Joe Biden dijo que se estaba preparando nuevos ataques de represalia contra ISIS-K para "hacerlos pagar" por los atentados del jueves pasado. Este lunes se conoció que al menos una decena de civiles murieron por ataques con drones estadounidenses.
Lunes 30 de agosto de 2021 12:13
FOTO: Victor J. Blue / The New York Times
El presente artículo es una traducción editada del original publicado en inglés en el sitio Left Voice, parte de la red internacional La Izquierda Diario.
La ya caótica retirada de la administración Biden después de dos décadas de ocupación imperialista de Afganistán se volvió aún más complicada la madrugada del jueves, luego de que se difundiera la noticia de una explosión en las afueras del aeropuerto de Kabul.
La responsabilidad del atentado suicida fue atribuida al Estado Islámico de Khorasan (ISIS-K), una rama oficial del Estado Islámico en Afganistán que se considera un rival estratégico de los talibanes. El bombardeo mató a cerca de 200 afganos y 13 militares estadounidenses. Un informe de la BBC indicó que varios civiles fueron asesinados por soldados estadounidenses y británicos que dispararon sus armas después del bombardeo, y no por la explosión en sí.
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En un discurso del jueves por la noche, condenando el ataque con un lenguaje bíblico, Biden prometió: “A aquellos que cometieron este ataque, no perdonaremos ni olvidaremos. Te perseguiremos y te haremos pagar".
Pero la realidad es que el pueblo afgano es quien realmente pagará por esta ofensiva.
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El Pentágono anunció el sábado por la mañana que había llevado a cabo un ataque de represalia contra ISIS-K en la provincia de Nangarhar el viernes. Según el general de división William “Hank” Taylor, el ataque mató a dos objetivos de alto perfil de ISIS e hirió a uno. "Sabemos de cero víctimas civiles", afirmó.
No había ninguna razón por la que debiéramos creer en la afirmación de que no había habido víctimas civiles. El sábado ya hubo denuncias de asesinato de civiles, y la situación empeoró el domingo.
De hecho, este lunes se conoció que al menos 10 personas de una misma familia fueron asesinados en Kabul durante los ataques con drones de Estados Unidos. Siete de ellos eran niños que habían salido de la casa a saludar a uno de sus familiares que acababa de llegar en un auto. Un operador militar de EE. UU., probablemente a miles de kilómetros, apretó el botón que descargó las bombas sobre ellos. No tenía necesidad de justificar nada. Si no eran "terroristas" serían contabilizados como "daños colaterales".
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Los informes falsos del imperialismo estadounidense sobre las muertes que causa entre la población civil tienen una larga historia. Durante la guerra de Vietnam, el comando militar de Estados Unidos solía reportar menos víctimas civiles, a menudo afirmando que no hubo ninguna cuando los reporteros en el lugar presenciaron docenas o incluso cientos.
Ya ha habido 71.000 muertes de civiles afganos y paquistaníes como resultado directo de la guerra lanzada por Estados Unidos en 2001, según el Instituto Watson de la Universidad Brown. Eso no cuenta a los que murieron de hambre u otras causas que son el subproducto de la ocupación. Sin embargo, en 2020, el ejército estadounidense se atribuyó la responsabilidad de solo 23 muertes de civiles en todo el mundo. Parece un chiste. Las estimaciones más conservadoras de organizaciones no gubernamentales hablan de al menos 102 muertes. Estas cifras no incluyen las muertes de civiles causadas por la Fuerza Aérea Afgana (AAF) entrenada y equipada por Estados Unidos, que también llevó a cabo ataques aéreos y trabajó en concierto con el ejército estadounidense. El Instituto Watson reveló que en 2020, la AAF dañó a más civiles afganos que en cualquier otro momento de su historia.
Matar civiles no significa nada para el Pentágono, que eufemísticamente se refiere a ello como "daño colateral".
Desde 2017, el ejército de EE. UU. ha operado bajo reglas de combate laxas con respecto a los ataques aéreos en Afganistán, lo que ha provocado un aumento de muertes de civiles en el país. En 2019, la administración Trump también revocó una orden ejecutiva de 2016 que requería que los funcionarios de inteligencia nacional evaluaran las muertes de combatientes y no combatientes de los ataques estadounidenses contra objetivos terroristas fuera de las zonas de combate activas, así como también que publicaran un resumen sin clasificar de esa información cada año. La administración de Biden ha continuado silenciosamente con estas reglas relajadas.
Si bien las muertes de civiles son especialmente atroces, cada una de las 241.000 muertes totales en la zona de guerra de Afganistán y Pakistán desde 2001 son el resultado trágico del capitalismo y el imperialismo. Sin duda, la guerra resulta en muertes de militares y combatientes, pero todos los países tienen algunos combatientes, casi siempre de la clase trabajadora, que van a la guerra por razones económicas. Los reclutadores militares en los Estados Unidos apuntan a los jóvenes pobres y de clase trabajadora para luchar en las guerras de los capitalistas, un patrón que a menudo se conoce como el "reclutamiento económico". En Afganistán, los agricultores y los trabajadores a menudo tienen que elegir entre múltiples malas opciones: colaborar con el ejército estadounidense o con los talibanes. No debemos olvidar que todas las muertes en las guerras imperialistas son evitables, vergonzosas, y un crimen de lesa humanidad.
Los asesinatos de civiles por parte de Estados Unidos no se limitan, por supuesto, a Afganistán. Desde 2001, Estados Unidos ha llevado a cabo ataques aéreos en Pakistán, Yemen, Somalia, Irak y Libia, lo que ha provocado un número de muertes que, en el mejor de los casos, solo puede ser estimado (generalmente por ONG sobre el terreno).
Antes de la fecha límite de este martes para la retirada militar total de Estados Unidos, la tensa situación en el aeropuerto de Kabul no ha terminado. La embajada de Estados Unidos en Afganistán ha dicho a todos los ciudadanos estadounidenses que abandonen las inmediaciones del aeropuerto, ya que los funcionarios de inteligencia advierten sobre otro ataque inminente. Durante la sesión informativa del sábado, el Pentágono indicó que continuará realizando operaciones antiterroristas "según sea necesario". La clase trabajadora debe adoptar una perspectiva internacionalista firme en contra de los bombardeos imperialistas.
Mientras el gobierno de Biden se prepara para ordenar más ataques aéreos, condenamos todos los ataques estadounidenses contra Afganistán y exigimos el fin de los bombardeos.
Denunciamos la intervención militar porque las guerras imperialistas nunca, nunca, se tratan de “ideales”, sino de ganancias y poder.