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Red Internacional
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Actualidad política. El caso Kate del Castillo: Peña Nieto a la caza de La Reina del Sur

En la cruzada contra las redes de apoyo del Chapo, se suma la orden de localización y presentación de la actriz Kate del Castillo. La actriz de La Reina del Sur, envuelta en un entramado que incluye a Peña Nieto, Guzmán, la narcopolítica y los intereses del PRI hacia el 2018.

Sábado 6 de febrero de 2016

Detrás de la orden de localización y presentación girada en contra de Kate del Castillo, no solo está lo que asemeja una verdadera comedia de enredos, que incluye tweets críticos a Peña Nieto, supuestas conversaciones de whatsapp con el capo, reuniones y reportajes y y ahora denuncias de la actriz respecto a haber sido engañada por el también actor Sean Penn, en torno a la famosa entrevista que consideramos aquí.

El hecho es que la protagonista de La Reina del Sur terminó envuelta en un complejo entramado que incluye al gobierno federal, sus instituciones, la embajada y la justicia estadounidense y los mismos carteles. Y puede terminar -como buena comedia de enredos- con un final inesperado para Kate hace algunas semanas.

De la chapodiputada a La Reina del Sur...

El festejo que el 8 de enero encabezó el secretario de Gobernación Osorio Chong ante el “Misión cumplida” que disparó @EPN, indicó el respiro que, para el gobierno, supuso la detención del archienemigo público Nro 1. Se trata de una operación política y mediática para convencer de que existe (¡ahora sí!) una verdadera “lucha contra el narcotráfico”.

No olvidemos que una de las consecuencias de Ayotzinapa fue que en las calles millones señalaron a los partidos del Congreso y al gobierno como parte de la “narcopolítica”. Peña Nieto, como ya hemos dicho, quiere conquistar mayor credibilidad y convencer al gobierno y a la embajada estadounidenses de su capacidad para controlar a los carteles. Busca dejar de ser el hazmerreir con los escapes del narco más buscado de la Tierra. Además, el PRI quiere llegar bien posicionado a las elecciones de junio, y preparar motores para la presidencial del 2018.

Y en eso estamos. Como parte de eso fue detenida temporalmente la chapodiputada Lucero Sánchez. Y ahora la orden de presentación girada sobre la actriz Kate Del Castillo, ante la cual se amparó, en tanto su abogado declaró que no tiene porque presentarse ante la justicia mexicana y que lo hará en los tribunales estadounidenses. No se puede saber aún si el gobierno mexicano se limitará a una llamada de atención, o irá hasta el final.

Aunque la PGR dice que la tratará en calidad de testigo, puede pasar rápidamente a ser indiciada. Pero si EPN hace esto último, puede ser contraproducente. Ya que no es lo mismo detener a una diputada local enlodada por sus propios correligionarios, que a una actriz bastante popular que recientemente construyó una imagen más bien crítica de ciertos aspectos del poder político de turno. Podría ahondar el debate sobre la libertad de expresión, un tema sensible en un México conocido mundialmente por la persecución y el asesinato de periodistas y comunicadores.

Y el afán persecutorio podría evidenciar a Peña Nieto como lo que es: la cabeza del viejo dinosaurio priista que, como en el célebre cuento de Monterroso, todavía continúa allí.

Y por casa… ¿cómo andamos?

Es lo que se le podría preguntar al PRI. Humberto Moreira regresó a México, finalmente liberado por la justicia española, que le devolvió el pasaporte, seguramente como prenda de cambio por los favores otorgados por el gobierno de Peña Nieto a las empresas peninsulares de la construcción y de finanzas, como OHL, que han hecho su agosto en el país.

Para el priismo era muy importante que Moreira la librara. Su detención, cruzada por las acusaciones de lavado y de vínculo con los zetas, podía convertirse en un escándalo político y empañar el camino hacia las mencionadas elecciones.

En Los Pinos quieren alejar los recuerdos de Mario Villanueva, ex gobernador de Quintana Roo, cuya detención abrió el camino para el desbarranque electoral del 2000. Y por si fuera poco, a Manlio Fabio Beltrones, el nuevo “hombre fuerte” del PRI, le trajo recuerdos de las acusaciones formuladas por medios de comunicación estadounidenses, que lo tildaron de narco.

Cual mafia siciliana, la familia priista se protege. Fiel a su estilo, despliega su ataque a las supuestas redes de apoyo del Chapo, mientras oculta bajo la alfombra su propia basura.

Siempre presente, la narcopolítica

Es evidente que la campaña del gobierno, la detención del Chapo (a lo que se sumó la de Francisco Hernández García, líder del cartel Beltrán Leyva) y los intentos por controlar los movimientos de los cárteles, no cambian una cuestión estructural: la asociación y colusión de distintos niveles del estado y empresarios con el narco.

Los casos que salen a la luz -como los de Sánchez y Moreira- son muestras de la narcopolítica. La expansión de los carteles y la degradación de las instituciones de esta “democracia” son resultado de la integración y subordinación a los Estados Unidos y sus dictados económicos, políticos y en seguridad, de lo cual el ejemplo más reciente es el nuevo Tisa.

Frente a esto son los trabajadores, junto a sus aliados del campo y la ciudad, quienes pueden acabar con la podredumbre de este sistema capitalista, y enfrentar la dominación y opresión imperialista.


Pablo Oprinari

Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.

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