El grupo peronista de ultraderecha se hizo conocido públicamente por el asesinato de la joven estudiante el 6 de diciembre de 1971.
Jueves 17 de marzo de 2016
En un contexto mundial de subversión de obreros y estudiantes, como el Mayo Francés de 1968 y el Otoño Caliente Italiano, en donde grandes sectores de la juventud comienza a cuestionar el sistema capitalista, se produce en 1969 el Cordobazo, proceso que abrió un período en la historia argentina de grandes luchas de la clase obrera, los estudiantes y el pueblo oprimido, que terminan quebrando definitivamente la dictadura y el “régimen libertador”. Como respuesta a la radicalización de un sector del movimiento obrero y estudiantil es que con el asesinato de Silvia Filler comienza el desarrollo de la CNU como organización paramilitar en manos de los empresarios, la burocracia sindical y la Iglesia Católica.
En Mar del Plata, el movimiento estudiantil hasta ese entonces solo esporádicamente había dado muestras de lucha, limitándose al nivel reivindicativo y creando agrupaciones que no respondían a partidos políticos. Sin embargo, una vez abierta la etapa revolucionaria con el Cordobazo en el ‘69, comenzó a desarrollarse un proceso de politización y organización en la ciudad como respuesta a la realidad del país. Esta nueva militancia comenzó a cuestionar a la dictadura y abrir nuevas perspectivas ideológicas desde el marxismo, viendo en la revolución la única forma de transformación social.
Dentro del Partido Justicialista la derecha fascista y el vandorismo establecieron una alianza por su hegemonía. Esta lucha intestina del peronismo y el surgimiento de sectores de la clase obrera y estudiantil que empezaba a cuestionar el régimen de la dictadura, dio surgimiento a agrupaciones como la Concentración Nacional Universitaria (CNU), grupo de extrema derecha peronista nacido en La Plata en los años ’60 que sirvió de grupo de choque parapolicial contra las corrientes de izquierda (en especial contra de los marxistas y peronistas de base). La CNU estaba conformada por jóvenes y estudiantes de familias acomodadas, que secundaban a empresarios y comerciantes locales en relación con la Justicia, las fuerzas represivas y la dirección burocrática de la CGT. Desde sus primeros años como agrupación estudiantil se alineó bajo las banderas del peronismo y la Iglesia Católica, con un fuerte sesgo antisemita.
Su bautismo de fuego fue el asesinato de Silvia Ana Filler el 6 de diciembre de 1971 en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Provincial de Mar del Plata.
Los hechos
A partir de la censura en la enseñanza universitaria impuesta a partir de la Noche de los Bastones Largos, los estudiantes comenzaron a mostrar su resistencia y la búsqueda de otro tipo de enseñanza. En este contexto, el 3 de diciembre dos estudiantes boicotean la clase de un profesor que sostenía el modelo de enseñanza de la dictadura, por lo que fueron expulsados sin juicio académico en manos del rector Carlos Pantín.
El Centro de Estudiantes de la facultad convoca a una asamblea en donde participan más de 300 estudiantes, pero es interrumpida por los integrantes de la CNU que entran con cadenas y disparando armas de fuego, dejando varios heridos. Sin embargo, uno de los proyectiles impactó en la cabeza de la estudiante Silvia Filler, quien tenía 18 años y cursaba primer año de Arquitectura.
El asesinato en manos de la CNU estuvo secundada por las fuerzas represivas de la Policía Bonaerense, ya que frente a la facultad estaba apostado un móvil de la policía que se negó a intervenir, apareciendo luego para disolver a los estudiantes, reprimir y detener a los heridos de aquel episodio. Este no es el único hecho que vincula a la policía con el accionar de la CNU, sino también la participación de dos integrantes de la fuerza en la agrupación y el hecho de que la Bonaerense en vez de interrogar acerca de los detalles del asesinato, buscaron información sobre la identificación de los militantes de izquierda.
Filler fallece horas después en la Clínica Central. Una multitud acompañó los restos de Filler, evento que transcurrió con varios incidentes.
Se conformó una Coordinadora que llevó a la toma de la facultad por una semana. Entre enero y junio de 1972 se realizaron seis marchas masivas y centenares de actividades. El 13 de junio, un grupo de delegados combativos de la CGT regional, apoyados por una manifestación de más de 5.000 personas, obligaron a la burocracia a plegarse a un paro activo para el 14 de junio que ya había sido declarado por el movimiento estudiantil y algunos sindicatos. La jornada transcurrió con enfrentamientos entre militantes y el ejército, y concluyó con la condena y el envío a la cárcel de los culpables del asesinato y todos los presos de anteriores movilizaciones puestos en libertad.
Estas jornadas se las conoció como “El Marplatazo”, la lucha de masas más importante que se dio en toda la historia de Mar del Plata, en la que se sumaron a las reivindicaciones estudiantiles las de los trabajadores, unificando sus luchas contra el régimen militar, denunciando a la policía y a la trampa del Gran Acuerdo Nacional lanzado por Lanusse en julio del ‘71.
Un 24 de Marzo contra fachos y neonazis
Las agrupaciones como la CNU no son historia del pasado. Sin ir más lejos, el clima reaccionario instalado desde el gobierno a partir de la victoria de Cambiemos, funcionó como palanca para que resurjan los ataques hacia organizaciones políticas y movimientos sociales en manos de matones y grupos fascistas. En “la Feliz”, el grupo de neonazi liderado por Carlos Pampillon (Foro Nacional Patriótico) realizó varios de estos ataques, en especial contra activistas LGTB, al Colectivo Antifascista con la complicidad de la Policía, reprimiendo y encerrando ilegalmente a varias activistas en la Catedral en el Encuentro Nacional de Mujeres. Ante esto, lejos de dejar pasar los ataques, más de dos mil personas, junto a diferentes organizaciones, marcharon en diciembre del 2015 contra el accionar de este grupo con el lema “por una sociedad sin fascismo”). A esto se le suma el ataque político al local de La Cámpora, presumiblemente vinculado a este grupo.
Retomar la figura de Silvia Filler como un símbolo de lucha del movimiento estudiantil y la unidad conseguida por el desarrollo de los acontecimientos con los trabajadores y otros sectores populares es un puntapié para redoblar las energías este 24 de marzo para que no quede en un acto folklórico sino que sirva para que ninguno de los genocidas de la dictadura quede impune ni se avance en materia represiva como intenta hacer actualmente el macrismo y la CEOcracia con el PROtocolo anti-piquetes, lo que a su vez crea un clima político e ideológico para las agresiones políticas y sociales para atemorizar a luchadores y activistas. Hoy en día los juicios contra los integrantes de la CNU por lasatrocidades cometidas siguen vigentes para que su accionar no quede impune, y si bien hoy el aula magna de la Facultad de Arquitectura de Mar del Plata lleva el nombre de Silvia Filler, retomar su tradición es también luchar contra la criminalización oponiéndole la resistencia de los estudiantes y los trabajadores con el espíritu del “Marplatazo”.