Como todos sus predecesores, Cambiemos destina fortunas a pagar una deuda ilegítima y fraudulenta. Con ese dinero se podrían revertir muchas de las problemáticas estructurales del sistema educativo público argentino.
Jueves 31 de mayo de 2018
El reclamo popular por mejores condiciones de enseñanza y aprendizaje en la educación pública argentina estuvo históricamente presente en todos los gobiernos, porque ninguno intentó erradicar los problemas estructurales ligados a la desinversión y desmantelamiento de la escuela.
Las consecuencias de legitimar y destinar miles de millones de dólares a una deuda usurera la pagan ni más ni menos el 70 % de estudiantes de todo el país, los que concurren a la escuela pública. Hablamos de más de once millones de chicas y chicos.
Además de los U$S 200 mil millones que entregó el kirchnerismo a los acreedores, desde que asumió este gobierno se destinaron U$S 65 mil millones por año a pagar deuda.
Esa sangría tiene un correlato en que miles de docentes y millones de estudiantes no tengan edificios ni vacantes o estudien en pésimas condiciones edilicias. El hacinamiento, la falta de materiales educativos y de comedores, docentes que cobran salarios miserables y una larga lista de flagelos conforman el cuadro.
Si bien el proyecto educativo K fue presentado bajo un discurso rupturista con el neoliberalismo menemista, las leyes y reformas sancionadas durante ese período no tocaron la vinculación de la educación con las necesidades empresas, en detrimento de una educación de calidad para las mayorías sociales.
Actualmente, según datos del Indec, concurren 7.992.265 chicas y chicos a la escuela pública, en 56.784 establecimientos educativos. El resultado es que año a año faltan más vacantes y se restringe la posibilidad de que los hijos del pueblo trabajador accedan a este derecho fundamental.
En 2018, se registraron 14.852 niños en lista de espera. Sin embargo, con el dinero destinado a deuda se podrían haber construido 10.900 escuelas (treinta escuelas por día).
Cabe recordar que, como candidato durante el debate presidencial, Mauricio Macri prometió construir establecimientos para los niños y niñas que estudian en el nivel inicial. Sin embargo, este nivel sigue siendo el más golpeado, con más de cinco mil chicos sin vacantes solo en la Ciudad de Buenos Aires, aunque se podrían haber puesto en pie 162.500 jardines de infantes (445 jardines públicos por día).
El Presidente también sostuvo en 2015 que no habría “cambio posible si no cambiamos la educación de verdad… nada prosperará a largo plazo si de verdad no cambiamos la educación que están recibiendo ahora los estudiantes argentinos” y otras frases por el estilo. Ahora bien, su política es la contraria, porque recortó el presupuesto educativo a una décima parte de lo que destina a deuda por año. Esto implicó eliminar programas y sobre todo atacar al área socio educativo.
En el pliegue de promesas electorales de Macri también estaba la meta de mantener a los estudiantes en las escuelas frente a la problemática de la deserción. Pero, una vez más, prefirió entregar U$S 65 mil millones al imperialismo que cubrir dos millones de becas integrales para que todos puedan terminar la escuela.
Ni hablar de poner plata para universidades. Porque mientras la educación superior es sostenida bancada por docentes ad honorem y son muchos los que no pueden acceder por falta de acceso a este nivel educativo, la plata de la deuda representa 17 veces el presupuesto de las universidades.
A propósito, durante un almuerzo organizado por el Rotary Club en el Hotel Sheraton, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal hizo gala de su inexistente autocrítica al sostener que sería equivocado “llenar la provincia de universidades públicas cuando todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad”.
Queda en evidencia que las prioridades del Gobierno están muy lejos de mejorar el sistema educativo actual. Muy por el contrario, deciden pagar una deuda fraudulenta y desmantelar la educación pública.
Eugenia Steininger
Nació en la provincia de Río Negro. Es docente. Militante de Pan y Rosas y el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).