que hacer una “evaluación muy rigurosa”.
Las palabras con las que acostumbra a enrollar los argumentos políticos parecían no alcanzar. Como si el Estado que él conduce no fuera responsable de ninguna determinación estructural, “Coqui” empezó a responsabilizar a la extensión geográfica del Chaco, a la dispersión poblacional y a la existencia de comunidades indígenas y criollas repartidas en todo el territorio.
Habló de la relación de Hipólito Irigoyen con los indígenas y de los logros de su gestión desde 2007 que mejoraron como nunca la situación de los pueblos originarios. Lanzó loas a los agentes políticos y sanitarios del gobierno provincial que actúan con las comunidades, de los centros de salud supuestamente multiplicados en todo el Chaco y hasta de la “telemedicina” y la “alta tecnología” del hospital de Villa Bermejito, la localidad donde precisamente en diciembre fue internado por primera vez Néstor.
Siguió destacando la reducción “drástica” de la mortalidad infantil en el Chaco durante los últimos años, que hoy se encontraría por debajo del promedio nacional, “por primera vez en la historia”.
Eso sí, Capitanich no dijo absolutamente nada que pueda explicar mínimamente por qué murió el chico qom. Sólo apeló a decir que el hecho embarga a todos en una profunda tristeza por “lo que aún falta hacer para resolver estos problemas”. Y, casi en un trabalenguas, el Jefe de Gabinete remató: “lo que quiero transmitir es que de ninguna manera se pretende asociar la tipificación de la causa de la muerte con los problemas existentes; es decir que la tuberculosis, a partir de un tratamiento determinado, tiene efectos muy directos y es perfectamente posible de resolver”. O sea, en la muerte de Néstor no hay responsabilidad alguna del sistema de salud chaqueño. Cinismo puro y duro.
Por el contrario, muchas son las organizaciones que dentro y fuera del Chaco vienen denunciando desde hace años a Capitanich, al PJ y a la UCR como responsables directos de la situación que llevó a la muerte, entre otros tantos, del niño qom de 7 años.
El Centro Nelson Mandela de Derechos Humanos radicado en Resistencia realiza un diagnóstico lapidario. En un artículo referido a la muerte de Femenía dicen que “el analfabetismo, la pobreza y el hambre son los agentes causales de una enfermedad que sufre gran parte del pueblo qom. La desnutrición, con sus secuelas irreversibles, la mortalidad infantil, la desesperanza, el descreimiento y la marginalidad son los efectos directos. Estos son los síntomas principales de la tuberculosis, que es la más extendida pandemia de la historia, en la que la violencia social e institucional son sus signos más destacados.” También manifiestan que “el niño qom, como muchos de los pibes de nuestro país, nació muerto porque la injusta sociedad en la que le tocó nacer así lo determinó mucho antes de su nacimiento. En un planeta que produce alimentos para 12 mil millones de personas, mientras los habitantes superan escasamente los 7 mil millones, paradójicamente cada 4 segundos muere un ser humano de hambre. De ellos, más del 50% son niños.”
Y en una muestra cabal del significado que para el régimen económico, político y social imperante tienen la vida y la muerte de niños como Néstor, el Centro Mandela denuncia que “en el Acta de Defunción se registró el fallecimiento a las 13 horas y que el deceso se produjo por enfermedad. O sea que, además del calvario que atravesó este niño, su fallecimiento formará parte de las cifras negras de la salud porque su muerte no será registrada como derivación de la tuberculosis y de la severa desnutrición que cursara en vida.”
De nada de eso, obviamente, habló el cínico Jorge “Coqui” Capitanich. Como tampoco lo hará su jefa, la millonaria y bien alimentada Cristina Fernández de Kirchner.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).