Recientemente me realizaron una intervención quirúrgica, denominada cirugía bariátrica, la cuál en muchas partes del mundo es utilizada con fines solamente estéticos, algo en lo que yo nunca hubiera coincidido al hacermela.
Martes 7 de marzo de 2017
La cirugía bariátrica son un conjunto de técnicas y procedimientos quirúrgicos que buscan cambios en la fisiología para conseguir pérdidas de peso mantenidas y duraderas en el tiempo. Son procedimientos técnicamente complejos y que no están exentos de complicaciones a corto ni medio plazo, y que también pueden presentar mortalidad. La cirugía bariátrica no es una cirugía estética, no está libre de riesgos, no es fácil y no es mágica. Al igual que otros tratamientos para la obesidad, requiere de cambios en el estilo de vida y de mantener dietas saludables para garantizar resultados a medio y largo plazo exitosos. La cirugía está indicada sólo para aquellos pacientes con obesidades mórbidas con IMC (Indice de Masa Corporal) superiores a 40, o bien para aquellos afectos de obesidad grave y patologías asociadas, y es laparoscópica.
En La Pampa, el doctor Sebastián Mendelberg, en nuestro primer encuentro, fue lo suficientemente claro respecto de su posición, “yo no opero por estética sino por salud”, dándome una esperanza para mi diabetes. Es que Mendelberg viene realizando las intervenciones desde 2006, y es el único en la provincia que posee un equipo interdisciplinario compuesto por nutricionistas, psicólogos/as, neumonólogos, cardiólogos, psiquiatras, endocrinóloga, al que los pacientes concurren durante meses preparándose para la intervención. Análisis, estudio del sueño, ecocardiograma, endoscopia, etc, son algunos de los estudios que preparan a los pacientes para la intervención, evitando todo el riesgo que se pueda, y asegurando un posoperatorio más relajado.
Reconozco que me costó tomar esta decisión, a raíz de mis ideas sobre los estereotipos de belleza, con el prejuicio que era una intervención solamente estética, pero los malos hábitos en la comida, la vida sedentaria, la herencia genética (madre diabética, padre hipertenso), las enfermedades crónicas que poseo (diabetes y colesterol) y las condiciones laborales que muchas mujeres tenemos, me fueron convenciendo con el tiempo. La idea de una vida más saludable creo que es lo que deberíamos buscar. Para mí, como muchas mujeres que somos “gorditas”, que hemos agotado infinidad de dietas, ALCO, auriculoterapia, homeopatía, nutricionistas, etc, sin resultado alguno, es como una segunda oportunidad, la cual no termina con la operación, sino que empieza. Que la obra social provincial (SEMPRE) haya cubierto el 80 % de los gastos de la intervención fue un punto a favor. Reflexioné durante mucho tiempo, y tomé una decisión para mejorar mi salud, sabiendo que este camino que elegí de militancia, de compromiso político, necesita lo mejor de mí, porque hay que dar lucha en todos lados. En las calles, en las casas, en el trabajo, en la escuela, pero también internamente, cuidándonos, haciendo de esta vida lo mejor que podamos, y cuidando nuestros cuerpos. Este 8 de marzo, la cita es en las calles, junto a las miles de mujeres que paran, junto a los hombres que nos acompañan, contra este vil sistema de opresión y explotación, para decir #NosotrasParamos, porque no pedimos, exigimos nuestro derecho al pan…pero también a las rosas.