×
×
Red Internacional
lid bot

Elecciones 2017. Cristina en Arsenal: de la euforia a la decepción en no más de media hora

En un estadio colmado, la expresidenta no anunció su candidatura. Habló de “cansancio” y de sumarse “como una más” al proyecto de Unidad Ciudadana. Por ahora, sigue la negociación.

Martes 20 de junio de 2017 23:25

Fotos: Enfoque Rojo.

Poco después de las 14.30 el conductor del tren Roca empezó a frenar lentamente la formación en el andén que está a la altura del Estadio de Arsenal. Se asomó por la puerta, levantó los brazos y recibió el aplauso de cientos de personas que estaban al costado de las vías. "Vamos a volver" se escuchó. La canción ya había sonado infinidad de veces, y lo volvería a hacer. Era, posiblemente, uno de los momentos de mayor euforia de toda la tarde.

Apenas una hora después, Cristina Fernández le fabricaba un nudo en la garganta a miles de sus seguidores que habían viajado hasta el sur del conurbano, casi esencialmente para escucharla postularse.

“Vengo a sumarme como una más”, dijo la expresidenta. Desde abajo, miles de voces le contestaron con un “una más y no jodemos más”. Pero Cristina se sostuvo inconmovible. Habían pasado apenas 25 minutos del momento en que saliera al escenario y fuera recibida por un furioso aplauso. En muchos, la euforia mutó en desazón en tan solo media hora.

(Des) abanderados

La consigna, desde antes de este martes feriado, fue solo banderas argentinas. El pedido, según la locutora oficial, lo hacía la misma Cristina. Los parlantes lo reiteraron una y otra vez. En gran medida se logró. No se vieron banderas de La Cámpora u otras fuerzas. No dentro del estadio. A tres cuadras, apenas bajando de la estación del Roca, había unas cuantas.

En la presentación de la recientemente inscripta Unidad Ciudadana, Cristina Fernández y sus socios jugaron a hacer una demostración de fuerzas y lo lograron. Pasadas las 14.30 era casi imposible moverse en el campo del estadio de Arsenal. Media hora antes se habían llenado las bandejas laterales, después de múltiples pedidos hechos por los altavoces.

El acto, con un estadio colmado y varias miles de personas más en las inmediaciones, combinó presencia de los sectores de clase media progresista -que acompañan políticamente al kirchnerismo- con miles de jóvenes, mujeres y familias venidas desde el conurbano.

En esta integración los intendentes hicieron su aporte, algo que pudo verse en el campo. Gustavo Menéndez conducción era una de las leyendas que se leían entre las remeras de quienes participaban del acto. El mandatario de Merlo no fue el único que hizo notar su presencia por medio de la serigrafía. Allí estuvieron Mario Secco, el belicoso intendente de Ensenada, que apostó a los banderines y alguna que otra remera. Su par de Moreno, Walter Festa, optó por los buzos. Verónica Magario solo recurrió a los carteles.

Poco antes de las 14.45 h se leyó un saludo de Alberto Rodríguez Saá. El gobernador puntano “lamentó no poder estar presente físicamente”. Haciendo gala de una mística que no se le conocía, reivindicó “un acto militante y de lucha” (sic) así como a la misma Resistencia Peronista. A los kirchneristas no les quedó otra que aplaudir al nuevo “aliado”.

Ese extraño sujeto llamado “la gente”

Poco después de las 15.10 apareció Cristina Fernández en el escenario. “No vengo a contarles nada que no sufran en carne propia” dijo con una voz marcada por los daños que puede producir un estado gripal.

Después de un somero recorrido por algunos de los tópicos que el kirchnerismo sostiene hace tiempo, la exmandataria pidió “no gastar energía en insultos sino en organizar a los ciudadanos, en organizar a los compatriotas”. Los insultos, como el lector o lectora podrá adivinar, iban dirigidos a Macri y su política de ajuste.

“Le han desorganizado la vida a la gente” lanzó enseguida. A un metro de este cronista, una mujer de alrededor de 55 años -con un cartel colgado que pedía la libertad de Milagro Sala- “corrigió” a la expresidenta: “La gente no. El pueblo Cristina, el pueblo”.

La exmandataria siguió hablando en el mismo registro sociológico. “Queremos representar los intereses de la gente de carne y hueso”. La señora no hizo más comentarios.

Fue casi de inmediato que se puso en escena un suerte de diálogo entre parte de los asistentes y la exmandataria. El “vengo a sumarme como una más” sería respondido con el pedido de candidatearse. “Cristina senadora, el pueblo se enamora” entraría en la lista de cánticos para tal objetivo.

La expresidenta sonreía. Difícil saber si el motivo lo suscitaba la letra de la canción o si le generaba diversión la situación. “Ya no soy la joven que quería cambiar el mundo. Los años pasan para todos” le contestó a decenas de miles de personas. La exmandataria aprovechó para recordar, de paso, que también era abuela.

El gesto tenía la apariencia de una suerte de “renunciamiento” a la candidatura. Pero bien podría tratarse de una nueva extorsión en la negociación que sigue en curso. Como ya escribimos una vez, la extorsión podría ser la verdad peronista n°21.

El cierre del acto implicó una suerte de puesta en escena destinada a “graficar” los objetivos de la Unidad Ciudadana: los argentinos y argentinas “de carne y hueso” que sufren las consecuencias de la política de Macri. El escenario fue el lugar donde subieron todos los “ciudadanos” afectados por el ajuste en curso.

Mientas eso ocurría, una parte de la asistencia empezaba a abandonar el estadio. Las remeras de quienes salían por la puerta que da a calle Julio Grondona decían Gustavo Menéndez conducción. El “territorio” se distanciaba del “ciudadano”.

Al despedirse, Cristina dijo que “no hay que ponerse triste ni llorar”. Lo primero no parece haberlo conseguido. La enorme columna que se retiraba cantando el himno, por la calle Julio Grondona camino hacia la estación de Sarandí, no tenía la marca de la alegría. Esto, a pesar de haberse encontrado cara a cara con su “jefa”.

Este cronista abordó un abarrotado tren desde Sarandí a Constitución. A pesar de la multitud, el “vamos a volver” sonó apenas unos segundos. A menos de medio metro, un pibe de 25 años comentó “Cristina dijo que hay que unir, no dividir. Hay que dejar de cantar la canción”.

Con su aparición en Arsenal, Cristina Fernández dejó institucionalmente establecido el nuevo discurso político moderado (y moderador) camino a las elecciones. Su intervención de este martes deja abierta la posibilidad de que no sea candidata. Pero, a pesar de la etiquetas, el peronismo sigue siendo el peronismo y, ahí, todo es posible.


Eduardo Castilla

Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.

X