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Red Internacional
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La Plata. Debate con La Cámpora: memoria y política en la UNLP

Luego de que la gestión de la facultad de humanidades tapara un mural de Jorge Julio López y otro de HIJOS La Plata, un militante de la Cámpora responde. Aquí nuestra respuesta para continuar el debate.

Viernes 14 de febrero de 2020 13:26

Coincidimos en algo, los troskistas tenemos convicciones. El resto de la “carta” que publica vendría a ser un compilado de acusaciones, con fundamentos que encontró en Google a último momento. Es normal, sabemos que hay militantes honestos que discuten habiendo leído algo, pero también nos tenemos que cruzar con quienes, a falta de convicciones, viven del prejuicio. Para clarificar un poco las polémicas trataremos de seguir punto por punto.

J dice: “Se iguala a la gestión con el kirchnerismo todo para fomentar su relato de que gestión = gobierno = kirchnerismo = lo que hay que combatir. La gestión de la facultad no está encolumnada con ningún partido político” y luego “no pidieron permiso a la gestión de la facultad para hacer esos murales”

Para saber que la gestión de la facultad tiene una perspectiva política e ideológica no hace falta leer algún comunicado en épocas electorales. Se manifiestan permanentemente. Si miramos las paredes de humanidades nos chocaremos permanentemente con el relato que montan. Y aunque son toscos para ocultar la cantidad de internas que manejan entre la Cámpora, Patria Grande y rectorado, las autoridades deben estar felices de tener agrupaciones tan falderas que se preocupen tanto por defender barrabasadas como la de taparle la cara a Jorge Julio López, o directamente pintar de lleno un mural de HIJOS La Plata.

No esperábamos menos de quienes votaron a los decanos y rectores de la UNLP, esos durante el Macrismo avalaron los recortes al presupuesto universitario. Es fácil hablar de la lucha contra el neoliberalismo mientras se habilita el ajuste.

Nosotros, en cambio, mantenemos algunas tradiciones (incluso previas a los ’70) y disputamos también los espacios públicos. Porque peleamos consecuentemente para que las universidades sean de quienes las habitamos todos los días: sus estudiantes y trabajadores, es decir, la inmensa mayoría. La camarilla de la gestión tampoco estaría siendo muy democrática para decidir qué hacer con nuestras paredes, pero eso no les molesta. Si hay algo que los aleja de los militantes de los ‘70 es el nulo espíritu crítico que tienen.

J dice que sorprende que “cuando se trata de hablar de fuerzas políticas de los 70´, hablen de sindicalismo combativo a secas y traten de apropiarse de la lucha de una generación a la que, hablemos claro y conciso, no pertenecieron por decisión política.”

Ni mitómanos, ni cínicos. Nos gustaría poder discutir, por ejemplo, las perspectivas estratégicas de montoneros, el PST, y más corrientes, pero para eso debería leer algo de lo que hicimos y opinamos. Nuestro partido hace balances serios y saca lecciones, por eso publicamos libros como Insurgencia Obrera, que nos gustaría someter a debate. Si quieren debatir ese balance deberíamos hablar del Cordobazo, del Pacto Social, del primer gran paro general contra un gobierno peronista y de la situación revolucionaria que se abrió en esa época, en la que la clase obrera superó a la burocracia sindical y a su propia dirección política. Pero por ahora deberemos conformarnos con un miope que ni siquiera sabe lo que sucedió en la ciudad donde milita. En 1975, ocho jóvenes militantes del Partido Socialista de los Trabajadores fueron cobardemente torturados y fusilados en un paraje costero cercano a nuestra ciudad . Este hecho es conocido como La Masacre de La Plata.

No hace falta ser “iluministas” para develar los acontecimientos, simplemente hay quienes se han encargado de que no salgan a la luz algunos eventos históricos (Qué fue la masacre de Pacheco). Nos acusa de mentirosos y nuestrxs compañerxs pelean por mantener viva aquella memoria y por el juicio y castigo a los responsables de la desaparición de sus propios camaradas. Todavía tenemos que luchar contra la impunidad, por ejemplo, por el asesinato de Ana María Martinez.

Difícil explicar la cantidad de sentimientos encontrados que produce leer a un militante de La Cámpora hablar de la revolución socialista. Resulta extraño escucharlos reivindicar a Montoneros, incluso al ERP, a los mismos que hoy defienden cosas como el aumento del financiamiento a las fuerzas armadas (cuando simultáneamente hay golpes de estado en América Latina), la instalación de 5000 marines yankees en costas argentinas, o directamente pagar la deuda macrista, que es una estafa de película a costa del hambre del pueblo que tanto dicen defender. Cualquier setentista se espantaría.

Hubo una generación heroica que luchó por transformar la realidad desde distintas vertientes ideológicas: peronistas, guevaristas, trotskistas, foquistas, etc.. No negamos las diferencias políticas y estratégicas que tenemos y las sometemos a discusión. Pero estas diferencias no pueden reducirse a un problema de “aventurerismo”. Solo alguien que no leyó una hoja de nuestra posición se animaría a hacer una afirmación tan trivial. De lo que se trata es de sacar las mejores lecciones revolucionarias para aprender de aciertos y fracasos de esa experiencia histórica y poder organizarnos para terminar con este sistema de explotación y opresión. Ese es nuestro horizonte, que lejos están de proponerse los que nos dicen que "los desaparecidos son de ellos". Una adjudicación tan cínica como hipócrita.

Llegando al final, cuesta no extenderse, pero nos vemos obligados a desenmarañar esta oda al prejuicio. ¿Qué hizo el peronismo después? Terminada la dictadura, el menemismo aplicó el plan neoliberal más profundo y poderoso de la historia nacional. Más tarde, el duhaldismo hizo el trabajo sucio que faltaba. Hoy, por citar un caso, tienen como ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires a Julio Alak, quien sostuvo durante años con sueldos a los mismos responsables de la Masacre de La Plata. Sí, a los asesinos de nuestros compañeros del PST, el “Pipi” Pomares y el “Indio” Castillo de la CNU. Y fue gracias a la lucha inclaudicable de las victimas que logramos que hoy estén presos.

J: Respecto a los archivos de la última dictadura debo admitirles que con su mitomanía lograron llenarme de contradicciones durante muchos años: pensé que, efectivamente, por cuestiones (inaceptables, igualmente) de correlación de fuerza al interior del Estado, no se habían abierto los archivos de la SIDE y los dependientes de las Fuerzas Armadas. Pero googleo “kirchnerismo apertura de archivos” y al instante me aparecen estas notas que dan cuenta de” y se atreve a citar dos links sin chequear.

Quizás sea hora de dejar de googlear sobre los archivos y salir a la calle a ver la lucha que hace más de 40 años dan los organismos de Derechos Humanos que se mantienen independientes de todos los gobiernos. Su principal demanda es la apertura de los archivos. Incluso si esto despierta tantas contradicciones, no es tan difícil encontrar más información en Google. Myriam Bregman, abogada del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) y querellante en causas de lesa humanidad, es patrocinadora de familiares de Rodolfo Walsh, Mario Santucho, Alejandrina Barry, Andrea Robles y Gloria Pagés en una presentación que realizaron ante la Agencia de Acceso a la Información para exigir la apertura integral de los archivos de la última dictadura cívico militar y de los años previos.

J: si no fueran tan cínicos, sabrían que la desaparición del compañero peronista Julio López fue un apriete al gobierno por parte de lo más oscuro de la lacra militar y judicial, por, justamente, llevar a cabo una política de memoria, verdad y justicia.

Cuesta creer que se atrevan a hablar de Jorge Julio López. Adriana Calvo, recordada referente de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, hizo una definición contundente: “la causa por la desaparición forzada de Julio López es un monumento a la impunidad”. Lo dijo en 2006, cuando los organismos de derechos humanos y la izquierda llevábamos ya varias marchas exigiendo la aparición con vida de López y teníamos que soportar que funcionarios que hasta hoy ocupan importantes cargos en el Estado, como Aníbal Fernandez, digan que no había desaparecido, que “estaba en lo de alguna tía perdido”. Pero es más simple, durante los primeros seis meses la parte operativa y logística de la investigación estuvo a cargo de la Policía Bonaerense, nada menos que la fuerza directamente involucrada en la desaparición de López.

Incluso, si realmente fue un "apriete" hay que decir que funcionó a la perfección, porque entonces hizo asustar tanto a Kirchner y sus funcionarios que decidieron conscientemente no hacer absolutamente nada por encontrar al compañero López, negándose no solo a investigar en serio la desaparición sino dejando a los sospechosos del crimen hacer y deshacer lo que quisieran y hasta usando a la SIDE para perseguir a la familia de López y a los organismos de derechos humanos. Entre 2006 y 2015 gobernaron la nación y la provincia y la causa careció de todo aporte serio por parte de ambos poderes ejecutivos tendientes a la verdad y la justicia. Además, no cuestionaron en ningún momento el accionar del Poder Judicial, siempre favorable a la impunidad.

Por último, J dice: “Todo lo que se pudo hacer desde el poder ejecutivo y legislativo se hizo: muchos genocidas están libres aun, es cierto, y a todos nos duele profundamente (¿o nos van a acusar de cómplices?)”

Todavía no puedo entender si cuando dice que “se hizo todo lo que se pudo” habla desde la ignorancia absoluta o desde un colosal conformismo. Quizás de tanto mirar Google no llegó a ver el mural de HIJOS que taparon.Estaba César Milani, el genocida que bajo el gobierno de CFK encabezó el ejército nacional.. Diría Nora Cortiñas: “Dicen que Milani no es un genocida,¿quieren defender el horror?” Nos interesa mucho este debate, porque hay tan sólo un genocida enjuiciado por cada centro clandestino de detención. Mantuvieron en él al 14% de los genocidas. Milani y 50 generales más son parte de un Ejército Argentino que cuenta con 3.381 miembros provenientes de la dictadura. En la armada 543 oficiales y 759 suboficiales. En la Fuerza Aérea 600 oficiales y 1700 suboficiales. Y nos acusan de cinismo, increíble!

En el PTS militan decenas de sobrevivientes y familiares de víctimas de la dictadura. Antes de animarse a insultar con mentiras y amalgamas a un partido que da sobradas muestras de compromiso con los derechos humanos y contra la impunidad, debería mirar hacia adentro de su espacio político y analizar con cuántos constructores de impunidad milita todos los días.

Por último, dice J: Respecto a la lentitud de la justicia, es cierto: quisimos hacer una reforma judicial en nuestro gobierno para reparar eso, por ejemplo, y ustedes se montaron en el mismo discurso que los medios gorilas para decir que era una avanzada K contra la justicia.

Responsabilizar a la izquierda por la lentitud de la justicia ya es un nivel de infantilismo total. Y qué ironía hacerlo mientras Alberto Fernández niega toda posibilidad de indultar a los presos políticos como Milagro Sala o Luis D’Elía.

Que distintos somos, a pesar todas las diferencias políticas nosotros seguimos y seguiremos denunciando todo encarcelamiento arbitrario. Si les interesa nuestra visión sobre la justicia, quizás ahora entiendan por qué es imprescindible mantenerse independiente de esa casta judicial que nadie elige, corrupta hasta la médula y que beneficia siempre al poder de turno. Para sacar comunicados contra la izquierda se toman su tiempo, pero por sus presos políticos actuamos más nosotros.
Nosotros peleamos por que el pueblo trabajador tome el destino en sus propias manos, como intentó hacerlo esa heroica generación setentista, y así terminar con la miseria a la que nos destina el capitalismo.

Seguiremos peleando por la verdad, la memoria y la justicia. Y hoy, que ya está claro que en su horizonte no está ni siquiera la soberanía nacional, que la prioridad del gobierno es pagar cada centavo de una deuda ilegal al mismo imperialismo que hace golpes en América Latina, queda a las claras que de esa generación que se levantó no han recuperado ni una bandera.