El incendio en una discoteca de Bucarest que causó 46 muertos provocó ola de protestas entre los rumanos, descontentos con la casta política corrupta. Las manifestaciones continúan pese a la dimisión del Gobierno el pasado miércoles.
Martes 10 de noviembre de 2015
Foto: Manifestaciones masivas en Bucarest, Rumania. EFE/Robert Ghement
La salida del primer ministro Victor Ponta y su Gobierno no ha calmado los ánimos de la población. Las manifestaciones masivas han continuado cada noche, contra el gobierno y los políticos.
La mayoría de la población percibe que la corrupción está presente en todos los niveles, desde los puestos otorgados a dedo por los políticos en la administración hasta en el sector educativo, la sanidad y la policía.
Ponta, imputado por varios casos de corrupción, se marchó del poder asegurando que no quería enfrentarse a una población indignada por las irregularidades en la discoteca Colectiv, donde un incendio el pasado 30 de octubre causó la muerte de 46 personas.
Sin embargo, su renuncia llega tarde, porque los escándalos de corrupción le han salpicado tanto a él como a sus ministros y exministros, de los que trece están imputados.
"Sorprende cómo se ha aferrado al cargo tanto tiempo tras las acusaciones de plagio de su tesis doctoral y corrupción por evasión fiscal y blanqueo de dinero", argumenta el periodista del portal de noticias Hotnews, Tapalaga.
Según el fiscal general Tiberiu Nitu, se han abierto 1.469 causas por corrupción este año hasta el pasado agosto, de las que en 203 ya se han dictado sentencia, el doble que en 2014.
Rumanía, el segundo país más pobre de la Unión Europea (UE), tuvo un crecimiento económico del 3,7 % en el primer semestre de este año, tras una severa recesión por la crisis financiera, y su tasa de desempleo se sitúa en el 6,8 %.
Pero el crecimiento económico no exime a la población de una tasa de pobreza o exclusión social del 40,2 %, según la oficina comunitaria de estadística Eurostat.
El propio presidente rumano, Klaus Iohannis, intenta aplacar la crisis política con la formación de un Gobierno tecnócrata, lo más previsible, o el adelanto de unas elecciones legislativas, cuya fecha prevista es a finales de 2016.
"Un Gobierno tecnócrata no tendría la fuerza ni la capacidad de asumir un proyecto grande, solo podría gestionar los asuntos del país para evitar una escalada de la tensión social", considera Tapalaga.
El propio jefe de Estado se acercó anoche a la plaza Universitate de Bucarest. En la movilización se reclamaba la formación de un Gobierno "sin ningún condenado o investigado penalmente".
La tragedia de la discoteca fue lo que llevó a la irrupción de estas protestas.
El viernes 30 de octubre, durante un concierto de heavy rock, se inició un espectáculo pirotécnico. Saltó una chispa y prendió la decoración de espuma. Hubo una estampida. Resultado: 46 muertos y cientos de heridos graves, en su mayoría jóvenes.
No había salida de emergencia, el local no estaba preparado para ese tipo de eventos. Quedaron en evidencia irregularidades de todo tipo: materiales de construcción inadecuados, espacio no apto para conciertos muy concurridos, uso de materiales inflamables en la decoración, ausencia de salida de emergencia.
En Bucarest se puso de manifiesto complicidad entre los funcionarios de turno y los empresarios del espectáculo, a costa de la vida de decenas de jóvenes.