La jornada del 15M demostró que hay fuerza para derrotar el ajuste de Temer. El PT y la burocracia de la CUT las quieren transformar en un apoyo electoral a Lula. Las tareas de la izquierda.
Jueves 16 de marzo de 2017 17:25
La jornada de lucha empezó con importantes paros en el transporte en varias de las principales ciudades, también con el paro de los docentes que este 15M cumplían la primera jornada de una huelga que se extenderá por diez días.
En la tarde del miércoles, todas las grandes ciudades del país fueron conmocionadas por grandes movilizaciones contra la reforma previsional.
Los trabajadores fueron al paro y tomaron las calles enfrentándose a los ataques del gobierno golpista de Temer. Un gobierno que llegó al poder gracias al poder judicial, los medios y los parlamentarios, que intenta implementar un plan denominado “puente hacia el futuro” para que trabajemos hasta la muerte, que imponga jornadas de trabajo de 12 horas, que generalice la tercerización e incluso establezca una visión de que todo el papel de las mujeres se resume a estar en el hogar.
El grito en defensa del sistema de jubilación de los trabajadores se escuchó en todo el país. La fuerza del grito vino en primer lugar de los docentes que entraron en huelga en varios lugares del país y solo no lo hicieron en San Pablo gracias a la dirección de la CUT. La jornada también estuvo marcada por la acción de los choferes y trabajadores de subterráneos, que pararon varias ciudades como San Pablo y Curitiba, entre otras.
El apoyo popular a los paros y la fuerte concurrencia a las manifestaciones, que reunieron a decenas de miles en algunas ciudades e incluso más de 100.000 en San Pablo, mostraron una disposición de lucha que puede derrotar a Temer, el Congreso y los capitalistas.
Esa gran fuerza social puede doblegar a los golpistas y sus ataques. Para eso es necesario imponer un verdadero plan de luchas a las centrales sindicales, para construir este mismo mes una huelga general.
Un plan de lucha construido por asambleas de base y elección de delegados, para que los trabajadores coordinen sus acciones y su fuerza contra el golpista Temer y los capitalistas.
La fuerza del paro y de las manifestaciones de este miércoles existió a pesar de las direcciones de las centrales sindicales, que no construyeron ninguna resistencia a los distintos ataques, en todos estos meses.
Los trabajadores mostraron que es posible enfrentar los ataques, pero para hacerlo es necesario desarrollar una lucha consecuente y la unidad de los trabajadores para enfrentar a los empresarios. Eso es lo contrario a lo que quiere Lula. No podemos permitir que la fuerza de los trabajadores se transforme en una tribuna para las aspiraciones electorales de Lula, para un proyecto de conciliación con los empresarios, con los políticos de la burguesía y toda esa élite brasilera a la que Lula siempre defendió.
En el acto de la Avenida Paulista (en la ciudad de San Pablo), Lula se dirigió a huelguistas y manifestantes, y dijo que era posible no atacar el sistema previsional. Sin embargo lo hizo cuando era gobierno. Denunció con su usual retórica que el gobierno de Temer es un gobierno sin votos. Sin embargo, hace pocos días el mismo Lula declaraba a la prensa que solo un gobierno elegido puede tener legitimidad para hacer una reforma previsional. Lula ilustra, como siempre, un doble discurso. Pero el objetivo fundamental siempre es mostrarse como una alternativa al servicio de los empresarios, como siempre hizo orgullosamente.
Las centrales sindicales alineadas con el PT buscan contener la voluntad de lucha de los trabajadores y conducirla a esporádicas manifestaciones pero sobre todo a las urnas y su jingle “Lula Lá”. Las direcciones ligadas al PT buscaron hacer que las manifestaciones tuviesen como una de sus principales reivindicaciones las elecciones “Directas Ya” (en alusión a la consigna del enorme movimiento democrático a la salida de la dictadura) para cumplir exactamente ese objetivo e impedir que los trabajadores en lucha puedan cuestionar todo este podrido régimen político que ataca nuestras jubilaciones, la salud y la educación y está carcomido por la corrupción.
Desde el Movimiento Revolucionario de Trabajadores de Brasil actuamos en cada lugar de trabajo y estudio en los que estamos, parando escuelas, haciendo un gran corte de calles en la Universidad de San Pablo, en los piquetes de subte y choferes en el país. En cada lugar, llamamos a luchar, remarcando la necesidad de que las centrales sindicales rompan su pasividad frente al gobierno para unificar los distintos sectores de trabajadores en un gran plan de lucha que construya una huelga general, frene los ataques en el camino de imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que cuestione ese régimen podrido de corrupción y quita de derechos de los trabajadores y la población. ¡Que los capitalistas paguen la crisis!