Jueves 28 de julio de 2016 00:00
Las consecuencias de la política imperialista en Asia y África
En apenas semanas el mundo se vio conmocionado repetidas veces por crueles y sangrientos atentados en países clave de la Unión Europea como Francia y Alemania. El de Niza en Francia fue quizás el más notorio por la cantidad de muertos y heridos así como por el modo insólito de atropellar con un camión a una multitud durante una celebración patria. Haber pasado previamente los controles policiales en un país que se encuentra en Estado de Emergencia y militarizado desde el brutal atentado de noviembre de 2015 en París, grafica la gravedad de la situación.
Pero los ataques siguieron en la propia Francia y ahora en Alemania, la mayor potencia europea que se creía a salvo de hechos semejantes. En menos de 10 días hubo 3 ataques que suman 15 muertos y decenas de heridos con las formas más variadas y aberrantes: asesinatos a quemarropa, ataque con hacha y cuchillo y ‘hombre bomba’. En ambos países la mayoría de los casos, son reivindicados o atribuidos al ISIS, como lo fueron anteriormente el del teatro Bataclan (y otros sitios de París) con más de 150 muertos (el peor de la historia en Francia) o el cruel ataque al semanario satírico Charlie Hebdo en enero de 2015 reivindicado por Al-Qaeda.
Estos asesinatos y atentados repudiables son consecuencia directa de las operaciones militares que estas potencias imperialistas llevan adelante en Siria, Afganistán, Irak y otros países de Asia y África. Allí los muertos y heridos se cuentan por decenas y cientos de miles. Los desplazados se cuentan por millones y se vive una crisis humanitaria crónica, crisis habitacional, sanitaria y alimentaria. De hecho, sobre estos países ya prácticamente no se habla de desocupación o pobreza porque las cifras son brutales, las economías fueron en gran parte destruidas y reconfiguradas por la guerra en torno a nuevos negocios como el tráfico de petróleo, de armas y de personas.
Otra increíble foto que recorrió el mundo por estos días fue la de un viejo barco repleto de inmigrantes dando una ‘vuelta de campana’ en aguas del Mediterráneo libio. Sin ver las caras de la gente, la foto trasmite su desesperación tratando de aferrarse inútilmente a algún caño, cayendo al agua, intentando no hundirse. Cientos pudieron ser rescatados pero 7 fallecieron. En lo que va del año murieron en condiciones similares casi 3.500 inmigrantes. En 2015 fueron 3.700.
Solo la guerra en Siria produjo unos 5 millones de desplazados, la mayoría desde que comenzó la intervención imperialista dirigida por EEUU y Francia. De ellos, la mayor parte se aloja en los países limítrofes, especialmente Turquía, desde donde muchos tratan de pasar a Europa. Los recientes acuerdos entre la Unión Europea y el gobierno turco le cerraron el paso a cientos de miles de inmigrantes que ahora buscan la ruta más peligrosa de Libia. Allí, donde la intervención imperialista contra el dictador Kadaffi dejó un país en ruinas, plagado de distintas facciones armadas y mafias de todo tipo, pagan cientos y hasta miles de dólares por un lugar en estos botes que recurrentemente se van a pique por viejos o por sobrepeso.
En estas páginas tratamos de reflejar la situación de los migrantes, que a nivel mundial alcanzaron los 65 millones en 2015, no solo en el viejo continente sino también en EEUU y Argentina, expresando la posición de la izquierda combativa, contra las políticas reaccionarias de los gobiernos capitalistas y por la solidaridad de clase entre los trabajadores nativos y extranjeros.