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[Claves] Bolivia: derrota electoral del golpismo, ilusiones y crisis

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[Claves] Bolivia: derrota electoral del golpismo, ilusiones y crisis

El MAS obtuvo una contundente victoria electoral sobre la derecha golpista. Con Evo Morales exiliado en Buenos Aires, la fórmula presidencial vencedora fue encabezada por Luis Arce Catacora, quien pese a haber sido ministro de Economía de Morales, ha buscado desmarcarse del expresidente, presentándose como un político más moderado. Quién es Arce Catacora, qué pueden esperar trabajadores y campesinos de su Gobierno, cómo queda la derecha boliviana y las tendencias continentales en este nuevo momento político, signado también por las elecciones en Estados Unidos.

Estos son algunos de los temas que se abordan en la entrevista que presentamos a continuación realizada por Claves Internacionales a Vladimir Mendoza, docente de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, Bolivia, y miembro del PSR; a Javo Ferreira, dirigente de la Liga Obrera Revolucionaria, grupo que impulsa La Izquierda Diario en Bolivia; y Claudia Cinatti, columnista de política internacional de La Izquierda Diario.

Isabel Infanta: Arce Catacora deberá dirigir el país en condiciones muy distintas a las de su época de ministro de Evo Morales, empezando por la situación económica….

Vladimir Mendoza: Hemos tenido una caída del PIB histórica en Bolivia durante esta gestión del 2020 de 11 %, algo que no se daba en 30 años en el país, es la peor cifra. Una ola de despidos feroz, tremenda, inusitada, que por supuesto fue facilitada por el gobierno de facto, combinación de una política consciente de los empresarios y las patronales para domesticar, regimentar al movimiento obrero, entonces una economía muy frágil, es una economía bastante distinta a la que le tocó administrar al mismo Arce cuando era ministro de Economía del Gobierno de Morales, que tenía cifras altísimas, sobre todo en los precios de las commodities.

Isabel Infanta: Sin dudas, esa gran fragilidad de la economía de la que habla Vladimir es la base de las ilusiones que el MAS logró recrear en amplios sectores de la población. ¿Pero cuáles son las posibilidades de Arce de dar respuesta a esas ilusiones?

Javo Ferreira: Particularmente por las condiciones económicas que estamos viendo en la región por la caída del crecimiento en Bolivia, hace muy difícil que el nuevo gobierno pueda satisfacer el conjunto de aspiraciones de trabajo, salario, ampliación de mercados para los pequeños productores, etc. También existe una situación de muchísima inestabilidad política que se cierra parcialmente o coyunturalmente con este enorme triunfo y legitimidad que tiene el próximo gobierno, pero que no es suficiente para poder resolver el conjunto de las contradicciones económicas.

Parte del proyecto político de Arce es desarrollar esa unidad nacional y ese pacto social. Un plan de industrialización sobre la base de sustitución de importaciones. Industrializar 41 empresas nuevas bajo control estatal como empresas públicas, 41 empresas vinculadas a la producción de litio.
Realmente se hace difícil ver el impacto económico inmediato de este plan debido a que toda la producción de litio, en el momento que se produjo el golpe de Estado el año pasado se encontraba en pañales. Tengo dudas si el litio va a poder ser suficiente o va a poder actuar como el recurso económico con la misma capacidad que tuvieron los hidrocarburos y el gas durante las décadas pasadas en este nuevo momento.

Isabel Infanta: Arce es reconocido por propios y ajenos por su gestión al frente del ministerio de Economía de Evo Morales, cuando los indicadores económicos y las perspectivas de crecimiento eran muy distintas a las actuales. Pero ¿quién es el “moderado” Luis Arce?

Vladimir Mendoza: Arce Catacora no pertenece a la capa de activistas que formó el MAS desde los años 90. Es de la generación de profesionales de clase media que se montaron al MAS una vez que era evidente que el MAS iba a tener éxitos electorales e iba a administrar el gobierno central. Además que Arce Catacora administró el Banco Central en la época de los gobiernos neoliberales, es decir, que tiene incluso esa ligazón con el pasado. Pero lo interesante es que fue el propio Evo Morales el que postuló a esta capa de gente que entró a último momento, la capa más de derecha del MAS, digamos, fue el propio Morales el que ratificó que ellos deberían ser los que dirijan la fórmula de gobierno de este partido.

Isabel Infanta: ¿Qué pasa con la situación política actual con respecto a los años de Evo?

Vladimir Mendoza: A nivel político, también hay modificaciones sustanciales. Una de las cuestiones que me parece importante resaltar es una disposición combativa de vastos sectores de masas, que se fue acumulando sobre todo a partir del golpe de Estado. En agosto de este año, la movilización popular con por lo menos 200 puntos de bloqueos de caminos de parte de los sectores de trabajadores más explotados y oprimidos junto a los campesinos del área rural, que modificaron las correlaciones de fuerza que había establecido el golpismo con la asonada de noviembre del 2019. Este elemento es nuevo y es importante porque en la última gestión de Evo Morales no se notaba disposición combativa en movimientos de trabajadores, tanto del campo y de la ciudad.

Javo Ferreira: Cuando Evo Morales llega a las elecciones de octubre del 2019 las elecciones que fueron anuladas en esa parte de la operación golpistas de la OEA, Bolsonaro, etc. el MAS tenía un desgaste importante , es decir, había perdido el apoyo de importantes franjas de clases medias , clases medias progres, de esas clase medias que apoyaron de hecho el movimiento que dio lugar al golpe de Estado de octubre-noviembre del año pasado. Sin embargo, el ascenso de Janine Añez y de todo el bloque golpista al poder ha permitido no solo una experiencia importante con este sector social en el poder, sino también ha permitido sobre la base de las luchas campesinas y populares que se dieron desde noviembre como parte de la resistencia al golpe, ha permitido que esas clase medias que se habían alejado del Movimiento al Socialismo empiecen a retornar, esperando en gran medida que el MAS de Arce Catacora no exprese lo mismo que el MAS de Evo Morales del año pasado. Estamos viendo que el MAS que acaba de ganar las elecciones a la cabeza de Arce Catacora no es por un lado el mismo MAS del año 2006 pero tampoco es el mismo MAS que estaba desgastado, cuestionado de octubre del 2019.

Isabel Infanta: Una mayor disposición combativa de las masas en el marco de una situación económica deteriorada. ¿Cuáles son entonces las perspectivas políticas de este nuevo gobierno del MAS?

Claudia Cinatti: Las perspectivas, si las condiciones son las que parecen que van a ser de contracción de más del 9 % de la economía, de la suba de la pobreza a 30 o 40 % de las poblaciones, de la suba de la desocupación, en esas condiciones es medio ilusoria esa idea de que se va a crear un centro. Yo eso lo veo con poco futuro porque no son las condiciones materiales que se correspondan con eso. Se están creando condiciones que van a plantear nuevamente enfrentamientos más agudos. En ese sentido también es muy importante el proceso electoral norteamericano y la relación que tiene las movilizaciones en los países centrales y en particular en EE. UU. y la vuelta desigual y por países pero que cada vez está marcando, se va esbozando como una tendencia en los países de AL.

Isabel Infanta: Frente a una perspectiva de agudización de los enfrentamientos, cobra relevancia la situación de la derecha, que fue derrotada en las urnas pero no en las calles.

Javo Ferreira: Es una interesante discusión alrededor de si fue la calle o fueron las urnas y la institucionalidad democrática la que derrotó al golpismo. No hubiéramos tenido posiblemente elecciones el domingo pasado si este movimiento de masas no se ponía en las calles, no ocupaba las carreteras, los puentes. Recordemos que el golpismo llegó a postergar en 3 oportunidades las elecciones y se preparaban para volver a postergarlas. Si bien el golpismo y la derecha ha recibido un golpe contundente por vía de las urnas, su poder material, su poder económico, que fue el sostén del golpismo, está intacto. Por ejemplo las FF. AA. y la policía han recibido un golpe político muy duro, pero su poder de fuego, su poder represivo, está intacto.

Isabel Infanta: ¿Qué tipo de relación puede establecer Arce con las Fuerzas Armadas y la Policía golpistas, que como dice Javo, conservan intacto su poder de fuego?

Vladimir Mendoza: El nuevo gobierno del MAS -Arce ya lo ha dicho- va a establecer pactos, consensos o alianzas, con la misma cúpula militar y policial que favoreció la caída de Evo Morales y el ingreso al poder en noviembre de 2019 de Janine Añez.

Se pone en negociación la posibilidad incluso de ligar a las FF. AA. por ejemplo a sectores económicos, o de la administración económica, algo que ya hizo Evo Morales por si acaso en su anterior gestión. Les dio la administración de empresas públicas. En ese sentido es el modelo chavista, evista, de la negociación con las cúpulas armadas, llenarles de prebendas esperando una fidelidad. Que es un modelo que ha fracasado en 2019 pero el MAS va a seguir apostando por eso.

Isabel Infanta: El candidato que buscó sin éxito aglutinar el “voto útil”, Carlos Mesa, quedó a 25 puntos de Arce, mientras que Luis Fernando Camacho, líder de la extrema derecha clerical, recibió el 15 % de los votos, limitado a su región, Santa Cruz. ¿En qué condiciones queda la derecha boliviana?

Vladimir Mendoza: El defecto congénito de la derecha boliviana es su incapacidad de instalar una hegemonía en sus propios términos. La derecha boliviana es históricamente oligárquica, señorial, racista. De todas maneras sí tienen posibilidad de ser oposición conspirativa permanente al gobierno del MAS. Tienen una base social auto identificada con esta forma de ver señorial, racista del país, y sobre eso instalar determinadas ideas o establecer ciertas corrientes de opinión para adquirir mayor o menor volumen en su base social. De todas maneras, eso que podríamos denominar “bloque golpista”, que por supuesto no es un todo monolítico, ha quedado muy mal parado, enclavado en grupos sociales minoritarios en Bolivia y en algunos casos incluso regionalizados, como es el caso de Camacho en Santa Cruz.

Isabel Infanta: Un bloque golpista que queda mal parado, regionalizado. ¿Cómo afecta eso a la derecha latinoamericana y los alineamientos políticos regionales?

Claudia Cinatti: Es claramente un golpe a la derecha continental, en primer lugar a los que organizaron el golpe junto con la derecha boliviana, con Añez, que centralmente es el Gobierno Bolsonaro.

Recordemos que hacia el fin del año pasado había dos tendencias, claramente, en AL, abiertas por la lucha de clases. Teníamos la tendencia que venía por izquierda, de las movilizaciones de Chile, de los paros nacionales de Colombia, de la lucha de Ecuador y de la propia resistencia al golpe, y el Gobierno de Añez y los golpistas se apoyaron en la tendencia más de derecha del continente para contrarrestar justamente eso. No es secundario este debilitamiento de las tendencias más reaccionarias de la región, en un momento donde podemos decir que se están descongelando esas condiciones que habían llevado a movilizaciones de masas, en diversos países de la región, fueron congeladas por la pandemia y ahora estamos viendo una vuelta de esas condiciones en una situación económica mucho más aguda.

Las tendencias de los gobiernos latinoamericanos se han dividido a grandes rasgos en el grupo de Lima, para decirlo de alguna manera, y lo que se llama el grupo de Puebla. Evidentemente el cambio de signo político en Bolivia equilibra más hacia este sector el alineamiento de los gobiernos latinoamericanos, pero eso no quiere decir que signifique un cambio de política en el sentido de romper la alineación sobre todo con EE. UU.

Isabel Infanta: Estados Unidos se encuentra a días de las elecciones. ¿Cómo afectaría a América Latina un posible cambio de signo político?

Claudia Cinatti: No está claro el resultado electoral norteamericano todavía está abierto. De contenido, la disputa que hay por AL con China es una base material que no va a desaparecer esté quien esté en la Casa Blanca, y por eso estamos viendo que hay una competencia para ver quién es más duro con respecto a China. La expectativa que tienen los gobiernos no alineados con Trump es que sea un gobierno que dé la oportunidad de ser más negociador y menos de imponer condiciones, en una política de conjunto que es de sometimiento. El contenido de la política es una política imperialista de EE. UU. sobre su patio trasero, en condiciones donde han aumentado las condiciones de sometimiento, por ejemplo, si ves el caso de Argentina por el condicionamiento de la deuda del FMI y es el caso también de otros países de América Latina como Ecuador. De contenido yo no veo diferencias cualitativas de quien esté al frente de la Casa Blanca.


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