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Red Internacional
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GOBIERNO ULTRADERECHISTA DE BRASIL. Repudiamos la celebración del golpe por Bolsonaro: juicio y castigo a los responsables cívico militares

Ante la celebración del golpe militar que en 1964 derrocó al presidente João Goulart realizada por el gobierno de Bolsonaro, publicamos el repudio del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) de Brasil, que impulsa Esquerda Diário en el vecino país.

Jueves 28 de marzo de 2019 11:39

El MRT y Esquerda Diário repudiamos la celebración del golpe del ’64: ¡no olvidamos y no perdonamos! ¡Exigimos la revocación de la Ley de Amnistía de 1979, así como el juicio y castigo a todos los responsables civiles y militares de la dictadura! Hay que arrancarle al Estado la apertura irrestricta de todos los archivos y documentos ocultos sobre los crímenes de la dictadura militar.

La cúpula de las Fuerzas Armadas siempre mantuvo vivas las tradiciones del ’64, pero hasta el gobierno de Bolsonaro, las celebraciones quedaban restringidas a los cuarteles, y cuando algún general de la reserva o el club militar intentaba salir de las sombras, eran blanco de críticas casi generalizadas.

Ahora, en 2019, las celebraciones por el golpe militar de 1964 volvieron a ser oficiales, incentivadas por Bolsonaro, Joice Hasselmann [periodista y miembro del partido de Bolsonaro, NdT] y la extrema derecha en el gobierno, al punto de que fueron los propios generales, entusiastas defensores del golpe militar del 64, que integran el gobierno, los que salieron a pedir moderación en las celebraciones.

Se trata de na determinación repudiable, que celebra las torturas, asesinatos y desapariciones promovidas por una dictadura corrupta ligada a Estados Unidos, contra las masas trabajadoras de la ciudad y el campo.

Esta celebración, vale recordar, viene en la linea de los homenajes de Bolsonaro a torturadores en toda Latinoamérica, como al dictador Alfredo Stroessner de Paraguay y a Pinochet en Chile. Estos sirvientes de Washington son "inspiradores estadistas" para Bolsonaro, que hoy sirve de pilar principal en la ofensiva recolonizadora de Trump en la región y para su intento de golpe de Estado en Venezuela.

Según el General Rêgo Barros, vocero oficial de Presidencia, "El presidente no considera el 31 de marzo de 1964 un golpe militar", o sea que para Bolsonaro, sociedad civil y miltares, "percibiendo el peligro" que el país vivía en aquel momento, se unieron para "recuperar y volver a poner a nuestro país en el rumbo". "Si esto no hubiese ocurrido, hoy tendríamos algún tipo de gobierno que no sería bueno para nadie".

No sorprende que Bolsonaro tenga como libro de cabecera "La verdad sofocada", del torturador coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, homenajeado por el presidente durante la sesión en la que aprobó el impeachment en 2016 en la Cámara de Diputados [a Dilma Rousseff], y que comandaba el Doi-Codi en San Pablo, donde fueron aessinados decenas de presos políticos.

Sea en la versión más radical de Bolsonaro o en la "más moderada" de la cúpula militar, la justificación para el golpe militar -que no habría sido golpe- es la misma. Bolsonaro algunas veces nombra el peligro, "comunista", subversivo. El general Mourão [vicepresidente de Brasil] habla de guerra interna y de los excesos que habrían sido cometidos "de los dos lados". La "comisión de verdad" de Dilma, que tanto irritó a los militares, terminó de manera melancólica, condenada a la irrelevancia a partir del momento que renunció a intentar castigar a los asesinos y torturadores de la dictadura.

A pesar de que el gobierno de Dilma orientó oficialmente a los comandantes de las Fuerzas Armandas en 2011 a suspender cualquier actividad sobre el golpe del ’64 en las unidades militares, lo hizo a costa de preservar la impunidad de los responsables civiles y militares por la dictadura por parte del PT (manteniendo la Ley de Amnistía de 1979, que de hecho sacramenta la impunidad del Estado).

Ahora la mentira ganó status de doctrina oficial del gobierno, y no faltan generales que quieren sacar cualquier referencia al golpe o a la dictadura militar de los libros escolares, en el mismo espíritu de censura del proyecto "escuela sin partido" [que busca amordazar a los docentes].

Un golpe de clase de la burguesía contra los trabajadores

El enemigo del golpe era el propio pueblo, las masas trabajadoras y campesinas, que radicalizaban sus luchas, especialmente en el campo la lucha por la reforma agraria y el fortalecimiento de las ligas campesinas, una forma de organización campesina que crecía desde la región Nordeste. Este proceso alcazaba a las Fuerzas Armadas, a los sargentos del Ejército y la Marina, donde los marineros se estaban organizando en una asociación propia. El ataque al "orden democrático" vino justamente del complot cívico-militar que llevó adelante el golpe militar de 1964, patrocinado abiertamente por la embajada norteamericana, por el Departamento de Estado y por el FBI, para terminar con esos gérmenes de organización de las masas trabajadoras que empezaban a surgir y a subordinar Brasil a su política externa.

El gobierno de João Goulart no tenía nada de comunista. Lo que más desagradó a Estados Unidos fue que mantuvo una posición de no alineamiento automático con Estados Unidos y se rehusó a romper relaciones diplomáticas con Cuba y no adhirió a la fuerza interamericana que Estados Unidos quería crear, y para lo cual establecieron una escuela de oficiales en Panamá, donde buscaban inculcar en las Fuerzas Armadas de la región la visión de que el mayor enemigo era interno, o sea, las masas trabajadoras que podrían insurreccionarse contra la explotación y la dominación imperialista siguiendo el ejemplo del pueblo cubano pos Revolución de 1959.

Pero Goulart temía más a la rebelión y a las tendencias revolucionarias del propio pueblo brasileño que la dictadura militar apoyada por Estados Unidos. Aun teniendo más del 70% de aprobación popular en las vísperas del golpe, no tomó ninguna medida real de resistencia. Ni el propio Partido Comunista (PCB), que tenía gran influencia en los sindicatos, organizaciones estudiantiles e incluso en sectores de las Fuerzas Armadas tomó alguna medida de enfrentamiento al golpe. El estado mayor de las Fuerzas Armadas y Estados Unidos, que movilizaron navíos de guerra, incluyendo porta aviones, para apoyar el golpe, consideraban la posibilidad de una prolongada guerra civil, pero no hubo un día de resistencia.

Mientras oficialmente la cantidad de muertos por la dictadura es de alrededor de 450, la cantidad es mucho mayor si se contabilizan los asesinatos masivos, verdadero genocidio de poblaciones originarias, que fueron más de 8.000 muertes, o contra los campesinos, que fueron más de 1.200 muertes. Habría que sumar también restos del cementerio clandestino de Perus. Una verdadera comisión de verdad, con acceso a todos los documentos de las Fuerzas Armadas y de los servicios de inteligencia, revelaría otros tantos crímenes brutales cometidos por la dictadura.

Como parte de la persecución política la prensa fue censurada, los sindicatos intervenidos, las ligas campesinas fueron diezmadas y las Fuerzas Armadas sufrieron purgas. Con el Acto Institucional número 5 emitido en 1968, la dictadura radicalizó la represión política y el cierre del régimen.

La mentira de Mourão y de los militares de que era una guerra y "se cometieron excesos de ambos lados" tiene que ser desenmascarada. La guerrilla que intentó frenar la dictadura, sobre todo después del AI-5, un puñado de militantes mal armados y mal equipados, no puede ser comparada con las Fuerzas Armadas, las policías y los servicios de inteligencia del Estado. Tamaño aparato represivo tenía como objetivo atacar todas las formas de organización obrera y popular.

"Milagro económico" o aumento de la subordinación al capital extranjero?

La obra económica de la dictadura, que a veces es reivindicada incluso más allá de los defensores del golpe, también tiene que ser desenmascarada. No era por nada que los sindicatos estaban bajo intervención y las organizaciones de izquierda estaban en la clandestinidad, sufriendo fuerte represión.

El llamado "milagro económico" tuvo como base de sustentación la multiplicación de la fraudulenta deuda externa brasileña y el aumento de la dependencia del país al capital extranjero (bien remunerado por todos los militares), un enorme ataque a los salarios e intensificiación del ritmo de trabajo en las fábricas, una apertura sin precedentes a los intereses de las multinacionales y del imperialismo, y las grandes obras como la usina de Itaipu, o la inacabada ruta transamazónica se convirtieron también en focos de accidentes de trabajo y muertes obreras por miles.

Además, innumerables casos de corrupción involucran a dictadores, torturadores y sus amigos empresarios, como mostramos en Esquerda Diário. Los asesinos de la dictadura, al revés de lo que pregonan los militares, Bolsonaro y Mourão, estuvieron siempre enlodados en la mugre de la corrupción, de la coima y de la impunidad, dejando un legado nefasto para las siguientes décadas.

Nada de bueno surgió para los trabajadores, los campesinos y el pueblo pobre brasileño de los gobiernos militares. Al final de llamado milagro económico, Brasil entró en una de las mayores recesiones de su historia.

Juicio y castigo a todos los responsables civiles y militares de la dictadura!

Al reanudar las celebraciones oficiales del golpe militar, la intención de Bolsonaro es evidente. Hace un guiño a la represión, a la tortura, a los asesinatos políticos, para implementar su plan económico que es aun más brutal que el de la propia dictadura, terminar con la jubilación y avanzar contra derechos básicos como las vacaciones y el aguinaldo. Terminar con los derechos previstos en la legistación laboral para las próximas generaciones, entregar todo el patrimonio público a las empresas multinacionales.

Repudiamos la celebración del golpe de golpe del ’64: ¡no olvidamos y no perdonamos! ¡Exigimos la revocación de la Ley de Amnistía de 1979, así como el juicio y castigo a todos los responsables civiles y militares por la dictadura! Hay que arrancarle al Estado la apertura irrestricta de todos los archivos y documentos ocultos sobre los crímenes de la dictadura militar.

El MRT y Esquerda Diário consideramos que es una obligación de las centrales sindicales (en primer lugar de la CUT y la CTB), organizaciones estudiantiles (como la UNE) y de Derechos Humanos, al igual que el PT y el PSOL, unificarse para organizar manifestaciones de repudio contra Bolsonaro y los golpistas de ayer y de hoy, coordinando esa movilización con la organización de la lucha contra la reforma previsional.