El evento reunió a ocho países que albergan el bioma amazónico en la ciudad de Belém, capital del estado de Pará. La declaración alcanzada tras dos días de deliberaciones no tuvo resoluciones significativas.
Jueves 10 de agosto de 2023 00:17
La ciudad de Belém, capital del estado de Pará, en el norte de Brasil, fue sede de la cuarta reunión de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), o IV Cumbre Amazónica.
Los países participantes que conforman la OTCA son Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Todos países cuyos proyectos de desarrollo económico y social están basados en ser socios menores de un extractivismo desenfrenado.
La cumbre fue convocada por el presidente brasileño Lula da Silva, con miras a la COP 28 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) que se realizará entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2023 en Expo City, Dubai.
La intervención del presidente Lula da Silva estuvo cargada de demagogia y puso de manifiesto contradicciones que explican la falta de resultados significativos en favor del medio ambiente.
Como anfitrión, Lula reconoció una vez más a la golpista Dina Boluarte de Perú, quien reprimió duramente a los pueblos originarios en lucha a comienzos de año. Cabe recordar que el gobierno de Lula-Alckmin le brindó apoyo político tras el golpe y mantuvo la venta de armas y municiones al gobierno golpista, a pesar de las decenas muertos que dejaba la dura represión.
En su discurso, Lula defendió la selva y la deforestación cero. Sin embargo, el presidente brasileño gobierna en alianza con los principales responsables del deforestación y de reprimir a las poblaciones originarias. Su gobierno, además, ha autorizado el uso de agrotóxicos venenosos para las personas y para el medio ambiente para garantizar las ganancias de los terratenientes.
La realidad es que el gobierno de Lula da Silva ha fortalecido al agronegocio. Su gobierno sigue el ritmo de Bolsonaro en la liberación del uso de agrotóxicos. Siguen ocurriendo exterminios provocados por latifundistas contra indígenas y trabajadores rurales, lo que incluso fue el centro de las movilizaciones organizadas por pueblos indígenas durante la Cumbre, mostrando al servicio de quién está el gobierno de frente amplio, que fortalece a la derecha.
En solo seis meses de este año, el gobierno de Lula-Alckmin ya autorizó el uso de 231 agrotóxicos, manteniendo el mismo ritmo de Bolsonaro. Algunos de los compuestos autorizados son considerados altamente tóxicos para la salud humana y altamente peligrosos para el medio ambiente.
Al contrario de algunas expectativas en que revocaría el decreto de Bolsonaro que acelera la aprobación de estos venenos, Lula más bien lo ha sido utilizado para garantizarse apoyos, ya que son altamente rentables para el agronegocio, aun a costa de la contaminación de ríos, del aire, de la deforestación y la destrucción de comunidades indígenas y pequeños productores que viven en ese entorno.
A la segunda jornada de la cumbre de los países miembro de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) fueron invitadas naciones procedentes de África, Asia, Europa y América. En encuentro se realizó a puertas cerradas. Además de los ocho países amazónicos, participaron la República del Congo, la República Democrática del Congo y San Vicente y las Granadinas.
El comunicado conjunto "Unidos por nuestros bosques" enfatizó en la necesidad de combinar la preservación del medio ambiente con el crecimiento económico, que es el mensaje que llevarán de forma conjunta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que se celebrará en noviembre en los Emiratos Árabes Unidos.
La formulación de conjunto muestra el enorme servilismo de los países de la OCTA, que vienen permitiendo la destrucción de la Amazonia por la acción del agronegocio, de las mineras, de las petroleras, de la industria del caucho, en su mayoría empresas multinacionales que se llevan los recursos y dejan tierra arrasada en un bioma que es clave para la preservación del planeta.
La política de los Estados amazónicos muestra que en los hechos, la formulación "preservación y crecimiento" no es más que demagogia para ir a pasar la gorra en la COP 28 y asegurar que el extractivismo siga su curso destructivo.