Era argentino y en su honor el 29 de junio es el Día del Camarógrafo, aquel día estaba cubriendo para una agencia europea el Tanquetazo. Su lente registró los inicios de los años más siniestros para el pueblo chileno.
Jueves 29 de junio de 2023 14:25
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El día que mataron a Leonardo Henrichsen Chile amaneció de golpe. En la fría y soleada mañana del 29 de junio de 1973 se escucharon gritos, tiros, frenazos de autos y la corrida angustiosa de mucha gente por calle Agustinas, a sólo dos cuadras de La Moneda. Era El Tanquetazo.
Para Leonardo Henrichsen, periodista argentino de ascendencia irlandesa y 55 años, que cubría los hechos para la televisión sueca y el Canal 15 de Buenos Aires, fue el último golpe que pudo filmar.
En un hecho inédito en la historia del periodismo mundial, el periodista registró en su cámara de 16 milímetros la imagen de Bustamante Gómez cuando le disparaba con su pistola, así como a los conscriptos que también gatillaron fusiles de grueso calibre.
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Esa mañana, cientos de mujeres y hombres, jóvenes en su mayoría, se avalancharon sobre la posición de Henrichsen en la calle Agustinas. Todos huían de los primeros disparos del pelotón de asalto que tomó la calle, al extremo opuesto al periodista. Leonardo filmaba a unos 150 metros. Aparece otro carro militar, da violenta media vuelta y se aposta en una esquina, casi a una cuadra sobre la calle Agustinas, con once soldados.
El chofer abrió con fuerza su puerta y comenzó a apuntar. Los otros comenzaron a descender con los fusiles calzados a sus hombros. El oficial al mando desenfundó la pistola, la rastrilló, disparó al aire, pateó a un civil en el suelo, le gritó lo que siempre gritan los militares y miró nerviosamente a todos lados: allí descubrió a Leonardo que lo tenía atrapado con el ojo de la cámara. Pero no acertó. Se escuchó otro cañonazo (se ve el humo saliendo del fusil de otro soldado) y este no falló.
Henrichsen tomó estos movimientos paso a paso, reguló con cuidado el lente hasta tener precisa la escena: el cuerpo firme del soldado apuntándole cuidadosamente, la calle nerviosa, la autoridad del carro militar estacionado donde le dio su perra gana, el clima gris sin technicolor de aquel invierno de junio de 1973, captado por su cámara para la posteridad, la propia historia.
Posteriormente, el uniformado que se acercó al cuerpo de Henrichsen cortó el cable del sistema de batería y corrió con la máquina unos metros. Levantó una tapa de alcantarilla y tiró la filmadora portátil marca Eclair. Puso la tapa, subió al camión y huyeron.
Un grupo de compañeros bajaron por el ascensor del edificio. Como pudieron, tomaron un auto de la escolta y lo pusieron sobre la rejilla del alcantarillado. Esto, con el fin de que los militares no pudiesen encontrar la cámara en caso de volver. Esa misma tarde, volvieron a buscarla.
Allí el periodista argentino filmó el rostro de la muerte, que lo sorprendió mirándola de frente. Sorprendió al mundo por haber mostrado, en seis minutos y medio de filmación, la larga jornada que sería recordado en la historia chilena hasta nuestros días.
Dos meses y medio después de aquel hecho, las tropas de Pinochet concretarían el golpe de Estado y desplazarían a sangre y fuego al gobierno de Salvador Allende, inaugurando una de las dictaduras más crueles y criminales de América Latina
En honor a Leonardo Henrichsen, se celebra el Día del Camarografo Argentino.