La celebración cada 13 de diciembre, tiene un origen religioso y bastante dramático que poco honor hace al trabajo científico de tantos y tantas especialistas en oftalmología cada día.
Lunes 12 de diciembre de 2022 22:50
Paciente recibe tratamiento en un consultorio oftalmológico | Télam
Cada 13 de diciembre se conmemora en Argentina el Día del oftalmólogo y la oftalmóloga, en celebración del Día de Santa Lucía, patrona de la salud visual. Tan asocida está la historia de esta santa a la especialidad, que por ejemplo, en la ciudad de Buenos Aires, el Hospital de Oftalmología ubicado en el barrio de San Cristóbal se llama Santa Lucía.
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El o la especialista en oftalmología diagnostica y trata las enfermedades oculares. Practica cirugías y prescribe anteojos o lentes de contacto para corregir problemas de visión. También participan en investigaciones sobre enfermedades de la vista. La celebración de su día, como muchas otras en nuestra cultura, tiene un origen religioso y bastante dramático que poco honor hace al trabajo científico de tantos y tantas especialistas cada día.
Distintas versiones de su leyenda asocian la muerte trágica de Lucía con los ojos. Su relación con la visión además, tendría que ver con la cercanía etimológica del nombre "Lucía" y el término latino lux (luz).
Historia de Santa Lucía: una versión católica
Santa Lucía (Siracusa, 283- Siracusa, 304) fue una mártir cristiana. Por mantener firme su decisión de consagrarse a Dios con un voto de castidad, fue denunciada y asesinada en tiempos del emperador Diocleciano. Es una santa entre tantas, cuya imagen es utilizada en la religión católica para abonar el ideal de mujer casta, que renuncia al placer de la carne y mantiene su compromiso con su esposo celestial, Dios.
Según el sitio Vatican News, “su historia ha llegado hasta nosotros a través de las actas del martirio, tradiciones, narraciones populares y leyendas. Lucía nació a finales del siglo III en Siracusa (Italia), en una familia rica y de alto rango. Educada cristianamente, era aún muy niña cuando quedó huérfana de padre. Su madre Eutiquia la crió con amor y dedicación. Aún adolescente, Lucía planea consagrarse a Dios, pero custodia este deseo en el corazón. Ignorando las intenciones de su hija, Eutiquia la promete como esposa –según la costumbre de la época- a un joven de buena familia pero no cristiano. Lucía no revela su intención de mantenerse virgen por Cristo, y pospone la boda con diversos pretextos, confiando en la oración y en la ayuda divina”.
La madre de Lucía estaba enferma. Juntas peregrinan hasta el sepulcro de Santa Águeda. Allí, Lucía convence a su madre de que rece por su salud. Ella misma reza por su mamá y para conseguir la gracia de dedicarse a Dios. En cierto estado de éxtasis, la historia dice que vio a Águeda entre ángeles que le dijo: “Lucía, hermana mía y virgen del Señor, ¿por qué me pides lo que tú misma puedes conseguir? Tu fe ha sido de gran ayuda para tu madre, ella está ya curada”. Al volver en sí narra la visión a su mamá y le cuenta que quiere renunciar a un esposo terreno. También le pide permiso para donar su riqueza con fines de caridad.
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“Desilusionado y resentido, el joven que ambicionaba su mano la denuncia al prefecto Pascasio, acusándola de rendir culto a Cristo y de desobedecer las normas del edicto de Diocleciano”, continúa el sitio citado. Lucía es arrestada pero igual reafirma su fe cristiana: “Yo soy una sierva del Dios eterno, que ha dicho: ‘ Cuando os lleven ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo habéis de hablar o qué habéis de decir en defensa propia, porque en aquel mismo momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis decir’”.
El prefecto Pascasio ordena que sea conducida a un prostíbulo. Pero Lucía declara que no cederá y que como su cuerpo sufrirá violencia contra su voluntad, seguirá siendo casta. Cuando tratan de llevársela, los soldados no consiguen moverla. Aunque estaba atada de pies y manos, no logran arrastrarla. Exasperado, Pascasio ordena que sea quemada viva, pero el fuego tampoco la daña. Así, Pascasio ordena que Lucía sea decapitada el 13 de diciembre del año 304.
Santa Lucía y su relación con los ojos
Los hechos de la muerte de Lucía aparecen narrados en distintos relatos antiguos. Según otras versiones antes de ser decapitada también habría sido martirizada con aceite hirviendo y otros ultrajes en su cuerpo.
Las versiones coinciden en lo fundamental pero difieren en el final. Algunas aseguran que Lucía fue decapitada y otros, que fue martirizada por golpes de espada.
La relación entre Lucía y los ojos que hace que sea la santa protectora de la vista, según versiones, tendría que ver con la cercanía etimológica del nombre griego “Lucía” y el término latino lux (luz).
También cuenta una versión de la leyenda que Lucía se arrancó los ojos y se los mandó a su pretendiente porque no desistía de querer desposarla.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario