Lo que empezó como un caso pequeño de transferencias entre cuentas de funcionarios de la Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro involucrando a un amigo y asesor de la familia Bolsonaro, tomó nuevas proporciones. El día que Bolsonaro hizo su estreno internacional en Davos, empezaron a emerger indicios de involucramiento de su familia con las milicias cariocas y posiblemente con el asesinato de la concejala de izquierda Marielle Franco.
Jueves 24 de enero de 2019 22:06
Más allá de los intereses que estuvieron detrás de las primeras revelaciones, que dicho sea de paso solo ocurrieron después de las elecciones, lo decisivo es cómo cada actor envuelto en la crisis busca sacar provecho de la situación para fortalecer su propia posición dentro del gobierno Bolsonaro.
Pero la crisis gana imprevisibilidad al incluir a los actores de la profunda crisis social y política carioca, lo que puede generar nuevos hechos que impacten aún más en esta disputa en el gobierno federal.
Estas crisis se desarrollan en el marco de una gran “luna de miel” con el gobierno, a pesar de las varias contradicciones que ya comenzaron a desarrollarse y que están en pleno curso, con resultados aún imprevisibles. Un factor decisivo para el propio desarrollo de estos escándalos, así como para la correlación de fuerzas nacional, será la capacidad de Bolsonaro de aplicar la reforma previsional y la agenda económica de ataques, una batalla decisiva que puede marcar un giro a derecha o a izquierda en la situación nacional.
Olavistas y guedistas
Como telón de fondo del escándalo que involucra a Flávio Bolsonaro, se desarrolla una fuerte disputa que emergió con más fuerza después del encuentro entre el ideólogo del gobierno, Olavo de Carvalho, y Steve Bannon, estratega de la campaña de Donald Trump y articulador de un movimiento de extrema derecha internacional. Bannon habría dicho: “El mercado financiero ama al capitán Bolsonaro, pero aman más a la Escuela de Chicago”, y pregunta si Olavo lograría influenciar al ministro de Economía. El filósofo lo niega con la cabeza”.
La conversación puso más leña en el fuego de una disputa que ya se venía calentando entre Olavo de Carvalho y el ala del PSL que envió una nutrida comitiva de parlamentarios a China e hizo abrir otro flanco de controversias, al poner de manifiesto que más allá de esta disputa hay otra también entre el gurú del clan Bolsonaro y el ministro Paulo Guedes. “El Ministerio de Economía bajo Paulo Guedes es un gobierno; el territorio de prosperidad adulta cuya funcionalidad, a ser confirmada, autorizará a la muchachada a jugar a la ideología en el parque”. La frase del ejecutivo del grupo editorial Record expresa cómo los guedistas ven al ala trumpista. Un golpe que alcance el núcleo familiar del entorno de Bolsonaro y de los ministros de la “cota Olavo de Carvalho” no le vendría mal a ese sector.
Sérgio Moro, Coaf y el autoritarismo judicial
Entre aliados y opositores se levantan sospechas de que la filtración haya sido hecha por el Coaf, órgano de control de actividades financieras, a pedido del propio Sérgio Moro. Otra posibilidad es que haya sido la fiscalía federal (MPF), que solo envió el informe a la fiscalía de Rio de Janeiro (MPRJ) cuatro días después de que la filtración tomara estado público. Pero esas son filtraciones referentes a la operación Furna da Onça (“Cueva del jaguar”), que lleva adelante el MPF, desdoblamiento directo de la operación Lava Jato carioca, que investiga los entramados de coimas entre funcionarios y diputados de la Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro (Alerj). Sea por acción directa de Sérgio Moro o por manos del MPF, las dos alas de la Lava Jato con sus relaciones con el Departamento de Estado estadounidense desde los tiempos de la administración Obama y con intereses de monopolios imperialistas como Shell, el objetivo sería debilitar al clan Bolsonaro, anulando la influencia de los hijos, y transformar a Bolsonaro, el presidente, en un rehén de los neoliberales y pragmáticos, para llevar adelante sin más distracciones la reforma previsional y las privatizaciones.
La situación se agrava para la familia Bolsonaro con otra operación, la Intocables en Rio das Pedras, que lleva adelante la fiscalía de Rio de Janeiro (MPRJ), que investiga a las milicias. En el cruce de información entre las dos operaciones, las evidencias de envolvimiento de Queiroz y el gabinete de Flávio Bolsonaro con las milicias emergieron con fuerza.
¿Fue un movimiento coordinado entre el MPF y el MPRJ, unificando a Sergio Moro, Lava Jato y fiscalía carioca, y la corporación mediática Globo, para alcanzar de lleno al núcleo familiar, temerosos de que el clan Bolsonaro priorice las pautas culturales en detrimento de los ataques económicos que pueden enfrentarlo con parte importante de su base social? ¿O es un movimiento descoordinado y la fiscalía carioca actúa ya sea por vocación mesiánica o en función de intereses más provincianos? ¿Será esta crisis capaz de terminar con la “luna de miel” del gobierno de Bolsonaro?
Hasta ahora pareciera más un movimiento general que saca provecho de la situación para condicionar y no voltear a Bolsonaro, alcanzando a sus hijos para subordinarlo a los guedistas, a la Lava Jato y a los militares, sectores que a su vez también tienen sus divisiones pero que convergen en la urgencia de la reforma previsional.
La ofensiva de la red Globo
A los factores de poder anteriores, que actúan en su gran mayoría para debilitar el ala trumpista del gobierno, se suma la red Globo, una de las principales fuerzas que apoya la operación Lava Jato y la agenda de reformas. En crisis financiera ya hace bastante tiempo, ante la pérdida del apoyo gubernamental que mantuvo durante los gobiernos petistas, la Globo lucha para mantenerse como líder y saca provecho de la situación para golpear a Flávio Bolsonaro y al ala ideológica del gobierno, ligada a la red Record del obispo Edir Macêdo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, que logró elegir a Marcelo Crivella como intendente de Rio de Janeiro incluso con la oposición de la Globo, que llegó a hacer guiños a Marcelo Freixo, candidato del PSOL, por esa preocupación. Se trata de un salto en el peso político de la Iglesia Universal, que la Globo teme que se siga fortaleciendo de manera acelerada, lo que también está por detrás de la ubicación que asumió la Globo de “defensa de los derechos” de las mujeres, de la diversidad sexual y los negros, además de ponerle límites al bolsonarismo en general.
El factor Mourão y el agronegocio
En el gobierno, el vicepresidente y ex General Hamilton Mourão ha actuado con independencia de Bolsonaro. Recibe las comitivas internacionales, desautoriza el cambio de la embajada de Brasil en Israel a Jerusalén y los ataques retóricos contra China, y aunque no defienda una guerra contra Venezuela, mantiene un discurso duro contra Maduro. Mourão, al igual que el General Augusto Heleno, a cargo del Gabinete de Seguridad Institucional, también es parte de la presión para alejar a los hijos de Bolsonaro del núcleo central del gobierno.
En estas cuestiones reproduce las preocupaciones de sectores del agronegocio que dependen de las relaciones comerciales con el mundo árabe y China y que acaban de sufrir una fuerte advertencia con los embargos de Arabia Saudita a 33 frigoríficos brasileños. En la cuestión previsional, Mourão alivió a los mercados al declarar que alcanzará también a los militares.
Los factores y actores de la crisis de Rio de Janeiro aumentan la imprevisibilidad en el curso de la crisis
Hasta aquí analizamos las disputas centrales que cruzan al gobierno de Bolsonaro, pero la operación Intocables agrega a la crisis los factores cariocas. Rio es el bastión de la familia Bolsonaro, de las milicias, de la Iglesia Evangélica, de la Globo, y es donde hay disputas entre alas de la casta política, dispuestas a toco para zafar de la prisión, desde filtrar nuevos escándalos hasta resolverlo a balazos.
La expresión más grave de esas disputas fue el asesinato de Marielle Franco, que según las investigaciones (de las que hay que desconfiar), ligaría a los asesinos no solo con Flávio Bolsonaro sino con el propio Jair, como muestran las fotos de él con los denunciados. También están resurgiendo las relaciones de la familia con otros milicianos y su defensa de legalizar esa mafia (lo que no es una particularidad de los Bolsonaro, otras alas de la casta política carioca también lo han ensayado hace algunos años, cuando la milicia conquistó cierta popularidad “como alternativa” al narcotráfico).
Hoy esas crisis se expresan en la reciente denuncia de intento de asesinato a Marcelo Freixo y en el auto ametrallado de la delegada Martha Rocha del PDT, que también actuó contra las milicias.
Hay que romper la tregua con Bolsonaro y preparar un plan de lucha contra la reforma previsional y el reaccionarismo
Estas fuertes disputas al interior del gobierno de Bolsonaro se desarrollan en el marco de una popularidad todavía grande del presidente, que no completó siquiera un mes de gobierno. Con una oposición desarticulada, donde parte de ella (PCdoB y PDT) ya declaró el apoyo a la elección del golpista Rodrigo Maia como presidente de la Cámara de Diputados, en la cual el PSOL intenta llevar adelante la política del PT que busca la constitución de un frente parlamentario y que hace a un lado los intereses de los trabajadores y el pueblo en función de alianzas con sectores de una supuesta oposición democrática, que además de sectores burgueses oportunistas y demagógicos como Ciro Gomes, podría incluir incluso alas del PSDB, tan interesadas en la reforma previsional como Paulo Guedes.
Funcional a esa estrategia es la “paz” concedida por las centrales sindicales, que se dedican a pedir negociaciones al gobierno para discutir una reforma alternativa y consideran todo lo demás solo una cortina de humo, como dijo Lula. Al contrario, para aprovechar las divisiones en el gobierno de Bolsonaro, hay que llevar adelante un plan de lucha serio, con medidas de organización, esclarecimiento y movilización, y preparar las condiciones para derrotar la reforma previsional cuando sea enviada al Congreso. Parte de ese plan sería fortalecer desde ya la lucha en memoria de Marielle, exigiendo una investigación independiente, cárcel a los asesinos y autores intelectuales, así como el apoyo a la lucha de las mujeres, de la comunidad sexodiversa, de los pueblos indígenas y de todos los sectores que ya están siendo atacados por el bolsonarismo y empezar a forjar esa alianza entre los trabajadores, la juventud, las mujeres y todos los sectores oprimidos.
No podemos mirar pasivamente las luchas de fracciones entre los sectores del bolsonarismo y la derecha para ver cuál es la mejor forma de atacarnos. Sin la ilusión de estar ante una tarea fácil y que Bolsonaro esté por caer, hay que exigirle a las centrales sindicales, a la CUT, a la CTB, impulsar la organización de comités en cada lugar de trabajo y estudio para que la fuerza de los trabajadores, las mujeres y la juventud pueda ser también un factor de la situación política.