La Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó este martes la detención domiciliaria del expresidente derechista Álvaro Uribe Velez en el marco de un proceso que se le sigue por presunto fraude procesal y soborno de testigos, en su relación con paramilitares.
Martes 4 de agosto de 2020 16:59
La Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó este martes la detención domiciliaria del expresidente y senador Álvaro Uribe, dentro de un proceso que se le sigue por presunto fraude procesal y soborno de testigos, informó el propio acusado.
El expresidente derechista, que impuso durante sus dos mandatos una política abiertamente neoliberal, está acusado por relaciones con bandas paramilitares, incluso desde su época de gobernador de Antioquia, responsables de asesinatos de dirigentes sociales y campesinos. Además, aunque no es juzgado por eso, como comandante de las Fuerzas Armadas, es responsable de las aberraciones de la llamada "guerra contra las drogas" y la ofensiva contra las FARC, que generó cientos de miles de desplazados y miles de muertos, conocidos como "falsos positivos", civiles asesinados por el Ejército, haciéndolos pasar por "guerrilleros" a cambio de premios y beneficios.
El caso actual por el que se ordena la detención domiciliaria de Uribe, que gobernó Colombia entre 2002 y 2010, comenzó en 2012 cuando demandó por supuesta manipulación de testigos al senador del centroizquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) Iván Cepeda, que en esa época preparaba una denuncia en el Congreso en su contra por supuestos vínculos con el paramilitarismo.
Esa demanda acabó volviéndose en contra de Uribe, que se convierte hoy en el primer expresidente colombiano al que se le ordena la detención.
En un mensaje en la red social Twitter, Uribe expresó su "tristeza" por la noticia: "La privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora, por mi familia y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la patria".
La privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora, por mi familia y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la Patria
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) August 4, 2020
El proceso de Uribe contra Cepeda dio un giro de 180 grados cuando el magistrado José Luis Barceló, de la Corte Suprema, que fue quien recibió el caso, no sólo lo archivó sino que decidió abrir una investigación al expresidente por supuesta manipulación de testigos.
La Corte Suprema escuchó en octubre del año pasado a Uribe y realizó otras diligencias con base en las cuales decidió este martes ordenar su detención domiciliaria.
El partido Centro Democrático, fundado por Uribe y que está en el poder por medio del actual presidente Ivan Duque, expresó el lunes su "grave preocupación" por versiones que circulaban sobre un posible fallo contrario a su líder.
La causa contra Uribe incluye los señalamientos relacionados con que habría sobornado a exparamilitares presos, para que cambiaran sus testimonios y no lo involucraran con las extintas autodefensas, grupos que actuaban como bandas armadas al servicio del gobierno, empresarios y terratenientes.
Las sobornos en las cárceles las habría hecho el abogado Diego Cadena, al que ya se le comprobó un giro de 2 millones de pesos a favor del exparamilitar, Carlos Enrique Vélez. Si bien el abogado, relacionado con el expresidente, dijo que ese giro de dinero fue un “un acto humanitario” del que Uribe no estaba enterado, el argumento poco creíble fue desechado por la justicia que también le abrió una causa a Cadena.
La detención de Uribe puede modificar el panorama político para un Gobierno como el de Ivan Duque que desde el fin del año pasado venía con bajos niveles de popularidad, por la propia presión del ala derecha del partido, ligada al expresidente. A esto se sumaron una serie de protestas de estudiantes y trabajadores que se encuentran en un impase por la pandemia pero pueden retornar, junto con las protestas que se desarrollen, producto de la gestión gubernamental del coronavirus que generó no solo una crisis sanitaria sino sobre todo económica y social, como se vio con las miles de personas que colgando trapos de color rojo de sus ventanas, expresaban la desesperación de ya no tener siquiera qué comer.
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