El Ejecutivo Nacional del PSOL aprobó el llamado a participar en las manifestaciones del día 16 de diciembre, que serán encabezadas por el PT. Luciana Genro se adelantó y ya participó del acto petista en Porto Alegre.
Miércoles 16 de diciembre de 2015
A pesar de la resolución de su Congreso Nacional, en el que el PSOL decía que no marcharía ni por el impeachmnet ni en defensa del gobierno de Dilma, el Ejecutivo Nacional del partido aprobó el llamado a participar en las manifestaciones del día 16 de diciembre, que serán encabezadas por el PT. Luciana Genro se adelantó y ya participó del acto petista en Porto Alegre.
La resolución tomada por el Congreso Nacional del PSOL sobre la situación política actual fue escrita cuidadosamente, para rechazar el impeachment (destitución) y al mismo tiempo mantener el perfil público de oposición de izquierda al gobierno, dejando sin embargo las puestas abiertas para, en la práctica, aplicar una política de defensa del gobierno de Dilma.
En una nota, el Ejecutivo Nacional, a la vez que reafirma la resolución del Congreso, llama a la militancia a participar de los actos del 16 de diciembre, que se contrapone a los actos por el impeachment que ocurrieron este domingo (13). Con un juego de palabras, el ejecutivo nacional intenta enmascarar su verdadera política. La resolución del Congreso defiende no participar de actos a favor de Dilma, pero se omite definir cuáles y cómo están siendo esos actos. Hace tiempo que las organizaciones oficialistas, CUT, UNE, CTB, entre otras, dejaron de convocar a actos abiertamente en defensa de Dilma. Contra el impeachment –que puede ser contra el golpe o en defensa de la democracia-, contra el presidente de la Cámara de Diputados que impulsa el impeachment, Eduardo Cunha, y contra el ajuste fiscal, esas han sido las banderas del oficialismo para defender al gobierno de Dilma.
Así, escondiéndose detrás de un juego de palabras, el PSOL sigue ubicándose en defensa del gobierno de Dilma. Todos van a marchar juntos al lado del PT, más allá de las diferencias internas que se expresaron en el debate entre Luciana Genro y Jean Wyllys alrededor de las elecciones generales y constituyente exclusiva defendida por ella.
Luciana Genro defiende una política doblemente equivocada
En un reciente artículo, Luiz Araújo, presidente del PSOL, critica en forma contundente la posición de Luciana Genro sobre la convocatoria a elecciones generales. Él afirma estar “en contra de convocar elecciones generales para 2016. Aécio y los tucanos lo defendieron a principio de año”. Una crítica que tiene un elemento de verdad, ya que convocar a nuevas elecciones, regidas por las mismas reglas y con la participación de los mismos partidos, sin ningún cambio en las instituciones del régimen, favorecería sobre todo a la oposición tucana (partidarios del PMDB), y particularmente a Aécio Neves, que muy probablemente en 2018 sería carta fuera de la baraja.
Sin embargo, la crítica venida de Luiz Araújo no es, ni podría ser, correcta en su conjunto. Aun que sea más cuidadoso con las palabras y no afirme como hizo Jean Wyllys por facebook que “tanto la presidenta como el resto de los representantes elegidos por el pueblo deben cumplir sus mandatos como lo ordena la Constitución”, o sea, un gran “que se queden todos” hasta 2018, critica a Luciana Genro desde la perspectiva de quien en la práctica y a pesar de todo juego de palabras, va a estar en las calles defendiendo al gobierno de Dilma.
Por eso, su crítica no puede señalar los dos lados de la política equivocada de Luciana Genro. Al mismo tiempo que levanta una política funcional a la derecha, la de elecciones generales, ella sigue una línea de adaptación al gobierno de Dilma y al petismo. En este punto, se iguala a la corriente de Luiz Araújo. A través de su facebook, Luciana Genro nos informa que está junto con la ejecutiva nacional y ya está participando de los actos petistas en defensa de Dilma: “Estuve en la tarde de hoy (11/12) en un acto en Porto Alegre, frente al busto de Leonel Brizola –el gobernador que disparó la Campaña por la Legalidad- para decir: ‘¡Fuera Cunha, no al golpe!’. El PSOL está en contra del impeachment y en contra del golpismo de Eduardo Cunha. Golpismo que ganó la compañía de Michel Temer, que tiene todas las señales de que trabaja para asumir la Presidencia de la República”.
Esta mezcla de políticas que apuntan a lados opuestos, por momentos adaptándose en la práctica a la derecha, por momentos adaptándose en la práctica al petismo, muestra como el MES (Movimiento de Izquierda Socialista, por sus siglas en portugués, corriente interna del PSOL que dirige el llamado “Bloque de Izquierda”) de Luciana Genro, se equilibra pragmáticamente entre presiones distintas de su base electoral, dividida también entre el apoyo al gobierno o al impeachment, y perdió el rumbo frente a la actual situación. Posición que no es peor ni mejor que la defendida por la mayoría del PSOL, la US (Unidad Socialista) que se mantiene más constante en la defensa del gobierno de Dilma.
“Fora Cunha”: ¿que decida el Supremo Tribunal?
La principal bandera del PSOL en el último período fue la defensa del “Fora Cunha”, también en coro con el oficialismo. En otros artículos ya hemos explicado cómo esa consigna termina legitimando un congreso desprestigiado, al central el fuego solo sobre Cunha, como si él no fuese uno entre iguales en la Cámara de Diputados, como si el problema fuese exclusivamente él. Hoy no solo el PSOL y el PT, sino también la mayoría de los defensores del impeachment de Dilma quienes quieren también la salida de Cunha.
Habiendo fracasado el intento de generar una movilización nacional para tirar abajo a Cunha entre otros factores porque el propio PT saltó del barco intentando un acuerdo de último momento con el propio Cunha, el PSOL apuesta ahora sus fichas en el Supremo Tribunal Federal (STF), para sacarlo de la presidencia del Congreso. En todas las cuestiones importantes el STF se ha ubicado como el principal árbitro de la política nacional.
Un tribunal que siquiera fue elegido por el voto popular, con ministros indicados por los presidentes y con mandato vitalicio (para toda la vida) es quien tiene la última palabra sobre los destinos políticos del país, sea en la cuestión de si Cunha se queda o si sale, sea para decidir el destino de Dilma. En vez de combatir esta tendencia y criticar el papel del STF, los diputados del PSOL fortalecen y legitiman este tribunal de oligarcas elegidos a dedo, al llamarlo para actuar de árbitro de las disputas intestinas del Congreso Nacional, como si los señores ministros del STF fuesen parte externa de todo este lodo.
Jean Wyllys, en defensa de la Constitución de 1988
Al mismo tiempo que defiende elecciones generales, Luciana Genro levanta también la demanda de Asamblea Constituyente Exclusiva. Esa es también una política propagandizada por el PT después de las manifestaciones de junio de 2013, y tendría como objetivo cambiar las reglas electorales, dejando el resto de la Constitución inalterada.
Incluso esa propuesta bastante moderada incomoda al diputado del PSOL. Para Jean Wyllys, “La Constitución Ciudadana de 1988 es muy buena. Si el 10% de lo que ella dice fuese cumplido, el pueblo viviría mucho mejor. Como toda Constitución, tiene sus defectos, pero fue resultado de un momento político de renacimiento de la democracia y reivindicación de los derechos humanos, y su texto tiene esa marca”.
Saliendo en defensa de la Constitución, Jean Wyllys apaga el hecho de que esa Constitución representa la formación de una democracia degradada, tutelada por los militares, que se apoyaron en el gobierno de José Sarney para controlar la Constitución y mantenerla dentro de límites “aceptables” para ellos. Ella no es buena, no es ciudadana y no representa una conquista para los derechos humanos. Solo como un ejemplo, además de mantener a los tribunales militares para legitimar la Ley de Seguridad Nacional de la dictadura, la Constitución mantiene el papel de garante “de la ley y el orden” a las Fuerzas Armadas (ejército, marina y aeronáutica).
Ni Constituyente Exclusiva solo para cambiar las reglas electorales, ni defensa de la actual Constitución. La Constituyente que defendemos tiene que ser impuesta a través de la fuerza de las movilizaciones, contraponiéndose a todas las instituciones de esta democracia oligárquica, fundada bajo tutela militar: el sistema de partidos actual, el Supremo Tribunal, la presidencia, el senado, una cámara de diputados que es un antro de corrupción, y poner en la pauta los intereses sociales, políticos y económicos de la mayoría de la población, como una reforma agraria radical, fin del pago de la deuda pública y ruptura de las relaciones con el imperialismo.