La medida excepcional se justifica por la "emergencia sanitaria" vinculada al coronavirus y puede ser un peligroso ejemplo de salida autoritaria.
Lunes 30 de marzo de 2020 14:35
En la sesión de esta tarde, el Parlamento húngaro ha votado un proyecto de ley para entregar "plenos poderes" al Primer Ministro Viktor Orbán, que está en el cargo desde hace diez años y ha liderado el surgimiento de grandes frentes de derecha, xenófobos y nacionalistas en Europa durante el mismo período.
La medida excepcional se justifica por la "emergencia sanitaria" vinculada a la propagación del coronavirus y otorga a Orbán el poder de facto de concentrar en su persona todo el poder ejecutivo y legislativo: puede promulgar leyes por medio de decretos, puede cerrar el Parlamento, cambiar o suspender las leyes existentes a voluntad o bloquear las futuras elecciones ya previstas.
El propio Orbán es el único que puede decidir cuándo terminará el "estado de emergencia". Estas medidas van acompañadas de la introducción de una pena de uno a cinco años de prisión para aquellos que difundan "noticias falsas", una medida persecutoria para silenciar la oposición de cualquier tipo a lo que ahora es a todos los efectos una dictadura bonapartista en Hungría. La ley fue aprobada (137 votos a favor y 53 en contra) con el voto compacto del partido de Orbán, Fidesz y otros diputados de derecha.
Los diputados de la oposición, junto a observadores de la Unión Europea, denunciaron este virtual golpe de Estado.
"La Comisión Europea está evaluando las medidas de emergencia adoptadas por los Estados Miembros en relación con los derechos fundamentales. Especialmente en el caso de la ley votada hoy en Hungría sobre el estado de emergencia y las nuevas sanciones penales por difundir información falsa", respondió en Twitter el Comisario Europeo de Justicia y Estado de Derecho, Didier Reynders.
Ante esto, Orbán respondió que "Están con el virus".
Hasta ahora, 447 personas han sido infectadas con el coronavirus y 15 han muerto en Hungría. Sin embargo, los datos reales podrían ser mucho más graves. Los servicios de salud realizan muy pocos test: desde que comenzó el brote, se han realizado algo más de trece mil. Hay una falta de equipo de protección personal en los hospitales y sólo hay 2.560 respiradores disponibles en todo el país.
Se trata de una evolución autoritaria y reaccionaria de la crisis en Hungría, que se asemeja mucho al "Decreto de plenos poderes" del 24 de marzo de 1933, que en Alemania otorgó "plenos poderes" legislativos y gubernamentales a la persona de Adolf Hitler, que acababa de ganar unas elecciones pero no pudo formar un gobierno de mayoría estable.
La Ministra de Justicia húngara, Judit Várga, ejecutiva de Fidesz y persona de confianza del presidente, dijo: "Las decisiones, por el contrario, están en plena conformidad con el sistema constitucional y jurídico húngaro". Incluso los dictadores del pasado, en muchos casos, han logrado llegar al poder de manera "legítima" y "constitucional": no nos sorprendería que este golpe de Orbán fuera también "leal a la constitución democrática".
En un momento de extrema fragilidad de los equilibrios económicos y políticos europeos e internacionales, el golpe que acaba de dar Orbán proyecta una sombra aterradora, un ejemplo peligrosamente "contagioso" para los gobiernos europeos, especialmente los que, unidos en torno al Grupo Visegrád (República Checa, Eslovaquia, Polonia y la propia Hungría), ya gozan de un amplio consenso por motivos nacionalistas, xenófobos y autoritarios.
La aprobación de esta medida por parte del Parlamento húngaro, hace aún más urgente y necesaria una respuesta a escala europea e internacional por parte de la clase obrera y de todos aquellos que están pagando la crisis en beneficio de los capitalistas y los gobiernos que están aprovechando la pandemia para atacar de nuevo nuestras condiciones de vida.
Giacomo Turci
Nació en Cesena (Italia) en 1992. Licenciado en antropología y geografía por la Universidad de Bolonia. Es editor del periodico online italiano La Voce delle Lotte. Actualmente reside en Roma y milita en la Frazione Internazionalista Rivoluzionaria (FIR).