Existe otra visión en sectores del movimiento de mujeres sobre el aborto, que concentra sus esfuerzos en montar redes de solidaridad para acompañar a las que deben atravesar la experiencia de la interrupción voluntaria del embarazo. Lo hacen con la convicción de que la misma práctica del aborto, aunque sea clandestino, es un ejercicio del derecho, aun cuando el mismo no esté reconocido como tal por el Estado.
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