El cierre de fronteras mundial provocada por la pandemia impide la llegada de ayuda humanitaria, que es básica, para la supervivencia de los miles de refugiados saharauis que viven en los campamentos del desierto, en Tinduf (Argelia).
Miércoles 22 de abril de 2020
El Covid-19, está provocando ya una crisis económica y social sin precedentes. Si esto va a provocar un gran impacto y nefastas consecuencias en los países más desarrollados como Italia o el Estado español, imaginemos en los millones de refugiados que malviven en diferentes campamentos.
Como denuncia el diario digital Ecsaharaui.com, esto es evidente en el caso de los campamentos saharauis. Este medio, especializado en noticias relacionadas con la causa saharaui, explica en su artículo como la pandemia actual está empeorando notablemente las ya nefastas condiciones de vida en estos lugares.
Sin enfermos por el virus, pero con gran escasez de agua, alimentos y recursos sanitarios
Según afirma el Ministerio de Salud Pública de la República Saharaui Democrática (RASD), que es la que lleva la administración en los campos de refugiados de Tinduf, no se ha registrado en los mismos ningún caso positivo por Covid-19.
Sin embargo, por precaución decidieron a mediados de marzo como la mayoría de los países, introducir un régimen de alerta máxima debido a la amenaza de propagación. Este confinamiento total de la población residente en los campamentos todavía se mantiene.
Al igual que ocurre en el resto del mundo, son muchas las iniciativas solidarias que intentan cubrir la falta de recursos sanitarios. Un grupo de médicos saharauis están fabricando, en la medida de lo posible, geles desinfectantes para repartir a la población, los bomberos continúan desinfectando a las regiones, etc.
No obstante, como denuncian los sanitarios de estas zonas, la situación actual en los hospitales es de total desabastecimiento. No solo faltan medicamentos de primera necesidad sino también material básico como son gasas, suero fisiológico y otros equipos.
Por desgracia este material sanitario no es lo único que esta empezado a faltar en los campamentos. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las 170.000 personas que viven en estos cinco campamentos de refugiados y refugiadas del sur de Argelia, viven de la ayuda humanitaria que diversos organismos, ONG o personas individuales, llevan a los mismos.
Ante el cierre de fronteras mundial por la pandemia, esta ayuda ha dejado prácticamente de llegar, y esto está provocando una gran escasez de estos alimentos y productos básicos.
Un habitante de El Aiun, uno de los campamentos más afectados ya que es el único de los cinco que no tiene agua ni electricidad a diferencia de los otros campos de refugiados, describe claramente la situación cuando afirma que "Las condiciones de vida son duras en estos días. La mayoría de nuestra población ya no tiene el precario trabajo que tenía, y seguimos sin agua potable, mientras dependemos totalmente de la ayuda internacional externa para subsistir, pero no llega. Aquí en este campamento dos tercios de las mujeres sufren de anemia y un tercio de los niños sufre de desnutrición crónica”. Por último se lamenta que “Por culpa del virus los jóvenes ya no tienen trabajo en las wilayas vecinas”.
La situación en el resto de los campamentos no es mucho mejor. Smara, el más poblado, también es el más afectado por la falta de agua potable y la falta de los alimentos básicos. Las autoridades locales intentan paliar esta dramática situación, pero la crisis es mucho más superior que sus posibilidades.
Marruecos aprovecha el virus para seguir expoliando al pueblo saharaui con la complicidad del Estado español y el resto de las potencias mundiales
A todas estas desgracias, se suma que Marruecos sigue explotando y robando, como lleva haciendo más de 40 años, los recursos minerales y pesqueros del pueblo saharaui. Todo esto a pesar de la pandemia y poniendo con ello en grave peligro a la población saharaui.
Como denunciaba hace dos días el activista de derechos humanos, Hmad Hammad, en declaraciones a la web Por un Sahara libre, “La semana pasada, en plena cuarentena del Covid-19, un grupo de colonos marroquíes partieron en autobuses desde la ciudad marroquí de Sauira atravesando la frontera internacional del Sáhara Occidental. Este vergonzoso acto, que supone un atropello a la humanidad, se hizo bajo secreto de Estado. Los autobuses pudieron atravesar todos los controles tanto de la gendarmería como los puestos policiales, el destino de esos hombres era trabajar en los barcos pertenecientes a un rico colono marroquí.”.
Se lamenta que: “Mientras los saharauis están respetando escrupulosamente todas las medidas de contención del covid 19, Marruecos, sin embargo, no cumple sus propias leyes, ni las leyes internacionales, introduciendo a personas sin ninguna medida sanitaria en el territorio ocupado del Sáhara Occidental. Los marineros siguen llegando desde Marruecos a las ciudades saharauis, siendo esta una prueba más de la negación del empleo a los ciudadanos saharauis, situación denunciada continuamente”.
Finalmente dice con desesperación que: “Necesitamos protección urgentemente, ya que Marruecos está utilizando el coronavirus como arma para combatir al pueblo saharaui en el Sáhara Occidental. No nos respetan, no respetan nuestra cultura, no respetan nuestra salud ni respetan nuestro derecho de existir y de decidir nuestro futuro como país independiente sobre todo nuestro territorio nacional”.
No abandonaremos al pueblo saharaui. Por su autodeterminación ya
Para que acabe esta gran tragedia, que dura más de 40 años y que crisis como la actual no hace más que agravar, nada se puede esperar de los distintos gobiernos árabes y de los países imperialistas.
Empezado por el Estado español en el que todos los partidos y gobiernos, incluido el actual de PSOE y Unidas Podemos, han mantenido un “consenso de Régimen” de abandono de la causa saharaui. Aunque formalmente siempre se han manifestado a favor de la realización de un referéndum de autodeterminación, en los hechos siempre han hecho bloque con la monarquía española, gran aliada junto al resto de potencias imperialistas de la UE y EE.UU, de la salvaje y absolutista monarquía marroquí.
Una posición que ha permitido que empresas españolas puedan seguir participando del expolio de los recursos del Sáhara Occidental, muy especialmente sus ricos bancos de pesca o la arena empleada para la ampliación o restauración de playas.
Por todo ello, el único camino sigue siendo la lucha del pueblo saharaui contra el ocupante y la solidaridad internacionalista del resto de los trabajadores y pueblos de África y Europa, empezando por el proletariado marroquí que también sufre la dictadura de Mohamed VI y los trabajadores del Estado español y del resto de las potencias que son cómplices de la ocupación.