Genocidio. El hambre como arma de guerra de Israel contra Palestina

La World Center Kitchen (WCK) fue atacada por las fuerzas israelís el pasado lunes, cuyos movimientos conocían perfectamente las autoridades israelíes como su itinerario, su ruta y su misión humanitaria, además de que cumplían cabalmente las indicaciones con vehículos marcados de la WCK; el resultado es el asesinato de siete trabajadores humanitarios, que se dedicaban a llevar comida a Gaza. Esta organización era la única que repartía comida desde que comenzó el ataque contra Palestina y donde Israel se ha dedicado a realizar la limpieza étnica de las y los palestinos, convirtiéndose en un genocidio a todas luces que no sólo atenta contra palestinos, sino contra periodistas y activistas internacionales.

Desde que Israel impuso el bloqueo, junto con su principal aliado EE. UU., sólo llega el 2 % de los alimentos que se entregaban previamente, dejando a sus habitantes, en especial a los del norte de Gaza, al borde de la hambruna; desde octubre de 2023, se sabe que las fuerzas israelís niegan deliberadamente a civiles el acceso al agua y a los alimentos. A esto hay que sumar este terrible ataque, que sufrieron los trabajadores humanitarios de la WCK y que, pese a que Benjamín Netanyahu afirmó que van a investigar este hecho, la realidad es que el uso del hambre como arma de guerra sigue siendo una práctica frecuente contra Gaza desde hace 16 años atrás que inició en asedio continuo.

Mientras crece la furia contra el ataque a los trabajadores humanitarios, con el ataque a la WCK, una flotilla que llevaba 400 toneladas de alimentos tuvo que dar marcha atrás sin poder llevar la ayuda humanitaria a las y los palestinos que están muriendo de hambre; además, hay todavía 2 mil toneladas más en bodegas de Lárnaca, a menos de 400 kilómetros de Gaza, que podrían ser trasladadas en viajes que han sido suspendidos indefinidamente.

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Resolución 2417 y la Corte Penal Internacional sin efecto

El 24 de mayo de 2018, fue aprobada la Resolución 2417 por unanimidad por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y declaró que cualquier denegación de acceso humanitario era una violación del derecho internacional, lo cual resulta en un logro importante para los derechos humanos, porque supone el reconocimiento y la prohibición de dicha práctica; peor no sólo Netanyahu ignoró este acuerdo, sino que envió un claro mensaje de querer terminar el genocidio en Palestina por medio del hambre y sin testigos con el ataque a la WCK.

“Con este ataque, con 200 cooperantes y 130 periodistas asesinados en Gaza anteriormente, el mensaje es: queremos terminar este genocidio con el hambre, sin testigos y sin ayuda. Primero echaron del territorio de Gaza a las agencias internacionales, incluidas las de la ONU y ahora atacan el convoy de World Central Kitchen (WCK) la única organización que estaba dando comida en este momento, porque sí, el hambre es un arma.” Declaró en una entrevista Óscar Camps, fundador y director de la organización Open Arm, que se uniera con la WCK cuando estalló la guerra en Ucrania.

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional establece que el hambre como arma deliberada para hacer padecer a la población civil es un crimen de guerra y, para que se configure delito no se requiere una admisión de la parte agresora, sino que puede inferirse del conjunto total de circunstancias; sin embargo, Israel, junto con sus aliados EE. UU. y la UE, hacen oídos sordos a estos convenios internacionales para imponer el estado sionista motivado por el imperialismo –y no para proteger a los judíos– cometiendo los crímenes más atroces con los métodos más crueles, demostrando que no les importa la vida de nadie, sino que luchan por los intereses de unos pocos capitalistas.

Al respecto, también cabe mencionar que desde el 7 de octubre de 2023, altos funcionarios israelís expresaron su intención de privar de alimentos a los civiles en Gaza, entre los que se encuentra Yoav Gallant (ministro de defensa), Itamar Ben-Gvir (ministro de seguridad nacional) e Israel Kantz (ministro de energía), lo que refleja la política militar, genocida y reaccionaria, aplicada contra la población civil, dentro de los cuales los más afectado son las y los niños y mujeres, so pretexto de las acciones de Hamas.

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Miles de civiles están siendo castigados colectivamente haciéndoles pasar hambre a causa del asedio israelí ante la mirada del mundo entero, no existe ninguna justificación para utilizar este método reaccionario y cruel como arma de guerra, son las niñas y los niños quienes sufren la falta de agua potable, pues o está racionada o contaminada, la falta de artículos de primera necesidad y, en breve, las familias ya no podrán alimentarse tampoco, sin combustible ni electricidad, las fuerzas israelís, presuntamente, arrasan zonas agrícolas, lo que imposibilita a las y los palestinos a la mínima supervivencia.

¿Podemos imaginar siquiera que, no obstante de estar heridas o heridos sin medicamentos para soportar el dolor ni mucho menos curarnos, estar días sin poder conciliar el sueño, ver caer a pedazos tu hogar, ver morir a tus seres queridos o no saber dónde están, no te llega la ayuda humanitaria, vas a tener que morir de hambre bajo las condiciones más deplorables existentes sólo por haber nacido en Palestina? Mientras las hostilidades continúen sin cesar y las entregas de ayuda sean insuficientes, desde las organizaciones que formamos parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario seguiremos denunciando estos crímenes de guerra y exigiendo que se frene esta barbarie, pero para lograrlo debemos ser miles en las calles, extendiendo el movimiento internacional en solidaridad con el pueblo palestino que toma las calles en Estados Unidos y distintos países de Europa.

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