Un recorrido por los diarios que escribió Trotsky en su exilio francés (1933-35).
Domingo 20 de agosto de 2017
Cuando desde el CEIP decidimos incluir en el tomo 5 de las Obras Escogidas de León Trotsky la edición inédita en castellano del Diario del exilio junto con el clásico ¿Adónde va Francia? y comencé a realizar su traducción encontré más que precisas las palabras de un texto de Erich Fromm:
Si Trotsky escribe sobre acontecimientos políticos, o sobre la autobiografía de Emma Goldman, o bien sobre las historias de detectives de Wallace, su reacción va hasta las raíces, es penetrante, viva y productiva. Si escribe sobre su peluquero, los funcionarios franceses de la policía o el Sr. Spaak, su juicio es profundo y atinado. Cuando tiene una oportunidad de conseguir una visa por parte del recién formado gobierno laborista noruego, que sería la más afortunada salida para sus crecientes dificultades del exilio en Francia, él no vacila ni por un segundo en escribir una afilada crítica al partido laborista noruego. En medio de un inseguro exilio, enfermo, sufriendo la cruel persecución estalinista de su familia, no hay nunca una nota de autocompasión, o aún de desesperación. Hay objetividad, valor y humildad (1).
Trotsky en Francia en 1934
Efectivamente, la escritura de esta particular autobiografía la aborda en un momento muy especial de su vida, una vez más en el exilio, pero en uno novedoso porque a diferencia de los destierros de la época zarista, cuando se preparaba para la insurrección que daría origen al primer Estado obrero de la historia, en ese momento –transcurría el año 1935 y se encontraba en Francia, perseguido y a punto de ser expulsado de ese país, intentando tramitar una visa a Noruega– debía enfrentar a la camarilla estalinista que usurpaba el prestigio de la revolución que él junto a Lenin habían llevado al triunfo.
Así expresaba la magnitud de esta tarea:
"Y sin embargo creo que el trabajo que hago en este momento –a pesar de todo lo que tiene de insuficiente y fragmentario– es el trabajo más importante de mi vida, más importante que 1917, más importante que la Guerra Civil, etcétera. Para ser claro diré esto. Si yo no hubiera estado en 1917, en Petersburgo, la Revolución de Octubre se habría producido –condicionada por la presencia y la dirección de Lenin. Si ni Lenin ni yo hubiéramos estado en Petersburgo, tampoco habría habido Revolución de Octubre: la dirección del Partido Bolchevique habría impedido que se llevara a cabo (…). Si Lenin no hubiera estado en Petersburgo, no habría casi chances de que yo pudiese vencer la resistencia de las altas esferas bolcheviques. La lucha contra el trotskismo (es decir, contra la revolución proletaria) se habría iniciado a partir de mayo de 1917, y el resultado de la revolución habría sido un signo de interrogación (…). Lo mismo se puede decir, en resumidas cuentas, de la Guerra Civil (…). Así no puedo decir que mi trabajo haya sido ‘irremplazable’, incluso en lo que concierne al período 1917-21. Mientras que lo que hago ahora es ‘irreemplazable’ en el pleno sentido de la palabra. No hay la más mínima vanidad en esta afirmación. El hundimiento de las dos Internacionales ha planteado un problema que ninguno de los jefes de estas Internacionales está en absoluto capacitado para tratar. Las particularidades de mi destino personal me han ubicado frente a este problema completamente armado de una experiencia seria. Dotar de un método revolucionario a la nueva generación, por encima de los jefes de la II y de la III Internacional es una tarea que, fuera de mí, no hay hombre capaz de llevar adelante (…)". (pp. 243-244).
Encontramos agudos comentarios sobre los álgidos sucesos que ocurrían por esos días: referencias a la situación de los radicales en Francia y la formación del Frente Popular: “Bajo la apariencia del marxismo y el bolchevismo, se ofrece a las masas oprimidas que buscan una salida las mismas ideas cuya negación empedernida han dado forma al marxismo y crecimiento al bolchevismo” (p. 224) y análisis sobre el pacto firmado entre Francia y la URSS para garantizarse seguridad mutua en medio de la preparación para la próxima guerra. Estas reflexiones políticas se intercalan con recuerdos de la guerra civil en la URSS, comentarios sobre libros leídos e inclusive un íntimo y emotivo relato de un sueño con Lenin (p. 314).
Un párrafo aparte merece las apreciaciones llenas de profundo amor sobre su compañera Natalia con las pequeñas anécdotas sobre la admiración que le producía cómo escalaba paredes cuando la conoció hasta su modo de escuchar música, siempre atravesadas por la congoja y la preocupación que los acechaba en ese momento: el destino de su hijo Serguei, que seguía en Rusia y del que no se tenían noticias.
Es que la persecución del régimen estalinista sobre la persona de Trotsky y su entorno, como así también hacia toda la vieja Guardia Bolchevique, tiene que ver, como expresa en otra parte del Diario, con que:
(…) la posibilidad de una lucha semejante estaba creada por el hecho de que había triunfado un ambiente favorable a la burocracia soviética totalmente particular e independiente. Stalin llevaba adelante el combate por la concentración del poder en manos de la burocracia y para eliminar a la Oposición, mientras que nosotros llevábamos adelante la batalla por los intereses de la revolución internacional, dirigiéndonos así contra el conservadurismo de la burocracia, contra sus aspiraciones a la tranquilidad, a la satisfacción, al confort. Dada la decadencia prolongada de la revolución mundial, la victoria de la burocracia, y en consecuencia la de Stalin, estaba determinada de antemano. El resultado que los curiosos y los tontos atribuyen a la fuerza personal de Stalin, o al menos a su extraordinaria habilidad, estaba profundamente arraigado en la dinámica de las fuerzas históricas. Stalin sólo ha sido la expresión semiinconsciente del segundo capítulo de la revolución, el día siguiente a la embriaguez. (p. 229).
Recomendamos la lectura de este apasionante y emotivo diario.
1. ver nota en Viento Sur.
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Breve comentario sobre el Diario del exilio de León Trotsky
¿Adónde va Francia? / Diario del exilio, OE vol 5, Ediciones IPS-CEIP. Bs. As.