La tercera ola trae consigo cifras récords. El gobierno plantea protocolos que contrastan con la realidad que sufren millones en sus lugares de trabajo, con exigencias de testeos inaccesibles. Priorizar la salud frente a la sed de ganancia patronal solo está en manos de las y los de abajo. Qué medidas se vuelven imprescindibles hoy.
Sábado 8 de enero de 2022 21:34
En las últimas semanas vimos crecer vertiginosamente los casos de Covid. Más de 100 mil casos en las últimas 24 horas y casi medio millón de casos activos en el país son la cortina de un verano caliente, donde los que tienen que seguir trabajando son sin duda quienes peor la pasan.
“Mi nombre es Leonardo y en el grupo Ternium de Techint de Paolo Roca, a los que tienen Covid o a los que se tienen que aislar por contacto estrecho, les están descontando entre un 10 y un 20% del sueldo, depende la categoría.” Esta fue una de las cientos de denuncias que llegaron a La Izquierda Diario en la última semana.
“Fui Covid positiva, me piden el hisopado negativo para permitirme volver al laburo, y en el centro de testeo no me lo quisieron hacer porque no está indicado. Tuve que pagar 6mil pesos en un laboratorio”, fue otro de los testimonios.
El gobierno improvisa una desordenada respuesta frente al aumento exponencial de casos. Respuesta que está absolutamente condicionada por el empresariado y la presión de los laboratorios. Porque si hay una lógica que ha regido durante toda la pandemia es la ausencia de un plan integral para enfrentarla, poniendo todos los recursos disponibles en manos del Estado, centralizando el sistema público y privado, algo que cada ola muestra más y más necesario.
Diariamente vemos cómo se expone a trabajadores de la salud y a pacientes que esperan el hisopado y el acceso a una atención, a vivir situaciones inaceptables: las horas y horas de espera bajo el sol para acceder a un testeo, incluso estando con fiebre u otros síntomas, se volvió la “normalidad” aunque parezca una locura.
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Por su parte, trabajadores de la salud que vienen de haber enfrentado el colapso sanitario durante estos dos años, en donde les tocó trabajar en las peores condiciones y se les privaron sus vacaciones y licencias, son sobreexigidos una vez más, y sin el debido reconocimiento.
“Entré a trabajar al hospital en junio del 2020 con una beca Covid. Hago el turno noche, con solo 4 francos al mes. Por igual o más trabajo, gano menos que mis compañeros de planta y mis condiciones son peores. Me prometieron el pase a planta pero aún lo estoy esperando. No damos más, no tenemos resto para esta tercer ola.
Los sindicatos ni aparecen”, fue el testimonio de Laura, enfermera becada en La Plata. Sin importar cuán “esenciales” los llamaron, continúan con salarios debajo de la línea de pobreza. Para calmar ánimos el gobierno prometió un bono, pero que increíblemente aún no llega! Pocos y precarizados, así se encuentran las y los trabajadores de la salud.
La irracionalidad de este sistema impide que la vacunación sea universal, dejando a países enteros sin acceso. Las patentes y los negocios han valido para algunos más que la salud de millones. Esta situación, y la circulación exponencial, ha generado las condiciones ideales para la reproducción viral y la presencia de múltiples mutaciones.
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Hoy la nueva variante Omicron se extiende vertiginosamente. El azar ayudó a la humanidad con la particularidad de su alta contagiosidad y aparente baja letalidad, lo que podría condicionar a un cambio de rumbo de la pandemia. Sin embargo, al no poder descartar nuevas variantes, y sin conocer la evolución local de Omicron, no se puede prever el futuro.
En esta nota planteamos cinco medidas urgentes contra la improvisación del gobierno:
Acceso integral a la salud
Hace días vemos abarrotados los centros de testeo, con colas interminables bajo altísimas temperaturas o en las peores condiciones climáticas. Acceder al testeo se volvió una necesidad de primer orden, porque de lo contrario no se justifican los días de trabajo.
Mientras tanto el empresariado festeja la aprobación de los autotest que rondará entre los $2.000 y $3.000. La estatización y producción nacional de test es imprescindible, para que sean accesibles y no una herramienta más de ganancias millonarias para los laboratorios.
La nueva situación sanitaria, donde la variante Ómicron es la predominante, con alta contagiosidad pero una considerablemente baja morbimortalidad obliga a jerarquizar de una vez por todas el primer nivel de atención, bastardeado por las gestiones provinciales y municipales durante toda la pandemia, desarrollando pensar nuevas estrategias de abordaje, basadas en la prevención, la promoción y la educación para la salud, donde equipar el centro de salud de cada barrio el primer nivel de atención se vuelve imprescindible. Equiparlo con cargos de personal (no becados o voluntarios), insumos e infraestructura que permita trabajar en condiciones dignas y mejore la calidad y cantidad de la atención en los barrios, dónde todo llega poco y a cuenta gotas.
Investigación independiente para valorar las medidas más eficaces
Tomar medidas implica en primer lugar conocer las cepas y sus comportamientos, con una seria investigación local. Para ello es imprescindible poner en pie comisiones independientes integradas por profesionales idóneos y miembros de las organizaciones de trabajadores y populares, que controlen toda la información que maneje el Estado sin ningún tipo de censura, que permita tomar las mejores medidas. Una demanda vigente a casi dos años de la pandemia.
Vacunación masiva
La no liberación de las patentes es criminal. Solo un sistema basado en el lucro de los grandes empresarios, y no en la necesidad de las grandes mayorías, permite una situación semejante. El capitalismo ha mostrado su rostro sin maquillaje alguno.
En nuestro país con una importante aceptación de la vacunación se han alcanzado importantes cifras. Sin embargo la falta de acceso es una gran limitante. Hoy les niñes poseen el porcentaje más bajo de vacunación, siendo solo los hospitales de centros urbanos los lugares donde se administra la vacuna, cuando por ejemplo en la PBA 6 de cada 10 niñes es pobre, siendo una osadía el acceso a dichos centros. La liberación de las patentes, la producción nacional y el acceso en los barrios, son medidas imprescindibles.
Organización desde abajo
Que el derecho a la salud se imponga sobre la sed de ganancias de los grandes empresarios, solo lo podremos conquistar desde abajo. La oposición mostró desde sus inicios su irresponsabilidad y desestimación de la pandemia, y el oficialismo hace discursos pero en cuanto a las medidas pasaron de los papelones y beneficios propios a este mar de improvisación. Los sindicatos son los únicos que parecen estar de vacaciones plenas (todo el año). La exigencia a las burocracias sindicales, y con organización desde abajo arrancarles que se pongan al frente de las demandas de las y los trabajadores. Está claro, que solo desde abajo, con nuestras herramientas de organización, como los comité de seguridad e higiene, podemos frenar el avasallamiento patronal.
Basta de ajuste, plata para salud no para el FMI
Se culpó a la pandemia de las consecuencias económicas de los últimos años. Lo cierto es que una vez más los ricos se hicieron más ricos, y los pobres más pobres. El único agente que produce esto, no es biológico, es el capitalismo y su miseria.
Con gran hipocresía a cuestas, el gobierno recortó para el presupuesto 2022 en términos reales un 20,8 % (considerando válida la proyección de inflación del 33 % del presupuesto). Idéntico comportamiento asumió el Gobernador Kicillof para el presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, eliminando las partidas extraordinarias por Covid, lo que redundó en un ajuste en Salud del 7%.
La pandemia puso en el centro “la salud”, si de ella se trata el acceso a agua potable, vivienda, alimentos, etc., son el primer escalón necesario. Pagar la deuda es condenar a millones a múltiples condiciones de insalubridad. La plata está, que vayan para las grandes mayorías y no al empresariado y al FMI es una necesidad vital.