Este jueves, los secretarios generales Unai Sordo y Pepe Álvarez presentaron su participación en el primero de mayo y anunciaron la posibilidad de movilizaciones por sector si no hay subas salariales, incluso coquetearon con la idea de huelga general. Pero ¿cuánto más tiene que empeorar la situación de los trabajadores para llamar a la movilización?
Sábado 22 de abril de 2023 16:10
Este jueves, los secretarios generales de las dos centrales mayoritarias del Estado español, Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT), presentaron en rueda de prensa su participación en el primero de mayo bajo el eslogan “Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios”. Además de llamar a participar en sus movilizaciones aprovecharon la ocasión para dar su visión de la situación y su propuesta como sindicatos ante uno de las mayores dificultades a las que se enfrenta la clase obrera en estos momentos, la situación de bajos salarios en un contexto de inflación.
En este sentido, tanto Unai Sordo de CCOO como Pepe Álvarez de UGT expresaron su malestar por la falta de avances en la negociación con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) para pactar una subida general mínima de salarios, ante la pérdida de poder adquisitivo por la inflación y advirtieron “movilizaciones intensas de carácter general pronto” si no hay avances y marcado incluso una especie de ultimátum indicando el inicio de las vacaciones de verano como la fecha límite para alcanzar un acuerdo.
Además, respecto a la pregunta concreta que lanzaron algunos periodistas en la rueda de prensa sobre la idea de una huelga general, ambos dirigentes sindicales coquetearon en sus respuestas con esa posibilidad. Los dos coincidieron en la idea de que se sabe “cómo empiezan las movilizaciones, pero no cómo terminan”. A los que Sordo añadió que la “CEOE sabrá dónde quiere llevar la confrontación con las organizaciones sindicales”. Sin embargo ni la posibilidad de fuertes movilizaciones por sector, ni mucho menos la idea de la huelga general, suenan de manera convincente en boca de estos dirigentes sindicales.
La situación de las y los trabajadores es cada vez más dura. Los salarios son cada vez más bajos en un contexto de alza de precios. Qué decir del ataque a los servicios públicos en todo el Estado, del problema de la vivienda, de los presupuestos militaristas… El Gobierno “progresista”, más allá del relato, en estos años de crisis y trasfondo bélico ha jugado un papel de garante de los intereses capitalistas e imperialistas de la burguesía española. En este contexto las direcciones de CCOO y UGT han ayudado a pasar por “progresistas” reformas como la laboral o la de las pensiones que, lejos de ser una avance para los trabajadores, revalidan años de políticas precarizadoras.
En este marco la manera de actuar de las burocracias a través de su estrategia negociadora con el Gobierno y la CEOE ha dejado al conjunto de la clase en un impasse que dificulta la capacidad de resistencia a los ataques que venimos sufriendo. Este impasse solo ha sido roto en algunos momentos por conflictos donde las trabajadoras y trabajadores se propusieron superar las políticas conciliadoras de CCOO y UGT como fue el caso de Inditex.
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El anuncio de movilizaciones no es nuevo en estos sindicatos, a finales del verano pasado, y probablemente presionados por la ola de huelgas que recorría Europa, ya hablaron de un “otoño caliente” si no se subían los salarios y anunciaron su campaña “salario o conflicto”. Meses después, y con un contexto que ha empeorado para la clase trabajadora, podemos decir sin miedo a equivocarnos que era un órdago más dirigido a mostrarse como agentes defensores de los intereses de los trabajadores a los ojos de estos que a amenazar a la patronal.
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La posibilidad de que se den conflictos por sector, incluso convocados por CCOO y UGT, no está descartado porque las condiciones materiales generadas por un contexto de crisis pesan enormemente sobre la clase trabajadora, pero esto en última instancia solo vendrá de la mano y por imposición de los trabajadores, que como hemos visto en algunos ejemplos, se propongan superar la estrategia conciliadora con Gobierno y patronal y retomar sus propios métodos de lucha para conquistar derechos y enfrentar los ataques. Para ello es importante romper con la pesada loza que significa la burocracia sindical a la hora desplegar toda la fuerza social de nuestra clase, apoyándonos especialmente en aquellos conflictos que se propongan romper con la estrategia de las burocracias sindicales retomando las huelgas construidas desde abajo, así como en la coordinación de todas las luchas sindicales, en defensa del derecho a la vivienda, la sanidad pública, los derechos de las mujeres... que en muchos de los casos aglutinan a los sectores más explotados de nuestra clase, aquellos que las direcciones de los sindicatos burocráticos no apuestan por organizar. Todo ellos para unir por abajo lo que las burocracias pretenden dividir por arriba y poder exigir e imponer un plan de lucha serio que avance en la construcción de una huelga general para aumentar salarios y enfrentar las políticas del Gobierno que buscan preservan los intereses capitalistas y empobrecer a las y los trabajadores.