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Editorial. Cristina Kirchner y el “partido del orden”

La renuncia de la vicepresidenta, el último aporte al orden del FMI. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 18 de mayo de 2023 23:37

Cristina Kirchner y el “partido del orden”. Imagen: Telam.

Cristina Kirchner y el “partido del orden”. Imagen: Telam.

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  •  En el libro Cristina versus Cristina. El ocaso del relato publicado en 2015, Vilma Ibarra (secretaria Legal y Técnica de Alberto Fernández) hizo un repaso pormenorizado y diría que casi obsesivo de los discursos políticos de la vicepresidenta. Allí escribió: “En la Convención Constituyente de 1994 —Cristina Kirchner— fue muy explícita respecto de su lugar de pertenencia política. Desde su banca, en una de las dos oportunidades en las que hizo uso de la palabra durante la Convención, dijo: ‘Cuando recibimos el gobierno en 1989 éramos un país fragmentado, al borde de la disolución social, sin moneda, y con un Estado sobredimensionado que como un Dios griego se comía a sus propios hijos.

    Entonces hubo que abordar una tarea muy difícil: reformular el Estado, reformarlo; reconstruir la economía; retornar a la credibilidad de los agentes económicos en cuanto a que era posible una Argentina diferente. Se hizo con mucho sacrificio, pero se logró incorporar definitivamente pautas de comportamiento en los argentinos’ (los destacados son míos).” Continúa Vilma Ibarra: “Cuando Cristina Kirchner pronunció estas palabras ya se habían privatizado −o estaban en proceso de privatización− las telecomunicaciones, Aerolíneas Argentinas, importantes servicios viales, la electricidad y el gas y también se había dispuesto la disolución o liquidación de muchas otras empresas prestadoras de servicios. Paralelamente, la Argentina crecía en términos de PIB pero aumentaba la brecha entre ricos y pobres y se destruía la industria nacional”. (ídem)

  •  Traigo a colación esto no para recordar un pasado remoto de la vicepresidenta en las filas del menemismo naciente (en las que efectivamente estuvo), sino para algo que —creo— es un poco más profundo: lo que dejan en evidencia esas palabras de Cristina Kirchner es que en momentos de crisis, cuando se plantean opciones tajantes, cuando no hay espacio ni tiempo para las medias tintas, su opción es por el orden. El orden a cualquier costo y el orden bajo este sistema capitalista porque —y en esto no hago más que repetir las palabras de la vicepresidenta— “se ha demostrado como el más eficiente para la producción y distribución de bienes”. En la escala de las cuestiones que valoraba la vicepresidenta en ese momento estaba en primer lugar la restauración: de la autoridad del Estado (contra la “disolución social”), de la credibilidad de los agentes económicos y la restauración de pautas de comportamiento entre los argentinos. Esos eran los logros del menemismo en ascenso por encima de un programa económico estructuralmente regresivo que ya estaba siendo desplegado ampliamente.
  •  Esto está en el ADN de Cristina, del kirchnerismo y del peronismo más en general. Si nos remontamos al 2001 y al pos-2001, con otras condiciones muy distintas comparado con los inicios del menemismo y con una orientación diferente, el núcleo rector estaba guiado por lo mismo: la restauración del orden. Y si vamos más atrás a 1944, al famoso discurso de Perón ante la Bolsa de Comercio en la que trataba de explicarle a los dueños del país que existía un peligro si se producía la irrupción revolucionaria de nueva clase trabajadora que había tomado centralidad y protagonismo social desde la década del ‘30, pero estaba fuera del sistema político, también estaba guiado o se postulaba como garantía de un orden. La síntesis de ese discurso era: tienen que ceder algo porque pueden perder todo.
  •  En su libro El nudo. Por qué el conurbano bonaerense modela la política argentina , cuando escribe sobre el 2001, Carlos Pagni afirma que “el fenómeno objetivo fue la presencia de un vacío. Para el poder constituido, ese vacío fue la insinuación de un caos. (Eduardo) Duhalde y el kirchnerismo tomaron para sí la tarea de restaurar un cosmos en lo que prometía disolverse. Para la visión de la izquierda más radical, fue una intervención que no evitó un caos, sino que obturó el flujo hacia una nueva forma de democratización. Y agrega Pagni: “Esta interpretación confirma que el kirchnerismo es peronismo y que el peronismo es orden”. No sé si yo plantearía la perspectiva en esos términos (“nueva forma de democratización), pero sí que se obturó con diferentes mecanismos (que incluyeron tanto concesiones como regimentación estatalista de organizaciones que emergieron del 2001) otras posibilidades de cambio más radical que abría la crisis porque se abordó, como escribiera Diego Sztulwark “desde la perspectiva del orden”.
  •  Bueno, la actitud de Cristina Kirchner en todo este tiempo viene guiada por el mismo vector. Y la renuncia a una eventual candidatura está en sintonía con esa práctica.
  •  A ver, primero la práctica: durante toda la gestión de Alberto Fernández y muy especialmente desde el arribo de Sergio Massa al quinto piso del Ministerio de Economía, Cristina Kirchner y el kirchnerismo son dadores voluntarios de orden político para este ajuste que viene llevando adelante Massa. Destaco lo que escribió el ensayista Agustín J. Valle en el portal Lobo suelto desde una posición de simpatía con el kirchnerismo: “El ajuste actual es viable porque está Cristina en el Gobierno. Sin ella, la resistencia popular sería mucho mayor —lo vimos durante la gestión cambiemita—. Ella es la condición de posibilidad del ajuste, aunque nos duela”.
  •  Desde el punto de vista discursivo tanto en el lanzamiento de la Escuela Justicialista “Néstor Kirchner” en La Plata como en la conferencia que brindó un tiempo antes en la Universidad de Río Negro, Cristina viene insistiendo con la necesidad de acuerdo de todas las fuerzas políticas (más allá si están de acuerdo con la flexibilización laboral o la educación pública (sic)) para abordar la cuestión de lo que llama la economía bimonetaria o lo que en La Plata denominó “la dolarización de hecho que existe en la Argentina”.
  •  Finalmente, la renuncia a la candidatura (más allá de las razones que expuso) objetivamente intenta “despolarizar”, llevar tranquilidad a los factores de poder y al FMI (que considera que los “populistas” no son eficaces en esta etapa), sacarle argumentos al antikirchnerismo rabioso (Patricia Bullrich y Javier Milei) e impulsar a los representantes de los centros: Sergio Massa u Horacio Rodríguez Larreta. Es decir, trata de ofrecer todas las garantías de orden que puede.
  •  A ver, para que se entienda (y para volver un poco al principio), en este momento de crisis, Cristina es capaz que terminar apoyando a un hombre (Sergio Massa) nacido en la UCEDE, formado en el menemismo, que cogobernó con Macri durante gran parte de su gobierno y con María Eugenia Vidal durante toda su gestión, que es de confianza de la Embajada norteamericana, del FMI, íntimo de personas como Gerardo Morales en Jujuy (el carcelero de Milagro Sala) y amigo de lo peor del Poder Judicial o de los aparatos mediáticos. Es decir, un Menem del siglo XXI al servicio de un nuevo orden.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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