Con la voltereta en la composición de la Comisión Especial que decidirá sobre el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff, el gobierno retrocedió en su estrategia de acelerar el proceso en el Congreso. El presidente del Senado, Renan Calheiros (PMDB de Alagoas), que venía con un discurso alineado a los intereses del Palacio del Planalto también cambió el tono este miércoles (9) y anunció que prefería un receso parlamentario más corto.
Sábado 12 de diciembre de 2015
El gobierno, que venía oponiéndose al receso para evitar el desgaste con manifestaciones callejeras, pasó a defender una interrupción parcial de los trabajos legislativos para no “estresar a las bancadas”. Los parlamentarios harían una pausa para Navidad y volverían para votar el proceso de impeachment en sesión extraordinaria del Congreso a mediados de enero. La decisión vino después de la derrota de la lista oficialista en la elección para la comisión del impeachment, aun después de la decisión del ministro del Supremo Tribunal Federal (STF), Edson Fachin, quien suspendió el proceso hasta el mércoles próximo.
La estrategia fue tejida en la reunión de líderes aliados con el ministro de la Secretaría de Gobierno, Ricardo Berzoini, durante la mañana de este miércoles. El ministro quedó de llamar a Renan para pedir el mantenimiento del receso parlamentario, además de la convocatoria del Congreso para votar cuestiones presupuestarias.
El objetivo del gobierno, confirmado en el discurso de Renan Calheiros, es votar todas las propuestas sobre el presupuesto 2016 con prioridad para la Ley de Directrices Presupuestarias (LDO por sus siglas en portugués), aun en diciembre. En seguida, habría una pausa para Navidad y convocatoria extraordinaria del Congreso durante el receso. Renan, sin embargo, dijo no saber exactamente cómo y cuando se dará la convocatoria.
En la LDO están incluidos la continuidad de recortes en la salud, educación, nuevos impuestos como la vuelta del impuesto al cheque. Es decir, hay acuerdo en priorizar cómo siguen y se profundizan los ataques a los trabajadores. Hay divergencia en cómo encaminar el impeachment, sus plazos y maniobras, pero no en profundizar los ajustes.
En medio a este escenario, corre por detrás de la polarización “que se quede Dilma” o impeachment, una continuidad de los acuerdos por los ajustes y privatizaciones. Este acuerdo incluye el silencio de las organizaciones oficialistas frente a los continuos ataques del gobierno de Dilma a los trabajadores y el avance en la entrega de los recursos nacionales al imperialismo. Ayer mismo el gobierno de Dilma privatizó una parte del Puerto de Santos, en San Pablo, y hoy puso a la venta dos grandes campos de petróleo operados por Petrobras.
El PSOL, que participa de un frente permanente con los parlamentarios oficialistas, el llamado Frente del Pueblo Sin Miedo, sigue en una postura de silenciarse sobre las luchas de los trabajadores y sobre los ataques oficialistas. Sin mover a sus parlamentarios para apoyar ninguna lucha o huelga, contentándose en incluir frases contra los ajustes en textos en internet y levantar lienzos los días en que participan de los actos con el oficialismo “contra el retroceso”. La lucha de los secundarios de San Pablo que impuso un retroceso al gobernador tucano (PSDB) Geraldo Alckmin muestra que hay fuerzas para derrotar los ajustes y una izquierda combativa podría poner sus fuerzas para la victoria de cada huelga, como paso concreto para derrotar los ajustes. La situación política del país permite y exige otra orientación, un fuerte movimiento nacional contra los ajustes.