El viernes pasado, la legisladora Laura Vilches acercó donaciones a las y los estudiantes que están tomando pabellones de la Universidad Nacional de Córdoba.
Nazarena Sauri @NazarenaSauri
Sábado 1ro de septiembre de 2018 23:17
Levantarse con dolor de espalda, sentir frío o dormir alejados de sus casas no son un impedimento para los y las estudiantes que se organizan. Pasaron cuatro semanas desde que los gremios docentes anunciaron un paro por tiempo indeterminado en defensa de un salario acorde a la inflación y denunciando el grave ajuste que sufre la universidad pública en la Argentina. En este tiempo se sucedieron asambleas, tomas, cortes, marchas y una creciente reflexión colectiva: no queremos pagar los costos de una deuda fraudulenta, ilegal e ilegítima. El movimiento estudiantil decidió acompañar a sus docentes, pero no se frenó ahí, alzó la voz por las y los trabajadores de la educación, pero también por demandas propias.
En este momento, entre facultades, rectorados y pabellones, se mantienen treinta y cuatro tomas a lo largo y ancho del país. El alto rechazo al acuerdo del FMI con el gobierno de Cambiemos se ve reflejado en esta situación; las recetas del Fondo Monetario Internacional nunca fueron compatibles con la educación pública. En la Universidad Nacional de Córdoba, las y los estudiantes decidieron en diferentes asambleas por facultad tomar el Pabellón CePIA de la Facultad de Artes, Casa Verde de Filosofía y Humanidades, el anexo nuevo de la Facultad de Psicología y las Facultades de Ciencias Sociales y de Comunicación. Además, se encuentra tomado el Pabellón Argentina, medida votada por cientos de estudiantes en la última asamblea general universitaria.
En la mañana del viernes, la legisladora Laura Vilches acercó donaciones a las y los estudiantes que vienen sosteniendo las tomas en los distintos pabellones de la UNC. En el Pabellón Argentina la reciben y le comentan los protocolos de seguridad discutidos por la asamblea de la toma, ella pone a disposición su banca y rechaza terminantemente el accionar de la policía dentro de la universidad. Una de las exigencias de los y las estudiantes es que se haga público el convenio de la Universidad con la Policía de Schiaretti y que la seguridad sea organizada por la propia comunidad educativa.
Laura, junto algunos estudiantes, camina hasta el CePIA, donde discuten sobre el conflicto universitario del 2005, del que ella fue parte y donde se inició en la vida política. Hablan sobre la importancia de la historia del movimiento estudiantil, y cómo también en ese momento se intentaba recortar a las universidades. Las estudiantes que vienen de tener una pelea enorme por su derecho a decidir sobre sus cuerpos exigen también un proyecto integral contra la violencia de género, ya que actualmente el rectorado destina solo diez centavos por compañera para tratar este grave problema. Además, exigen la inmediata separación de la iglesia del estado, porque entienden que solo así se puede pelear por una verdadera educación pública, laica y gratuita. Piden por la renuncia de Barrera Buteler, el decano de la Facultad de Derecho que mandó a desalojar a los estudiantes intentando impedir una asamblea.
En su adhesión en la última asamblea general universitaria, Laura manifestó su apoyo a las y los estudiantes, y lo expresó en la Legislatura el 29 de agosto. Allí no sólo exigió que se haga público el convenio de la Policía de Schiaretti con la UNC y denunció a Barrera Buteler, sino que además rechazo la injerencia de la iglesia en la universidad.
En un contexto en el cual los medios hegemónicos no hacen más que demonizar a los docentes y a los estudiantes para que el gobierno nacional pueda garantizar el ajuste brutal que va a caer sobre el pueblo trabajador, estamos orgullosos de ver que figuras referentes como Laura nos acerca la solidaridad y completa disposición para luchar contra los saqueadores.
La educación no es un privilegio, es un derecho. Hagamos de este slogan una bandera para levantar contra quienes nos oprimen. Las y los estudiantes peleamos por una universidad de los trabajadores y feminista.