Estamos viviendo un momento político muy dinámico. En todos los terrenos se expresa el carácter transitorio de la situación: tendencias a la depresión económica aunque el gobierno no pierda el control; acciones de masas (en particular las movilizaciones universitarias) sobre la base de un creciente malestar en amplios sectores; continuidad del intento bonapartista de Milei negociando en el Congreso con burguesías provinciales y sectores de la CGT luego del fracaso de la LO anterior; crisis y divisiones en el peronismo con sectores de las burocracias sindicales y políticas que se ven obligados a impulsar el paro del 9 de mayo y hablar (por ahora) de una movilización “masiva” al Senado cuando se traten las leyes; sectores por ahora minoritarios que se proponen superar los límites de las burocracias pero, si se organizan y adquieren mayor conciencia, pueden crecer a saltos al calor de nuevas acciones de masas.
El carácter transitorio de la situación significa que, sobre la base de una aguda crisis económica y del régimen político (expresado en la fragmentación de sus representaciones, con un oficialismo minoritario, una oposición debilitada y fragmentada y muchos sectores oscilantes), se producen acciones masivas que tienden a sobrepasar los marcos “normales” de las luchas reivindicativas, como ocurrió con la huelga sorpresiva de la UTA en el AMBA con amplio apoyo popular o la histórica marcha universitaria que superó lo que todo el régimen preveía. Estas acciones configuran elementos pre-revolucionarios que indican hacia dónde transita la situación. No se trata de esperar un desarrollo evolutivo de estos elementos. Las experiencias históricas previas muestran que la situación se desarrollará a saltos, con triunfos parciales (como fue en su momento la derrota del gobierno con la LO en febrero) y también derrotas que no se pueden revertir en lo inmediato (despidos en estatales y en empresas como GPS-Aerolíneas) abriendo luchas largas donde la clave es mantener organizados, con conciencia de la situación y política acorde a los sectores más activos y avanzados. Se configura un escenario más favorable para sentar las bases de una izquierda que sea alternativa no sólo de lucha sino estratégica al peronismo. Convocamos a plenarios abiertos del PTS para debatir esta perspectiva y las próximas batallas, que aquí desarrollaremos.
1. Síntomas de depresión en la economía. El gobierno no pierde el control pero la recuperación no llega.
Varios analistas consideran que de la recesión de los últimos meses, estamos pasando a una “depresión” (que se diferencia de una “recesión” por su nivel de profundidad y persistencia) dada la baja de casi un 10% en marzo en la actividad económica (según medición de O. Ferreres que cita M. Falak) sumando ya dos trimestres de caída. El gobierno en cierta medida promueve el enfriamiento de la economía para que baje la inflación, así como impulsó esta con la megadevaluación ni bien asumió. Pero ahora promete una recuperación que no aparece.
La moderación de la inflación (daría 9 % en abril) es lo que puede alentar las ilusiones de una recuperación (lo que llaman “expectativas positivas”). Sin embargo, es probable un crecimiento de la desocupación por cierres y, si se aprueba la LB, por mayores despidos de estatales, incluyendo sectores de la planta permanente. Según las encuestas, las “expectativas” conviven con una oposición a la mayoría de las medidas que impulsa el gobierno (rechazo mayoritario a la eliminación de la moratoria y la licuación de jubilaciones, al ataque a la universidad y educación públicas, a las privatizaciones).
La baja de la inflación es relativa a los elevadísimos niveles de los meses anteriores y el gobierno “ayuda” postergando nuevos aumentos de tarifas y “regulando” (contra toda su prédica libertaria) algunos precios (prepagas, naftas). Por esto, algunos prevén que volverá a subir la inflación en junio.
¿Cómo podría darse una recuperación? El principal componente de la economía es el consumo (que da cuenta del 67% del PBI). Difícil que traccione porque los salarios y jubilaciones vienen muy deprimidos, con pérdidas siderales que no se van a revertir por más que crezcan un poco si baja la inflación. El gobierno apuesta a que el motor sean las exportaciones (que representan el 13 % del PBI y que crecerán respecto a la sequía del año pasado) y la inversión (otro 13 %), pero no hay síntomas de esto último (hay alta capacidad ociosa en la industria). De ahí los pedidos desesperados de Milei y Caputo a los grandes empresarios e inversores. A esto apunta el régimen de grandes inversiones (RIGI) que pretenden sancionar con la Ley Bases que da múltiples beneficios y condonaciones a las que superen los 200 millones de dólares, apostando al sector minero y de hidrocarburos.
En cuanto a la estabilidad del dólar necesaria para que no vuelva a dispararse la inflación y para que continúe la bicicleta financiera que están haciendo los especuladores, una incógnita importante es qué pasará con la liquidación de la cosecha de las patronales agrarias. Al respecto, M. Bonelli (Clarín, 3-5) dice que “existe una proyección de que el campo liquidaría solo un 40% de la cosecha de soja a la espera de una devaluación”. El gobierno afirma que no devaluará, pero “el campo” le puede torcer el brazo. Se trata de una disputa clave porque tiene consecuencias respecto a la inflación (si devalúan), a la recaudación (si no liquidan lo suficiente) y a la especulación financiera (porque una devaluación les haría perder a los que se pasaron de dólares a pesos para aprovechar las tasas de interés). Una solución “negociada” posible sería mejorar el tipo de cambio para los exportadores de soja vía aumentar el porcentaje de liquidación de divisas en el mercado de valores (al dólar Contado con Liquidación - CCL) que hoy es del 20 % en un régimen iniciado por Massa y que concluiría a fin de mes.
Por su parte, la recesión está golpeando a sectores patronales, en particular PyMES, lo que lleva a tensiones en la UIA entre empresarios que dependen más del mercado interno y la cúpula que está monopolizada por Techint/Rocca y los sectores más beneficiados ligados a las exportaciones.
En cuanto al tan publicitado “superávit fiscal” conseguido en los primeros meses del año, no sólo se trata de una reducción brutal del gasto insostenible en el tiempo, sino que ya en marzo distintas mediciones indican que volvió el déficit si se tienen en cuenta los gastos asumidos por el gobierno (no solo los ejecutados). A su vez, el escenario de depresión o incluso una recesión fuerte afecta la recaudación, lo que empuja a mayor ajuste del gasto o nuevos impuestos.
Como se ve, aunque la licuadora y la motosierra siguen funcionando, la gestión económica (porque es mucho decir que tienen un “plan”) enfrenta múltiples contradicciones y está lejos de una recuperación.
2. Crisis y divisiones en el peronismo, enorme repercusión de la intervención de la izquierda y posibilidad de movilización de masas cuando se trate la Ley Bases y el paquete fiscal en el Senado
El gobierno logró un triunfo parcial con la aprobación en diputados de la Ley Bases y el paquete fiscal, gracias a un cambio de política en cuanto a la negociación con los gobernadores (sobre todo por el impuesto a las ganancias, coparticipable), con sectores “dialoguistas” (limitando las facultades delegadas) y con la burocracia sindical (dejando la cuota “solidaria” para la caja de los sindicatos y retirando la penalización de bloqueos y límites a la actividad gremial). También, y esto es muy importante, porque los impulsores de la ley actuaron rápido y con sigilo, a menos de una semana de la histórica movilización en defensa de la universidad pública y gratuita que ocupó el centro de la vida política nacional. El peronismo parlamentario se opuso en su gran mayoría, aunque creció el número de “traidores” (a los tucumanos se sumaron sanjuaninos y catamarqueños por las presiones del lobby minero que necesitan del RIGI para multiplicar el saqueo), pero incluso los que se mantuvieron en la oposición lo hicieron dejando correr las negociaciones tras bambalinas de los capos sindicales de la CGT. Por esto, dejaron sola a la izquierda y un sector de las asambleas barriales y organizaciones sindicales y estudiantiles que se movilizaron los días del tratamiento (29 y 30 de abril). Sin embargo, las denuncias de Myriam Bregman, Christian Castillo, Nico del Caño, Alejandro Vilca y Romina del Plá tuvieron una enorme repercusión a partir de señalar los aspectos ultra reaccionarios y retrógrados de las leyes en cuestión: una reforma laboral regresiva (que se pueda incluir el “fondo de cese” estilo UOCRA en los convenios, permitir que sean considerados “colaboradores” sin derechos los trabajadores en empresas de cinco o menos empleados, el aumento del período de prueba para poder despedir sin indemnización y el bloqueo a las reinstalaciones por discriminación), un ataque duro a lxs trabajadores del estado (no sólo lxs contratadxs sobre los que recayeron los 11.000 despidos hasta ahora, sino también a los permanentes por la posibilidad de cerrar dependencias y pasarlos a “disponbilidad” por un año y luego despedirlos), el fin de la moratoria previsional que implica un aumento de la edad jubilatoria para las mujeres que no tengan los 30 años de aportes (el 90% considerando a las amas de casa) y una rebaja para los varones en esa condición, la ampliación del impuesto al salario en principio a 800.000 trabajadores (por la reducción del mínimo no imponible), rebajas de impuestos a los grandes empresarios (RIGI y escandaloso blanqueo de capitales). Múltiples entrevistas en TV y radios, notas en diarios y millones de reproducciones con centenares de miles de apoyos en redes sociales, dan cuenta de este salto en el impacto de sus intervenciones. Como dijo Martín Menem en TN, la izquierda “son 5 y parecen 100”. Como ya hiciera nuestro bloque de diputados y diputadas provinciales en Jujuy en junio del año pasado respecto a la reforma constitucional provincial de Gerardo Morales, logramos que amplios sectores del pueblo trabajador se enteraran de lo que se está cocinando, apelando a su movilización. Practicamos el parlamentarismo revolucionario. La denuncia de las leyes que se estaban votando incluyó la crítica sistemática a las direcciones peronistas de la CGT, CTA y movimientos sociales por “acompañar” con su pasividad semejante ataque, denunciando como tardío el paro del 9 de mayo, exigiendo paro activo el día que se trate en el Senado y plan de lucha hasta derrotar al conjunto del plan de Milei, en consonancia con la posición defendida por la Juventud del PTS y las agrupaciones universitarias que integra en la gran movilización del 23: “arriba el presupuesto, abajo todo el plan de Milei”.
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A medida que se fueron conociendo los aspectos más reaccionarios de las leyes que se estaban tratando, aumentó el malestar de amplios sectores de la población y se multiplicaron las críticas a la inacción de las direcciones sindicales y a la impotencia del peronismo opositor. Sobre esta base creció el impacto de las intervenciones de las diputadas y diputados del FITU.
En este “clima”, el trámite en el Senado viene complicado. Parece muy difícil que se imponga el rechazo pero sí cambios que generen crisis con el gobierno nacional y los gobernadores si cambian los pisos del impuesto a las ganancias de la 4ta categoría, ya que son los fondos que esperan los gobernadores a cambio del apoyo a la LB de conjunto. Los gobernadores del Norte serían los que tendrían menos problemas en dar el sí, ya que el pueblo trabajador de sus provincias tiene salarios más bajos y serían menos los afectados. En cambio, los de las provincias del Sur son los que más se oponen tal cual salió en diputados, porque afectaría a muchos sectores porque el costo de vida y los salarios son más altos que en el resto del país. También está la incógnita de los votos radicales (Lousteau cuestionaría el blanqueo que está en la reforma fiscal, aunque los diputados que le responden ya votaron a favor) y de varios senadores provinciales que no responden a sus gobernadores (por haber sido electos antes de las actuales administraciones). El gobierno y sus aliados radicales y del PRO harán todo lo posible para que se apruebe sin modificaciones, pero todo indica que no llegarían a sumar los votos necesarios. Dependiendo de los cambios que se voten, se puede generar una nueva crisis, como ya ocurrió en febrero.
El hecho nuevo en estos días es que se profundizó la crisis y división en el peronismo, con el sector de Kicillof amenazando con alentar la movilización. Veamos los hechos previos: luego de las fuertes declaraciones del “Cuervo” Larroque contra la conducción de CFK y la Cámpora, la presentación de CFK en Quilmes cerró un largo momento de silencio y “borrada” ampliamente criticada. En ese evento dejó en evidencia la abierta separación respecto al maltratado Kicillof, la dirigencia sindical y un amplio sector del peronismo bonaerense alineado con el gobernador, que incluye varios intendentes, al Movimiento Evita (al que Kicillof le dió la conducción del Instituto de Asociativismo y Cooperativismo, creado el jueves pasado) y a sectores de la CTA. Sobre esta base, el gobernador se mostró junto a la cúpula de la CGT en el acto del 1 de mayo y dejaron trascender un acuerdo entre estos sectores. Luego, Gabriel Katopodis (alineado con Kicillof) posteó en X el impulso a una movilización masiva el día que la ley se trate en el Senado, hablando de “un millón” en las calles. Sectores de la dirigencia sindical y del movimiento de mujeres también están anunciando medidas en este sentido (declaración de los gremios aeronáuticos, de Catalano de ATE Capital y referentes peronistas en el movimiento Ni Una Menos). ¿Se abre la posibilidad de una nueva movilización de masas como fue la marcha universitaria? ¿O sólo se tratará de declaraciones en redes sociales? ¿Se arriesgará Kicillof a alentar una movilización que pueda ser tomada en sus manos por docentes y estatales bonaerenses que sufren el ajuste aplicado por su propio gobierno? Se trata de una provincia con altísimos índices de pobreza (45,5% en el GBA) y déficit habitacional crítico (recordemos las ocupaciones de tierras y el desalojo represivo ordenado por Kicillof en Guernica en 2020). Es seguro que, tratándose de dirigentes del peronismo con mucho “palacio” y poca “calle”, si no media una exigencia generalizada y explícita de parte de sectores de la clase trabajadora y el pueblo, harán lo menos posible, porque su estrategia no es una irrupción del movimiento de masas que ponga en cuestión todo el régimen del FMI.
Más allá del tratamiento de la LB en el Senado, si se confirma este cambio en un sector clave del peronismo bonaerense (aliado a un sector de la burocracia sindical) que “juegue”, aunque sea parcialmente y con el control de las burocracias sindicales y de los movimientos sociales, a ocupar la calle, se genera un nuevo escenario que puede alentar luchas a la vez que reforzar un sector que intentará dar una dirección al peronismo (“Kicillof presidente”) con la estrategia “de desgaste” de utilizar la movilización para capitalizar la oposición al gobierno de Milei no sólo “popular” sino también de los sectores empresarios que ya están golpeados por la crisis (en particular las PyMES, lo que viene generando tensiones en la UIA como señalamos arriba). Los diversos sectores del peronismo, incluyendo al derechista Guillermo Moreno promovido desde C5N, buscarán probablemente confluir en alguna coalición que les permita “volver” a administrar el estado nacional en los marcos del FMI y los grandes empresarios, sobre la “tierra arrasada” del ajuste del actual gobierno.
Hacia la votación en el Senado, el peronismo de conjunto tiene la crisis de no poder repetir el triste papel que tuvieron en Diputados. De ahí la reubicación que parece estar produciéndose, con los llamados a una eventual movilización.
3. Tendencias profundas a luchas de masas y lenta maduración de los sectores de vanguardia que puede evolucionar a saltos
Luego de varias movilizaciones fundamentalmente impulsadas por la izquierda (comenzando por el 20 de diciembre), el paro activo del 24 de enero convocado por la CGT que reunió decenas de miles, algunas luchas aisladas y las marchas masivas del 8 y 24 de marzo que mostraron tendencias crecientes a movilizaciones opositoras, el 10 de abril hubo una importante movilización unificada de todos los movimientos sociales (UTEP y Unidad Piquetera) reprimida por la policía y el 11 de abril el AMBA se vio conmovida por un paro masivo de la UTA, con los choferes concentrados en las cabeceras. Se paralizó la principal concentración urbana del país. Lo sorprendente fue el apoyo por parte de los usuarios afectados (millones). A las semanas, la UTA negoció un acuerdo donde la suma adeudada se paga como bono, postergando la crisis y recibiendo fuertes críticas de sectores opositores en el sindicato de varias líneas que ya protagonizaron tres acciones de repudio. Quedó el ejemplo de esa acción obrera con apoyo de masas y a su vez el hecho, por ahora minoritario, de sectores que repudian los acuerdos a espaldas de las bases. En el interior vimos luchas docentes y de la salud también masivas, donde surgieron con más fuerzas tendencias “autoconvocadas” (Río Negro) o de desarrollo de activismo (Córdoba, Neuquén, Rosario).
El 23 de abril otro actor social irrumpió en escena: la marcha universitaria que sumó cerca de 1 millón de personas en todo el país, con alrededor de 430 mil en Plaza de Mayo y alrededores, siendo una de las movilizaciones más masivas de las últimas décadas. Centenares de miles de estudiantes, docentes, sus familias y sectores de trabajadores y clases medias apoyaron el reclamo de las universidades contra el brutal recorte presupuestario. Aunque el grueso de los participantes expresaban ser opositores al gobierno (votantes de Massa y de la izquierda), una parte de esas movilizaciones fueron jóvenes ex votantes de Milei, sobre todo en las provincias donde logró cifras altísimas en el balotaje (Mendoza, Córdoba, Neuquén y toda la patagonia). Los rectores y dirigentes de las federaciones docentes, no docentes y estudiantiles, limitaron la movilización a la presión por el aumento del presupuesto y no hicieron ni críticas al conjunto del plan de Milei. Los radicales, con amplia influencia en las universidades, se aprestaban a votar la Ley Bases a los pocos días, presionando por incluir la reforma laboral. Varias asambleas estudiantiles votaron, a propuesta de las agrupaciones en las que participa la Juventud del PTS, consignas contra el conjunto del plan de Milei, en contra de que el aumento del presupuesto sea a costa de seguir atacando jubilaciones y salarios para cumplir con el plan del FMI. En FADU y Ciencias Exactas, asambleas estudiantiles con la presencia de delegaciones de trabajadores en lucha de GPS/Aerolíneas, votaron marchar juntos con una bandera unificada. De conjunto fueron movilizaciones controladas por las “autoridades” y las federaciones burocráticas docentes y estudiantiles.
Ahora se abrió un compás de espera en el conflicto, dado que el gobierno anuncia que negociará pero hasta ahora no acepta el aumento de salarios de docentes y no docentes que reclaman sus organizaciones, que implica más del 80 % del presupuesto universitarios. Tienen la contradicción de mostrarse cediendo ante una movilización masiva, lo que podría alentar a otros sectores y pondría en una fuerte crisis el plan de Milei. A su vez, tomaron nota que la universidad pública y gratuita es asumida como parte del “haber” de la gran mayoría de la población, parte esencial de las vías de “ascenso social”, incluso de aquellos que se sienten “emprendedores” que el gobierno dice alentar.
Frente al próximo debate en el Senado de la Ley Bases, dado que millones ahora conocen lo que se está tratando, el malestar social y la crisis del peronismo pueden generar las condiciones para una nueva movilización de masas. El acto de la CGT el 1° de mayo en el Monumento al Trabajo, mostró una movilización de los sindicatos mayor que la esperada, teniendo en cuenta que nunca la CGT hace actos ese día feriado. Para concretar una movilización verdaderamente masiva que quiebre la voluntad del gobierno de Milei, es necesario un paro nacional activo. Los sectores del peronismo que llaman a movilizarse lo hacen sin hablar de paro, para que si es una marcha masiva no tengan centralidad las organizaciones obreras y sea más limitada.
Estos procesos son una expresión nacional de tendencias internacionales que vienen recorriendo diversos países, con revueltas violentas de hace algunos años (Chile, Colombia, Perú, etc.) y ahora la ola de ocupaciones de universidades en EEUU y Europa en repudio al genocidio cometido por el Estado de Israel sobre los palestinos en Gaza. Fenómenos que combinan el anticolonialismo con el antirracismo y cuestionamientos crecientes al capitalismo imperialista. Son la contracara de la guerra reaccionaria que sacude a Ucrania, con una brutal invasión rusa y un involucramiento cada vez más descarado de la OTAN armando y prácticamente dirigiendo al ejército ucraniano, del genocidio en Gaza y el surgimiento de extremas derechas que buscan capitalizar con salidas xenófobas y racistas la crisis del neoliberalismo que no encuentra resolución. En los ‘60s y ‘70s sectores de la juventud y la vanguardia obrera argentina fueron influidos por los procesos internacionales de aquel entonces (revolución cubana, revolución cultural china, etc.) creando nuevas generaciones que se proponían ir más allá del acotado horizonte de gestión del capitalismo del peronismo. Las tendencias que estamos señalando no tienen aún esa profundidad, pero tarde o temprano impactarán. En lo inmediato son el fundamento de nuestra oposición internacionalista al gobierno “fundamentalista” de Milei que es uno de los más fervientes defensores del genocidio en Gaza.
La tendencia a acciones de masas tiene un efecto contradictorio respecto a las organizaciones que surgieron durante el verano que agrupan a sectores combativos, como las asambleas barriales o autoconvocadas, ya que la mayoría de los sectores movilizados no tienden a sobrepasar a las burocracias convocantes y estas “militan” para que no surja ninguna organización con democracia de base que tienda a coordinar los distintos sectores. Algo similar puede ocurrir en el movimiento estudiantil, donde surgieron en algunas universidades asambleas autoconvocadas, comisiones de lucha, comisiones por carrera o asambleas interfacultades. Los sectores autoorganizados son una conquista muy importante que hay que desarrollar pero a condición de no separarse de las bases que siguen a las organizaciones tradicionales, dialogando con ellas, buscando acciones y experiencias comunes, exigiendo la convocatoria a asambleas, comisiones, cuerpos de delegados o lo que surja para alentar la movilización a la vez que debatimos el programa y los métodos de lucha. Nos basamos en la experiencia histórica del “frente único”, que sintetizamos en la fórmula de “golpear juntos” (contra la Ley Bases en este caso) y “marchar separados”: ellos lo harán para negociar, nosotros -en este caso los sectores combativos- para que el gobierno de Milei sea derrotado como producto de la acción en las calles, y para dar paso hacia un plan de lucha que culmine en una verdadera huelga general para derrotar al conjunto del ajuste de Milei, el FMI y los grandes empresarios, con un programa anticapitalista como expresamos en los 10 puntos. Estos sectores más combativos son esenciales para pelear por superar las luchas sectoriales (como la marcha universitaria) o parciales (como puede ser un eventual paro nacional activo contra la Ley Bases) con esa única perspectiva realista frente a Milei y al régimen del FMI, uniendo a ocupados, desocupados, estudiantes y sectores medios arruinados, construyendo instancias de coordinación, sin dejarse amedrentar por la represión estatal. Esto generaría una fuerza imparable que permitiría imponer el funcionamiento democrático en las organizaciones obreras, estudiantiles y populares, su coordinación y la constitución de un poder alternativo de las y los explotados y oprimidos.
4. Hacia las próximas acciones
Nos proponemos actuar sobre las tendencias que se están desarrollando. En estos momentos estamos impulsando un petitorio para hacer firmar en los lugares de trabajo y estudio exigiendo a la CGT y CTA que garanticen el paro del 9 de mayo (la UTA puso en duda su participación) y convoquen a un paro activo con movilización el día que se trate la ley en el Senado. Si sectores del peronismo convocan a una movilización masiva contra las leyes, se redoblará nuestra exigencia de paro activo para garantizar que sea una movilización de millones. Desde los sectores combativos como docentes de Ademys (CABA) ya se resolvió en asamblea parar y movilizarse cuando se trate la Ley en el Senado, exigiendo paro a todas las centrales sindicales y rodear de guardapolvos el Senado. Una movilización masiva, de concretarse, tendrá un carácter más político y de enfrentamiento más directo al gobierno que la movilización universitaria, ya que se propondrá una derrota directa a una política central del gobierno. En todos los gremios y lugares de trabajo donde los sindicatos impulsen esta movilización, no tenemos que perder un minuto y exigir la convocatoria inmediata a asambleas y comisiones de base donde los trabajadores y trabajadoras de cada lugar tomen en sus manos la organización del paro y la movilización masiva, hacia la propia base y en coordinación con los demás sectores, para extender el movimiento. Las burocracias no simpatizarán con esta organización. Necesitamos superar su rutinarismo.
Junto al petitorio, nos proponemos una agitación muy fuerte por el paro activo para ese día, en lucha política con las direcciones de sindicatos y centros de estudiantes que “miren para otro lado” o tengan compromisos tibios.
En este marco y como parte de esta batalla, impulsamos que las asambleas barriales o autoconvocadas sigan desarrollando lazos con sectores de la clase trabajadora, del movimiento estudiantil, del movimiento de mujeres, ambientalistas, etc. Ya lo vienen haciendo desde la movilización del paro del 24 de enero, el 8 de marzo con las mujeres, el 24 de marzo con los organismos de DDHH, el 23 de abril con el movimiento estudiantil y docente. Se trata de profundizar este camino, apostando a movilizar masivamente y redoblar la pelea por un paro activo nacional el día que se traten las leyes. La exigencia de un paro nacional es una bandera que ya vienen sosteniendo desde su nacimiento, en oposición a la pasividad cómplice de la burocracia sindical. Las asambleas son instancias que van sembrando una “masa crítica” que servirá en el futuro para fortalecer alternativas a las burocracias con capacidad para sobrepasarlas cuando quieran que las luchas no se desarrollen de forma consecuente contra el conjunto del régimen del FMI.
El Encuentro impulsado por el espacio de coordinación de sectores en lucha, sindicalismo combativo, organizaciones sociales, culturales, piqueteras, asambleas barriales, estudiantiles, jubiladxs, ambientales, de mujeres y diversidades, de DDHH y organizaciones políticas de la izquierda, fue postergado de común acuerdo ante la convocatoria de la CGT del 1 de mayo y el tratamiento posterior de la Ley Bases en el Congreso. En la última reunión de coordinación en Ademys se generó un debate en donde varias asambleas reclamaron ponerle fecha al Encuentro, posición que apoyamos, frente a las dilaciones y negativas de algunas organizaciones. El próximo miércoles 8 se volverá a reunir la coordinación de estos sectores para intercambiar opiniones sobre la fecha más adecuada para esta instancia, para lo cual se está realizando una consulta con las distintas asambleas y sectores interesados. Una posibilidad es que sea el sábado 25 de mayo, para tener tiempo de organizarlo a la vez que impulsamos las actividades hacia el paro del 9 y, sobre todo, para intentar que se concrete una convocatoria a un paro nacional activo el día que se trate la ley en el Senado.
5. Plenarios abiertos del PTS para debatir estos desafíos y la necesidad de un partido de las y los trabajadores, socialista e internacionalista
Miles de compañeros y compañeras vienen siendo parte de múltiples experiencias junto a la militancia del PTS. Desde las campañas electorales donde defendimos el programa y la independencia política del FITU frente a las fuerzas políticas del régimen, resistiendo la presión (redoblada en elecciones “ejecutivas”) al “mal menor”. Este año venimos desarrollando variadas experiencias de lucha, que hemos señalado a lo largo de este artículo. Allí confluimos con personas que venían de otras sensibilidades políticas (en particular, simpatizantes del kirchnerismo) y también simpatizantes o votantes del FITU. Con todas ellas queremos abrir el debate sobre los desafíos del presente a partir de las lecciones de las últimas experiencias más agudas que vivió nuestro país en las condiciones actuales de reconfiguración de la clase trabajadora, los sectores populares y la intelectualidad. Las luchas que se vienen desarrollando muestran la potencia de la única clase productora de todos los bienes y servicios, que no sólo puede paralizar la maquinaria capitalista sino que puede defender un programa para que la crisis no la pague el pueblo trabajador. La derecha recrea sus fuerzas políticas con La Libertad Avanza como partido defensor intransigente del capital financiero internacional y su libertad irrestricta para saquear y explotar. Esa aventura los puede llevar a una derrota histórica. A eso apostamos. El peronismo busca “nuevas canciones” pero el contenido es el mismo que ya llevó el país a una situación insostenible con los últimos años de Cristina (con Kicillof como ministro) que terminaron en el triunfo de Macri y luego la “vuelta” desastrosa con Alberto, Cristina y Massa. Pero no se trató de la “falta de determinación” del anterior presidente, sino de la impotencia de un programa de gestión de un capitalismo en crisis sin romper con el FMI, el capital financiero y los grandes empresarios. Estamos en un momento histórico donde pueden emerger nuevas ideas en decenas de miles de trabajadores y trabajadoras, y nuevas formas de militancia, no burocráticas, no clientelares. La enorme repercusión que lograron nuestros diputados y diputadas en estos días muestra que somos un punto de referencia para amplios sectores. Parte del desarrollo de los sectores más activos y avanzados (vanguardia) de los procesos del presente y de luchas anteriores, es asumirse como parte de esa evolución en el terreno político no sólo en terreno nacional sino también en el internacional. Ponemos a disposición todas las herramientas de lucha política e ideológica, nacionales e internacionales, que venimos construyendo a lo largo de años de militancia defendiendo las ideas del marxismo revolucionario, del socialismo, del comunismo, del internacionalismo de la clase trabajadora, contra las derechas y contra los que las quieren enterrar para postularse como buenos gestores al servicio de los capitalistas. Estas herramientas son este diario digital y su suplemento Ideas de Izquierda (con Armas de la Crítica como edición mensual a cargo de jóvenes intelectuales), que es parte de la Red Internacional de diarios digitales, los libros de Ediciones IPS (ahora en la Feria del Libro), el CEIP León Trotsky, el programa El Círculo Rojo. Son las herramientas que usan miles de compañeros y compañeras militantes en fábricas, empresas, escuelas, hospitales, universidades y colegios, sintiéndose parte de una lucha internacionalista común con las organizaciones hermanas integrantes de la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional, que pelean en las universidades de Estados Unidos, en los lugares de trabajo y universidades de Francia, Alemania, Italia, el Estado Español, México, Brasil, Costa Rica, Uruguay y Venezuela.
Queremos invitar a aquellos y aquellas luchadores y luchadoras, integrantes de las asambleas o simpatizantes del FITU, a debatir en profundidad mientras compartimos experiencias de construir agrupaciones en los lugares de trabajo (agrupaciones obreras) o de estudio (agrupaciones estudiantiles) para seguir impulsando juntos instancias de coordinación democrática para la lucha (en la perspectiva de “comités de acción” y coordinadoras), peleando a su vez por el frente único hacia las organizaciones tradicionales de la clase trabajadora y el movimiento estudiantil que sigan teniendo influencia. En el marco de esta experiencia común, queremos abordar la cuestión estratégica decisiva: la necesidad de construir un partido revolucionario, una organización común de las y los que nos proponemos ir hasta el final en la lucha por terminar con esta sociedad de explotación y opresión, asumiendo las mejores tradiciones y lecciones de más de 170 años de lucha y organización.
Para la militancia del PTS que se viene esforzando en estos meses por participar de las luchas, organizar las asambleas y agrupaciones, seguir los debates políticos cotidianos, etc., se plantea el desafío de no reducir su actividad al activismo sino lograr un diálogo político profundo con las compañeras y compañeros que simpatizan con nuestras ideas o nos acompañan en cada pelea. Ya hay sectores de la militancia que llevan adelante una práctica así y logran mayor capacidad de movilización y fuerza militante.
Para debatir todas estas cuestiones invitamos a plenarios abiertos del PTS que haremos en cada ciudad y municipio desde el próximo fin de semana.
Esta nota fue elaborada en base a debates en la Comisión Política del PTS, con aportes de miembros de su dirección nacional.
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